¿Realidad o ficción?
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Editorial

¿Realidad o ficción?

 


El pasado 6 de diciembre, al concluir el desayuno anual de fin de año, con los medios de comunicación, el gobernador Alejandro Murat afirmó que su administración habrá de inyectarle una suma mayor a los 100 millones de pesos, al proyecto de movilidad urbana conocido como Sitibus. Como se recordará el citado proyecto arrancó en el gobierno de Gabino Cué. Se habilitaron las rutas por donde pasaría, se montaron para-buses y la carpeta asfáltica tuvo un tratamiento especial para soportar el peso de los autobuses y la circulación de los mismos. En el Periférico se retiraron las vías del viejo ferrocarril que iba de Oaxaca a Taviche, Ocotlán y se hicieron cuantiosas inversiones, que algunos calculan en cientos de millones de pesos.
Era evidente que la administración anterior, que había empezado el proyecto tardíamente, jamás lo habría de concretar. Sin embargo, esa abominable falta de continuidad entre un gobierno y otro, habría de mostrarse con toda su insensatez en el actual gobierno. En el afán de cuestionar la corrupción y el saqueo del anterior gobierno, proyectos como el que nos ocupa simplemente se echaron a la basura. El resultado ha sido brutal: los para-buses han sido destruidos en su mayoría. El vandalismo y la perversidad de la gente han sido letales para el citado proyecto. Los millones invertidos parecen haberse ido a la basura. Una flotilla de más de 40 autobuses, se encuentran prácticamente abandonados en un corralón del gobierno estatal sin haberles dado uso, contribuyendo con ello a su deterioro. Que recordemos, sólo una vez se les ha dado uso: en La Guelaguetza 2018, cuando prestaron el servicio gratuito del zócalo al auditorio.
Por ello, no ha dejado de sorprender el anuncio que hizo el ejecutivo estatal, al afirmar que se hará una nueva inversión, cuando todo mundo sabe que se ha gastado demasiado dinero público para tal efecto, sin resultados concretos. Esto es, lo que se pretende es meterle dinero bueno al malo, habida cuenta de que la ciudadanía no ha visto resultados tangibles del proyecto citado. La lógica demanda una investigación a fondo sobre los recursos erogados para tal efecto y una auditoría, que permita conocer lo que se ha hecho, lo que se ha perdido y lo que falta por hacer. En efecto, no es tarea fácil, pero es necesaria. No se puede permitir que sigamos teniendo sobre nuestras espaldas un gasto demasiado oneroso, para seguirlo pagando sin término de tiempo.

Peligro en ciernes

Con la temporada decembrina también aparecen eventos desafortunados. Se trata de los accidentes que se generan con el manejo de la pirotecnia. Hace un año ocurrió una tragedia en una comunidad del distrito de Etla, con saldo de varios heridos. Se dio justamente cuando se realizaba una posada decembrina. Pero los accidentes con constantes, sobre todo porque en el estado,particularmente en los Valles Centrales, existen muchos polvorines que operan en la clandestinidad, habida cuenta de que según la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), la única responsable para el manejo de pólvora y explosivos, sólo tiene registrados once.
No obstante, los operativos que realizan autoridades federales, estatales y municipales en mercados o tianguis, la venta de cohetes, chinampinas, palomas, buscapiés y demás, sigue adelante. Ello se lleva a cabo, obviamente de manera clandestina. Las muertes por explosiones en lugares en donde se elaboran de manera artesanal, suman decenas cada año, ahora en Ejutla, en Ocotlán y otras cabeceras de distrito. Casi siempre los siniestros por el manejo de pólvora y cloratos son mortales. Sin embargo, tal parece que los operativos para descubrir dichos polvorines clandestinos han fracasado, pues se sabe de ellos, cuando hay algún accidente. Ello pone en evidencia que la venta de pólvora y otros insumos operan asimismo de manera ilegal. De haber controles estrictos eso no pasaría. Han pasado ya las principales fiestas patronales que celebran los oaxaqueños y, sobre todo, en las comunidades revisten una importancia singular: la Virgen de Juquila, de Guadalupe y La Soledad, y no se ha visto por ningún lado que se publiciten medidas profilácticas para evitar que la pirotecnia siga causando accidentes mortales.
Porque si bien es cierto que la operación y venta clandestina a veces es solapada por las mismas autoridades, también es cierto que, de haber recomendaciones o advertencias, con certeza los padres evitarán que sus hijos participen o se involucren en festejos en donde haya castillos, toritos y otros juegos tradicionales. Deben pues realizarse operativos para detectar sitios de venta, bodegas, distribuidoras, etc., que pongan en riesgo no sólo a una o dos personas, sino a colonias enteras o mercados repletos de gente. Ya lo hemos visto en otros lugares. Hay que evitar que nos ocurran siniestros semejantes.