Crisis sanitaria
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Opinión

Editorial

Crisis sanitaria

 


La Secretaría de Salud en la entidad, independientemente de la información sobre nuevos hospitales y obras realizadas, de las que informó el titular, Donato Casas Escamilla en su pasada comparecencia ante la Comisión de Salud, en la LXIV Legislatura del Estado, ha transitado por una severa crisis. Y hay razón en ello. Desempeñar una labor tan delicada como es salvaguardar la vida y la salud de los oaxaqueños, con números rojos y sin dinero, en realidad es un acertijo. Sin pretender culpar de todo al de atrás, en la pasada administración se gestó lo que hoy se ha convertido en un grave déficit financiero. Solamente el manejo de la nómina impide sanear la economía, pues ha representado un problema creciente de dinero. Son miles de millones que se han tenido que pagar para hacer frente a demandas constantes de los sindicatos y a una abultada nómina de empleados que fueron contratados sin contar con el techo financiero adecuado. Los Servicios de Salud en la entidad requieren más de 4 mil millones de pesos para poder cumplir a cabalidad con su cometido. Pero el gobierno estatal no los tiene. La crisis de liquidez y falta de recursos sigue permeando en toda la estructura estatal.

Adicionalmente a lo expuesto por Casas Escamilla, se advierte que la crisis por la que atraviesan loa SSO, son un callejón sin salida, pero además, hay que reconocer que ahí se han enquistado los peores vicios y la corrupción. Por ejemplo, hoy en día se habla de licitaciones amañadas para la adquisición de medicinas y equipo, también de maniobras poco claras de la Sección 35 del Sindicato Nacional de Trabajadores de Salubridad y Asistencia (SNTSA). Salud, pues, ha sido una pila de agua bendita en donde todo mundo mete la mano, sobre todo para sacar dinero. Bajo esta perspectiva no hay mucho qué esperar de una mejora en la política sanitaria del gobierno de Alejandro Murat, pero al menos, debe haber un intento de sanear las finanzas de dicha dependencia. La salud debe ser, sin duda alguna, una de las prioridades de esta administración. He ahí el por qué se han dado ya casos graves de hepatitis, influenza y dengue hemorrágico sin que se haya visto una respuesta enérgica de los SSO. Pero también apatía en la ejecución de obras, pues el argumento es que muchos hospitales fueron heredados del pasado en obra negra.

 

La nueva moral pública

 

Las comparecencias recientes de funcionarios del gobierno estatal ante las diversas comisiones en el Congreso del Estado, han exhibido una realidad palpable: los y las legisladores han demostrado no sólo ignorancia supina sino además, una torpeza aberrante. El papel del presidente de la Mesa Directiva de la LXIV Legislatura, el ex reportero, César Morales Niño, al agredir al Secretario de Finanzas, Jorge Gallardo Casas con palabras soeces, demostró la medianía y estupidez que habrá de prevalecer, con sus contadas excepciones, en los próximos tres años. Los nuevos depositarios de la moral pública, representados por el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), mimetizan las torpezas que se cometen en el ámbito nacional y que, como dijimos en este espacio editorial ayer, mantienen al país en una honda preocupación. La comparecencia del Secretario General de Gobierno, Héctor Anuar Mafud, no fue lo que se esperaba. Ni siquiera se le permitió explicar las circunstancias de la gobernabilidad o inestabilidad social y política, pues a poco de completar los diez minutos de exposición, se soltaron los demonios de los cuestionamientos y diatribas legislativas. Diputados (as) que no saben, ignorantes y torpes, mostraron su incapacidad y falta de formación, recurriendo a los espacios comunes.
En contra de lo que se ha hecho en legislaturas anteriores, en las que titulares como Finanzas, General de Gobierno, Salud u otras, comparecían ante el pleno, la modorra se exhibe en ésta, pues las comparecencias se han hecho sólo en comisiones. Pese a ello y sin cifras o información para cuestionar, los flamantes legisladores (as), se han ido por la tangente. Por ejemplo, la forma tan pueril y burda en la que se cuestionó al titular de Economía, en la que se superpone fijarse en su apariencia física o posturas familiares, por encima del tema de la economía en la entidad. En fin, las comparecencias de los funcionarios del Poder Ejecutivo parecen haber sido un desfogue de frustraciones personales de nuestros representantes populares, más que abundar sobre el II Informe que rindió el pasado 15 de noviembre, el gobernador Alejandro Murat. Ha sido parte del escarnio público y de la anécdota. Pero como mucho se ha dicho: los pueblos tienen los gobiernos y los representantes populares que se merecen. Diputados y diputadas que ganaron con el efecto Andrés Manuel López Obrador, hoy convertidos en los nuevos depositarios de la moral pública.