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Diputados complacientes

Los integrantes de la LXV Legislatura del Estado se han visto complacientes en la comparecencia de los funcionarios que integran el gabinete del gobernador Salomón Jara Cruz, en la glosa del Primer Informe de Gobierno.

Hasta ahora se han convertido en cómplices o tapaderas de los funcionarios que hasta el momento han comparecido ante el pleno, pues obvio es que pertenecen al partido Morena, la cual es mayoría en el Congreso local, o son de los partidos satélites, como el Partido Del Trabajo o Verde Ecologista, que no pueden ir en contra, pues comen migajas del gobierno morenista.

Los representantes populares están peor que las legislaturas pasadas, pues las comparecencias de aquellas épocas eran largas, controvertidas y hasta sacaban chispas con una oposición combativa, no como la que hay ahora, apocada, gris, temerosa y lambiscona.

Los únicos que se han exhibido son los propios diputados, cuyas limitaciones saltan a la vista, como el no poder leer bien (lee mejor un niño de tercer año de primaria), no saber cómo o qué preguntar y, sobre todo, la zalamería que proyectan al desgranar elogios a no poder al funcionario compareciente.

Así, han desfilado sin mayores problemas funcionarios como Jesús Romero López, de la Secretaría de Gobierno, quien ha dejado mucho que desear al frente de la Sego; Netzahualcóyotl Salvatierra, de la Secretaría de las Infraestructuras; Alma Lilia Velasco Hernández, de los Servicios de Salud de Oaxaca; Haydee Claudina de Gyves Mendoza, titular de Semovi o bien el titular de la Secretaría de Cultura, Víctor Manuel Vásquez Castillejos, entre otros.

Habría que preguntarle muchas cosas a estos funcionarios públicos, al cual el pueblo les paga bien, no obstante, su dudoso desempeño al frente de las instituciones.

¿Sabrán los legisladores la trascendencia del papel legislativo que pesa sobre sus hombros? No. La verdad que no. Ellos solo saben y aplican bien lo que decía Winston Churchill: “Un buen político es aquel que, tras haber sido comprado, sigue siendo comprable”.

Ya pasó la época de los políticos dignos, de los políticos que defendían su postura ideológica y hasta su partido, a balazos. Ahora la mayoría se vende al mejor postor. Brincan como moscas de lodazal en lodazal e incuban en cualquier estercolero.

Ellos desconocen de los principios de sus partidos. ¿Para qué?, si mañana o pasado otra será la camiseta que los lleve a segur medrando del pueblo.

En el Congreso de Oaxaca las sesiones duran lo que un abrir y cerrar de ojos; el debate no existe, solo existe abundante botana, café y refrescos que los legisladores devoran en las sesiones, aunque tengan en frente la cámara de la televisión. La vergüenza no existe.

La mayoría son improductivos para elaborar leyes. Son tan flojos, que públicamente se suman a las propuestas de ley de los que sí trabajan. Son diputados parásitos que tampoco asisten a las sesiones porque están en “asuntos importantes” cuando tampoco recorren sus distritos. Y aún así quieren repetir un año más o buscar otro cargo de representación popular con promesas de campaña que jamás cumplen. Lo peor es que padre e hijo o madre e hija están en la misma legislatura o tienen a su familia en cargos públicos importantes.

Porfirio Muñoz Ledo fue muy estricto en las sesiones del Congreso. “A los diputados y diputadas, tomen sus asientos y cesen conversaciones sobre otros temas. Este no es un salón de diversiones ¡sino un Congreso!”, mencionó durante la celebración de una sesión de la Cámara de Diputados cuando fue presidente de la Mesa Directiva en 2019.

En las comparecencias se puede ver precisamente eso. Cómo los diputados se la pasan platicando con el compañero de al lado, o mandando mensajes con su celular, faltándole el respeto a los propios comparecientes.

Desperdicio de tiempo, el de las comparecencias. Por salud, debieran cancelar esos actos circenses para disimular que hay democracia

Según el ingreso laboral per cápita de México, en el primer semestre de 2021 cada diputada y diputado le costó a Oaxaca más de 15 millones de pesos.

Datos de 2022 señalan que un diputado del Congreso del Estado de Oaxaca pasó de ganar 42 mil pesos netos mensuales en la 64 Legislatura, de 2018 a 2021, a tener un salario de 65 mil 800 pesos en la actual Legislatura. Pero obvio que reciben “moches” en lo oscurito, aunque el gobierno actual lo niegue con insistencia.

Los poderes legislativos no solo importan para redactar o desechar leyes: sus responsabilidades incluyen aprobar y modificar los presupuestos estatales, auditar el destino de los recursos públicos y llamar a rendir cuentas a quienes excedan los límites presupuestales.

Las auditorías, en particular, son relevantes porque vigilan el ejercicio del gasto público y su transparencia. Contar con poderes legislativos estatales profesionales y transparentes es esencial para la competitividad de los estados. Sin embargo, eso no lo saben nuestros ilustres representantes populares. ¿O sí?

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