¿En qué somos competitivos? ¿Una tumba vacía?
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¿En qué somos competitivos? ¿Una tumba vacía?

 


Competitividad de Oaxaca

Con la llegada del nuevo presidente municipal al gobierno de la ciudad de Oaxaca se pondrán en el tapete de las discusiones una serie de temas fundamentales para el desarrollo de esta ciudad capital. La preparación del maestro Francisco Martínez Neri, nos obliga a pensar que su administración estará basada en estudios y estrategias bien fundamentadas para que la acción de gobierno tenga un efecto multiplicador. Un tema interesante es: ¿qué lugar ocupamos en la competitividad de las ciudades del país? No existen muchos documentos que puedan analizar esa variable. Uno de los más bien fundamentados es el del Instituto para el desarrollo regional, del Tecnológico de Monterrey, lamentablemente con datos de 2012, el cual ha sido reinterpretado por Eliseo Mendoza Berrueto, quien acaba de publicar un texto con el patrocinio de El Colegio de México intitulado El mundo del comercio y la competitividad.
El documento plantea cuales debe ser la mejor estrategia a nivel regional para ser competitivos localmente y contribuir al fortalecimiento del país en esa área.
Para facilitar la comprensión el documento divide las entidades en avanzadas, intermedias y más retrasadas. La ubicación y movilidad de los estados es interesante, aunque irregular, algunos mejoran en desempeño económico y empeoran en eficiencia en los negocios. Existen otras variantes en las cuales dan altas y bajas. Todos los estados fronterizos con excepción de Tamaulipas forman parte de los 10 primeros lugares en el ranking de competitividad. En el grupo de los más rezagados destacan por su atraso Chiapas, Oaxaca y Guerrero.
Está claro que a nivel de desarrollo general los oaxaqueños llevamos años de atraso imposibles de superar. Malos gobiernos, mal desempeño de una iniciativa privada que invierte sus ingresos fuera del estado, falta de una infraestructura productiva y de capital humano, nuestros mejores hombres se desempeñan en otros estados y países con gran eficiencia y reconocimiento.
Se observa en este estudio que los cinco estados que tienen el más bajo nivel de competitividad cuatro tienen el más bajo rango de producto interno bruto “per cápita”, los que nos ubica dentro del circulo vicioso de la pobreza. Una entidad es pobre porque es pobre, desde su origen y destino.
Soy optimista y espero que este jalón que el presidente de la república AMLO, le está dando a todo el sureste y a Oaxaca en especial, con programas específicos, así como sus constantes visitas, nos permitan acelerar el paso en algunas aéreas.

¿Una tumba vacía?

Los primeros días de junio de 1911, don Porfirio navega la distancia que separa el puerto de Veracruz de La Habana, sale exilado del país que había gobernado más de 30 años. El día anterior 31 de mayo, hace 101 años, el puerto de Veracruz despidió al “Caudillo Glorioso” como lo llamó Victoriano Huerta en el discurso oficial de despedida.
Don Porfirio no perdió su entereza, ni serenidad. Escuchó impasible los cañonazos, y se despidió de mano de los soldados de la Guardia Presidencial que lo habían acompañado de la ciudad de México al puerto de Veracruz donde tomaría el “Ipiranga” rumbo a Europa. En una parte de su discurso, además de pedirle a los soldados mexicanos la obediencia más absoluta, la más completa, subordinación añadió: “Yo me voy, aunque temporalmente, pero mi corazón se queda con ustedes”. De eso han pasado 101 años y ni después de muerto ha vuelto, al menos oficialmente, a la tierra mexicana.
Los diarios de esa época, El Correo Español, La Iberia, El Imparcial, dedican sus primeras planas a reseñar la partida de Díaz. Un grupo numeroso de la población femenina le entregó ramos de flores a su esposa. En términos históricos era el fin de una época del país.
Díaz partió firme y apesadumbrado, seguramente pensaba que no volvería a ver esta tierra, pero que sus restos podrían descansar en la patria que hoy abandonaba. Quería que lo enterraran en Oaxaca en la iglesia de la Soledad, lo que Carmen Romero Rubio le prometió solemnemente antes de su muerte. En teoría, hay una tumba vacía en el altar de la Virgen de la Soledad de Oaxaca, donde su esposa Carmelita prometió que descansarían sus restos.
La partida de Porfirio Díaz de México significó el derrumbe de una forma de organización de un mundo regido por valores específicos y por consiguiente, de una idea de cultura, que seguramente persiste en algunas formas. Finalmente, el porfiriato creó junto con un modelo económico, un concepto de vida y cultura, una serie de valores que servían de marco de referencia a la sociedad mexicana. Un estilo afrancesado que hoy llamaríamos “fifís”. Escribo esto sin falsas nostalgia, nada más alejado de mi pensamiento que esa apoca, finamente el porfiriato había cumplido su ciclo histórico.
La revolución mexicana también creó su escala de valores que se ha ido transformando hasta estos años, vemos ahora que se ha vuelto a poner en el tapete de las discusiones los problemas de la cultura mexicana, antropológicamente hablando y los comportamientos que provoca la sociedad del siglo XXI
Hace algunos años platicando en los portales de Oaxaca con “Che, Che”, tocamos este tema y me afirmó que los restos de Porfirio Díaz estaban en Oaxaca, que Carmelita no quiso dejar a las circunstancias políticas el lugar donde reposaran los restos de su amado esposo y gran dictador de la república, de manera que en forma silenciosa y en contra de muchas voluntades familiares, sacaron los restos de la tumba del cementerio de Montparnasse, del hombre que murió en Biarritz, y sus servicios religioso se celebraron en la iglesia de Saint Honoré L´Eylau.