Un mal augurio fue para Oaxaca, la visita del presidente Andrés Manuel López Obrador, que concluyó ayer domingo, frente a un escenario inédito a nivel nacional, que le ganó y no de manera fortuita, la peor crítica que haya tenido un primer mandatario. La liberación de Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, fue un episodio que no ha encontrado justificación en el marco jurídico y constitucional del país. Tal como cabecearon los principales diarios del país e incluso algunos reconocidos a nivel mundial como The Wall Street Journal, The New York Times o El País, la delincuencia organizada prácticamente doblegó al Estado Mexicano.
En la entrevista que le hicieron a López Obrador, el viernes por la mañana, justo antes de iniciar la undécima gira por la entidad, además, la segunda más larga, habida cuenta de que se prolongó por tres días, los representantes de los medios de comunicación abundaron en preguntas sobre la situación del país en este escenario de violencia e impunidad. Y en efecto, México camina en sentido inverso al esperado. Cero crecimiento, nula inversión, inseguridad galopante y la certeza de que los hechos criminales de la semana anterior, siguen viéndose bajo el prisma de la superficialidad y la banalidad.
En el ámbito estatal y si bien las constantes giras del presidente ubican a Oaxaca en un radar privilegiado de la Federación, también es cierto que salvo recorridos, saludos de mano, encuentro con grupos étnicos, supervisión del sistema de salud, no hay apoyos adicionales dignos de reconocer a la investidura presidencial. Recordemos que durante los gobiernos llamados neoliberales, cada gira de los presidentes por el interior del país, representaban una bocanada de aire fresco a las entidades, habida cuenta de que cargaban de manera simbólica, una bolsa adicional de recursos.
Para nuestra desgracia, salvo las ocasiones en que se pusieron en marcha programas como el de pavimentación de caminos rurales o el Proyecto Transístmico, no se ha visto la intención presidencial de hablar de recursos para fortalecer el magro presupuesto estatal o de proyectos prioritarios, que los hay y muchos. El resto de las giras presidenciales sólo han sido de supervisión y de encuentros. Alguien ha dicho que AMLO parece seguir en campaña. Y no es nada descabellado. La reciente gira se dio, casi de manera simultánea con las asambleas distritales de su partido: Morena.
Transporte seguro y confiable
La delegada estatal del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Concepción Rueda Gómez, ha estado en el ojo del huracán en los últimos días. Uno de los temas es haber otorgado la concesión del traslado de derecho-habientes a empresas de transporte, que no tienen ni la experiencia ni la capacidad para cumplir con dicha tarea. Dicha medida generó preocupación, habida cuenta que hace si acaso un par de semanas uno de los vehículos contratados tuvo un accidente, con el saldo trágico de un paciente muerto, mismo que era trasladado.
La crítica se ha volcado sobre dicha medida pues se declinó de los servicios que para tal efecto prestaba la empresa, Autobuses de Oriente (ADO), cuya experiencia de servicio a los usuarios del transporte se remonta a varias décadas, haciendo de sus unidades, un medio seguro, confiable, puntual y eficaz. Por información obtenida de la citada empresa, sus operadores son capacitados de manera permanente, haciendo de ellos profesionales tanto frente al volante como en el trato con los usuarios. Toda comparación con las unidades que la dependencia contrató para el traslado de pacientes y enfermos, es sencillamente ociosa.
Para quienes viajan de manera frecuente u ocasional a la Ciudad de México, Puebla, Tehuacán y ciudades del Sureste como Tuxtla Gutiérrez, Villahermosa, Campeche, Mérida, Cancún y otras, ante lo oneroso que hoy en día resulta la vía aérea, optan como el transporte terrestre y la calidad del servicio que presta ADO. Por tanto, cualquier comentario doloso o fortuito sobre un supuesto mal servicio, resulta siempre intrascendente, en virtud de que los años de experiencia acumulados superan en mucho cualquier eventualidad, de la que ninguna línea estará exenta, como es el caso de los retrasos de salidas, llegadas o en carretera e incluso siniestros.
Esperamos que las autoridades a que hacemos referencia consideren de nueva cuenta los servicios de la empresa que nos ocupa, a fin de evitar poner en riesgo tanto a pacientes como derecho-habientes, en las rutas elegidas exprofesso para su traslado. No es cuestión menor salvaguardar o proteger la vida de enfermos o afiliados, peor aún ponerla en las manos de personas sin experiencia y la habilidad que, está demostrado, se ha ganado a pulso la línea camionera a que nos referimos.