Abandono citadino
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Editorial

Abandono citadino

 


Las redes sociales han servido para difundir en el momento en que se dan las cosas, imágenes y comentarios respecto a nuestra vida cotidiana. Sin tratar de demeritar el trabajo que realiza el ayuntamiento de la capital oaxaqueña, a mes y medio de haber iniciado esta administración, es prudente cuestionar el abandono en que se encuentran algunos espacios de la capital oaxaqueña. Por ejemplo, a raíz del problema con el comercio en la vía pública, ya no sabe uno si está en el zócalo de la capital o en el Mercado de Abasto, dada la utilización de nuestro espacio más emblemático como tianguis de venta de verduras o fruta. Es obvio que dicha situación no es algo fortuito, detrás subyace una perversidad inaudita de los dirigentes a quienes poco importa la imagen de la capital, con tal de lograr sus propósitos más aviesos, que conlleva a doblegar a las autoridades. Otra de las imágenes más recurrentes es la de esquinas o sitios en donde gente sin escrúpulos deposita su basura, sin ser objeto de sanción. Cualquier hijo de vecino saca sus bolsas a la calle y no esperar a que pase el camión recolector. Muchas de esas personas han sido video-grabadas o les han tomado fotos.

Entre la problemática urbana está el crecimiento inusual de puestos de venta de todo tipo de productos y la aparición cada día de uno nuevo. Así, de aquellos puestos que vendían mercancía de origen chino, al día siguiente ya apareció otro de venta de papas fritas o de raspados. El problema –lo sabemos- no es simple. Los grupos y organizaciones de ambulantes han mostrado estar dispuestos a todo por tal de apropiarse de las calles y banquetas. Y han exhibido sus mecanismos de fuerza. Ya los vimos en acción hace poco más de dos semanas, cuando aparecieron hasta transportistas del Sindicato Libertad para defender a los comerciantes. Ello implica que a su actuar en la ilegalidad se agrega la violencia. De mostrarse demasiado tolerante, no hay que soslayar que de un momento a otro reaparezcan en El Llano los viernes, pese a la protesta ciudadana que luchó para que los cambiaran de lugar. Quienes caminamos por el Centro Histórico y vemos con preocupación la pésima imagen que ello nos da ante propios y extraños, sólo esperamos que en algún momento se haga uso de la fuerza y la ley, pero nuestras calles, parques, Alameda, zócalo y banquetas, no deben ser más patrimonio de violentos y facinerosos.

Proyectos controvertidos

Sin empezar siquiera, algunos de los proyectos que se ha propuesto realizar el gobierno federal están haciendo agua. Éste es el caso del Tren Maya, que ha despertado ya una corriente en contra y de refilón, el Proyecto Transístmico. Ambos proyectos, desde luego, tendrán algún tipo de impacto ambiental, situación que están utilizando los “luchadores sociales” de siempre, para tomar bandera. El proyecto de construir una vía férrea del Puerto de Salina Cruz a Coatzacoalcos, no es nada nuevo, salvo que ahora hay cientos o miles de falsos redentores, ecologistas o simples oportunistas, que sacarán la bandera de las afectaciones a la zona de Los Chimalapas. Ello obligará tanto al gobierno federal como el estatal a promover la consulta con las comunidades, sobre todo con los pueblos indígenas que, en defensa de su territorio, su lengua o sus costumbres, pueden hacer abortar cualquier programa o proyecto que inserte al país en la ruta de la modernidad. He ahí la oposición de grupos y organizaciones istmeñas a la construcción de parques eólicos para sacar beneficios. La cadena de crímenes que ha azotado a la región istmeña, tiene que ver también con los proyectos de energía limpia.

El gobierno de Alejandro Murat está obligado pues a avanzar en las pláticas con comunidades o actores sociales para allanar el camino al proyecto a que hacemos referencia. El desarrollo de Oaxaca no puede estar supeditado a la oposición de los mismos de siempre: los que se oponen a la explotación de minerales o de energías limpias. La oposición a dichos proyectos está ya muy manipulada. Observadores han descubierto que la resistencia a determinados proyectos tiene que ver con las fuentes de financiamiento que reciben ciertos grupos. La idea es allanar el camino para que sean los países de cuyas fuentes reciben recursos los que se beneficien. No hay nada genuino pues en la famosa lucha. No es fortuito en que a muchos los hayamos calificado como falsos redentores sociales. Hay que ver nada más los grupos y organizaciones que están detrás de los proyectos de generación de energía eólica para darse cuenta de dónde proviene la oposición. Pero de no atenderse a tiempo esta situación lo más probable es que cuando los inversionistas lleguen para ejecutar las acciones encaminadas a hacer realidad el referido proyecto, los grupos opositores estarán más engallados en hacerlo abortar.