Doble discurso
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Opinión

Editorial

Doble discurso

 


Los dobleces y la simulación en el gobierno de la llamada Cuarta Transformación, mantienen al pueblo mexicano inquieto y en zozobra. Se ha exagerado en temas como la seguridad. Revelar el nombre del oficial del Ejército, responsable de las tareas de inteligencia en temas del narcotráfico, ha puesto al mismo en la mira la delincuencia organizada, pero además, ha revelado secretos de Estado que incluso, en las mismas esferas gubernamentales se desconocían. Una de las reglas que el mismo ejecutivo federal ha violentado es la referente a la protección de datos personales.
Preocupa sobremanera que un día en la mañanera se diga una cosa y al día siguiente se diga lo contrario. Hay inconsistencias, banalidades, culpas ajenas y se habla de temas como el “golpe de Estado”, que el presidente Andrés Manuel López Obrador, mencionó en redes sociales, equiparándose con Francisco I. Madero y haciendo mención de su gran arraigo popular. Que se sepa, a la fecha, nadie ha hablado de una cosa semejante, no obstante el papel tan denigrante que se le ha otorgado al Ejército Mexicano, humillado y vilipendiado por el mismo gobierno federal. Asumimos que el primer mandatario está jugando con fuego y no ha terminado de dimensionar la gravedad del tema de seguridad, luego de los eventos del 17 de octubre en Culiacán, Sinaloa.
Algunos miembros de su gabinete juegan, asimismo, con la simulación. Hace unas semanas la secretaria de Gobernación, Olga Cordero Sánchez ratificó en el Senado de la República su rechazo tajante a la llamada “Ley Bonilla”, criticada por su ilegalidad y violación a la Constitución. Sin embargo, a principios de este mes y en privado le dijo al citado Bonilla, gobernador de Baja California, burlándose prácticamente de la ley y de lo dicho ante senadores, que la su mandato de cinco años era legal. La pregunta es: ¿a qué está jugando el gabinete de López Obrador, con estas barrabasadas?
Aún no terminan de disiparse las torpezas del affaire Culiacán que, durante al menos las dos últimas semanas han sido para el gobierno federal, una sarta de contradicciones, verdades a medias y ataques a los medios de comunicación, tratando de endosarle las culpas de un proyecto fallido y la falta de estrategia de la Federación en el tema de seguridad. Los mexicanos estamos viviendo los escenarios propios de una dictadura encubierta con el voto popular y la presunta simpatía de más de 30 millones de mexicanos.

Libertad de expresión en riesgo

El 11 de marzo de 1994, en la Conferencia Hemisférica sobre la Libertad de Expresión, la Sociedad Interamericana de Prensa (Sip), concluyó con la llamada Declaración de Chapultepec, en la que se establece que ninguna ley o acto de gobierno puede limitar la libre expresión. Más aún: “ninguna sociedad que se llame democrática puede limitar el ejercicio de la libertad de expresión”. La Asociación Mexicana de Editores de Periódicos, A.C. (Ame) durante el período 1999-2006, ratificó en diversos foros, la libertad de prensa como uno de los ejes de las sociedades democrática, que ninguna disposición oficial puede acotar o limitar.
Sin embargo, con lo que hemos visto en los últimos tiempos, aquellos medios como EL IMPARCIAL. El Mejor diario de Oaxaca, que a lo largo de 68 años de existencia hemos hecho un ejercicio responsable e institucional de dicho derecho constitucional, percibimos en los tiempos actuales, un gran riesgo para la libertad de expresión. Los señalamientos constantes a ciertos medios de comunicación impresos y electrónicos, así como los despidos de periodistas críticos que han sido acosados y perseguidos por no validar los excesos del actual régimen, pone en entredicho dicha libertad y los preceptos de nuestra Carta Magna. Bajo ninguna circunstancia hemos de justificar que se diga que tal o cual medio es conservador o cuyas notas, sean interpretadas como ataques sistemáticos, porque es la prensa fifí. Menos que se cuestione a reporteros de tal o cual medio, como enemigos de la Cuarta Transformación.
El bono democrático que dio el triunfo arrollador al actual gobierno puede hacer agua o pulverizarse ante tanta torpeza. La prensa libre no se puede licenciar, más que con medidas punitivas que hagan del gobierno una instancia cada vez más alejada de las causas del pueblo y de la verdad con la que se mandata. Por todo ello, habremos de reconocer que existe entre los medios impresos y electrónicos de todo el país, una justificada inquietud. Las medidas que pretende instrumentar el gobierno están muy lejos de los principios democráticos con los que ganó el voto popular. Esperamos que estos constantes atropellos no se traduzcan en hartazgo ciudadano y en un camino que socave todo lo bueno que el pueblo de México pretende del actual régimen. Jugar con fuego siempre es un albur. Esperamos que así se entienda.