El dengue prolifera
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Opinión

Editorial

El dengue prolifera

 


Hospitales y médicos particulares han detectado en los últimos días un incremento en los casos de dengue clásico y hemorrágico en la entidad, pero particularmente en los Valles Centrales y aún en la capital oaxaqueña. Escuelas del sector público y privado han tenido faltas en este inicio de cursos, justamente por problemas derivados de la proliferación de la enfermedad que, como todo mundo sabe, lo produce el mosco aedes aegypt. En algunos espacios hemos criticado la apatía y la falta de atención de las autoridades para atender este problema. Es ya vox populi la falta de fumigación por parte de las autoridades, lo cual inhibía mucho la proliferación del vector. Ni campañas de publicidad ni acciones enérgicas para combatir este mal que, mal cuidado, puede derivar en muertes, como las que se han presentado en algunos lugares del estado. Por ejemplo, ya hemos mencionado Salina Cruz. Pero se han dado otros casos igualmente graves por dengue hemorrágico. Sin embargo –hay que reconocerlo- no hay respuesta ni del gobierno federal ni el estatal. Hay datos precisos de que en la Colonia Reforma se han presentado casos de dengue clásico, para que no se diga que solamente en zonas marginales o colonias populares. Los casos están probados.
Ante la apatía de los Servicios de Salud en el Estado (SSO), los que se han llevado las rentas son los laboratorios y los hospitales privados. Y es definitivo, no hay atención al respecto en los centros de salud u hospitales privados. El costo de un examen de sangre para detectar la presencia de dengue, zika o chikungunya es de más de dos mil pesos. Difícilmente lo pueden pagar personas de escasos recursos que se avienen mejor a padecer la enfermedad con sólo medicamentos para controlar el dolor de cuerpo o de cabeza. Las fiebres son brutales y sobre todo en los niños dejan graves secuelas. Ausentismo escolar, atraso en las tareas cotidianas, daños en su ritmo normal de vida. En los adultos es asimismo grave. Falta de productividad en el quehacer cotidiano, desgano, fiebres de alrededor de los 40 grados, falta de apetito, etc. Los efectos pues no son simples. Se entiende que la crisis en el sector salud es a nivel nacional, pero hay entidades en donde los organismos locales deben poner su parte. Oaxaca, ya lo sabemos, tiene una alta incidencia en enfermedades tropicales. No es pues un asunto menor el hecho de decir no hay recursos o poner de pretexto este argumento para omitir medidas preventivas.

 

Saneamiento postergado

 

No obstante el amparo logrado del Poder Judicial de la Federación, el organismo civil, Litigio Estratégico, continúa su batalla legal y de convencimiento para que las autoridades competentes hagan su parte en el saneamiento del Río Atoyac. Ya es sabido que el afluente más importante que pasa por la ciudad capital y decenas de municipios en los Valles Centrales, se ha convertido en un foco de infección, a raíz de la basura, las descargas de aguas negras y la polución, que afecta su lecho. Otro de los problemas que enfrentó dicho afluente fue la invasión de sus playones y de su propio cauce por parte de sindicatos y organizaciones que, sin permiso alguno, se apropiaron de espacios considerables. Por fortuna, una severa acción del gobierno estatal permitió su rescate, aunque éste se dio a medias, habida cuenta de que hay construcciones, incluso de material, que siguen obstaculizando la corriente del río. No se han destruido y se presume que sigue viviendo gente ahí o se siguen utilizando para fines diversos. Se logró pues, sólo una parte del objetivo. No se ha consumado del todo.
Hay razón pues que con la visita que hizo la semana pasada a la entidad, la presidenta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), los directivos de Litigio Estratégico hayan aprovechado para firmar con ella un instrumento que justifica su lucha en pos del saneamiento del Río Atoyac. No se trata de una lucha más o de simples argumentos, sino de una cruzada por la salud de miles y miles de oaxaqueños, cuyas viviendas están ubicadas en sus márgenes y poblaciones completas que históricamente alimentaban los mantos freáticos de sus suelos, ahora contaminados por la inconciencia e irresponsabilidad tanto de autoridades como de ciudadanos. La capital está rodeada de ríos, arroyos y otros afluentes, todos ellos convertidos en estercoleros y zahúrdas. El Río Salado, por ejemplo, ha devenido depósito de carros cisterna de desechos orgánicos extraídos de fosas sépticas. No obstante la denuncia de la ciudadanía, dichas acciones se cometen a diario y sin freno ni sanción alguna. Un recorrido por sus márgenes dará muchas sorpresas. Cientos de descargas de aguas residuales llenan su caudal y provienen de zonas densamente pobladas, como fraccionamientos o colonias populares. Ni las autoridades federales, estatales o municipales, intervienen para frenar este ecocidio.