Una tregua imposible
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Debates y Deslindes

Una tregua imposible

 


El principal depredador: el hombre

 

ES muy difícil que se llegue a un entendimiento o por lo menos una tregua entre Andrés Manuel López Obrador y sus enemigos, no adversarios. Ellos representan los intereses económicos más poderosos de México y no están dispuestos a perder sus privilegios, se dieron cuenta que la Cuarta transformación va en serio y se han levantado en gritos plañideros y amenazas de muerte.

Los grupos son diversos y tienen un objetivo común, molestar y agredir a la administración de Andrés Manuel López Obrador. Hay una serie de personas muy emocionales que lo odian por complejos de clase social. Consideran que no es del grupo de los “fifis”, que no habla inglés y que no tiene “clase”. Esos son conservadores irreconciliables. López Obrador tendría que volver a nacer para que lo aceptaran.

El grupo de periodistas que en los sexenios pasados actuaron como voceros de la opinión pública tenían varios programas de TV y Radio y columnas en los periódicos. Cuando se descubrió que por debajo de la mesa el gobierno a través de diversas secretarías y con contratos por campañas e inserciones de información pagada, reciben decenas de millones de pesos anuales perdieron toda autoridad moral ante la opinión pública, ahora, además de no tener el dinero de otras épocas nadie les cree o se pone en duda sus comentarios. Ese grupo, como ahora no se les paga, van a hablar mal, muy mal del actual mandatario durante todo el sexenio.

 

Es muy difícil que se llegue a un entendimiento o por lo menos una tregua entre Andrés Manuel López Obrador y sus enemigos, no adversarios. Ellos representan los intereses económicos más poderosos de México y no están dispuestos a perder sus privilegios, se dieron cuenta que la Cuarta transformación va en serio y se han levantado en gritos plañideros y amenazas de muerte.

Los grupos son diversos y tienen un objetivo común, molestar y agredir a la administración de Andrés Manuel López Obrador. Hay una serie de personas muy emocionales que lo odian por complejos de clase social. Consideran que no es del grupo de los “fifis”, que no habla inglés y que no tiene “clase”. Esos son conservadores irreconciliables. López Obrador tendría que volver a nacer para que lo aceptaran.

El grupo de periodistas que en los sexenios pasados actuaron como voceros de la opinión pública tenían varios programas de TV y Radio y columnas en los periódicos. Cuando se descubrió que por debajo de la mesa el gobierno a través de diversas secretarías y con contratos por campañas e inserciones de información pagada, reciben decenas de millones de pesos anuales perdieron toda autoridad moral ante la opinión pública, ahora, además de no tener el dinero de otras épocas nadie les cree o se pone en duda sus comentarios. Ese grupo, como ahora no se les paga, van a hablar mal, muy mal del actual mandatario durante todo el sexenio.

Hay ya un paquete que por sistema aplica los peores adjetivos a la administración de AMLO, tiro por viaje.  Lo mismo pasa con los dueños de los medios, el mismo López Obrador ha expresado que varias empresas tienen serios problemas económicos

Otro grupo de indignados son los dueños de los bancos, que ante su ineficiencia y crisis económicas nacionales e internacionales se desfalcaron y lloraban porque habían perdido hasta la camisa. Antiguamente encontraban un gobierno cómplice que transformó sus deudas privadas, en públicas. La banca tenía como aliado brillantes economistas como Ernesto Zedillo, quien jugaba como residente de la República, que creó el FOBAPROA, la deuda más grande que han tenido los mexicanos.

Los empresarios comerciantes e industriales que antiguamente recibían como regalo la devolución de impuestos, permisos de importación, apoyos financieros ante cualquier crisis o epidemia y regalos en efectivo con la compra para el abastecimiento de las secretarías de estado. Ahora, ante sus peticiones se han enfrentado que en esta administración primero se apoyara a los pobres. ¿Cómo van a perdonarle a la administración de la Cuarta Transformación, si ellos eran los consentidos del sistema?

Existe también un grupo de intelectuales que piensan que su misión no es apoyar a los gobiernos, sino convertirse en la conciencia crítica del sistema. Analizar, criticar, juzgar y alertar a la población de los excesos o desviaciones de un gobierno. Ellos están ahí, en su esfera de poder con el brazo lleno de fuego para señalar las desviaciones del presidente. A varios de ellos los gobiernos anteriores les dieron jugosos contratos de impresiones o trabajos editoriales de investigadores, (Aguilar Camín, Kraus) pero ahora no los han invitado a palacio y sienten que su papel de críticos debe de acentuarse.

Estos son algunos y muy poderosos enemigos de AMLO y su gobierno. Hay que reconocer que esta pandemia nos ha metido miedo, consciente o inconsciente, a todos, ricos y pobres y estos grupos que solo piensan en el dinero, creen que la vida se les acaba si no hay subsidio, embute, negocio sucio, procesos de corrupción que les permita embolsarse una lana. Por otra parte hay un grupo de lo que se llamaba “lumpen proletario”, que en su orfandad ideológica, expresa su miedo atacando al gobierno, es una minoría, un ejército de emboscados, gente que no tiene que perder y que en su desesperación expresa su miedo.

 

El gran depredador: el hombre

Una de las ventajas que ha traído esta pandemia de brazos caídos en todo el orbe, es que le hemos dado un respiro a la naturaleza para que se pueda regenerarse sin intervención de la mano del hombre. Solamente con el transcurso del tiempo. Las especies animales de mar han vuelto acercarse a las costas y seguramente su reproducción se ha llevado a cabo con tranquilidad y sin interrupciones, los animales silvestres vuelven a acercarse a las ciudades y carreteras.

El hombre es sin duda la especie absolutamente depredadora. Nadie en la actualidad, ninguna criatura le disputa el puesto del mayor y único asesino de la tierra. El hombre es destructor y auto destructor. En su voracidad por el dinero es consciente del crimen que está cometiendo pero no le importa, sigue adelante.

Destruye su hábitat, con la excusa del progreso con auténtica saña, sin importarle que es la morada de las especies que en ella viven. Acaba con las plantas que son su abrigo, su alimento y medicina. Destruye y aniquila la tierra y todo ser vivo que se le atraviese.

La basura de plásticos, la electrónica, la de los muebles domésticos, la basura que cotidianamente produce cada uno es la amenaza más grande que existe después de una guerra o un terremoto. Recientemente la ONU publicó que se extinguen aproximadamente 150 especies animales diariamente. Con motivo de la celebración del Día Internacional de la Biodiversidad, se alertó sobre esa cifra despiadada, lo que se considera la mayor ola de extinciones desde que desaparecieron los dinosaurios. Advirtió el secretario ejecutivo de la Convención para la Diversidad Biológica de la ONU, Ahmed Djoghlaf, no hay duda, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad son las dos caras de la misma moneda consecuencia de la despiadada actividad humana.

El mismo peligro corren las especies vegetales las plantas sustentan toda la vida en la tierra, proporcionan el oxígeno que respiramos y los alimentos, las especies vegetales constituyen la columna vertebral de los ecosistemas del mundo, su extinción de las plantas es una mala noticia para todas las especies. La FAO publicó un aproximado de las especies que se destruyen diariamente, la cifra era brutal en especies vegetales, más de 1400 diariamente. Ojalá y las personas, las oficinas gubernamentales, los organismos internacionales vean las ventajas de dejar descansará al planeta de su principal depredador: el hombre y se tomen algunas medidas adicionales para evitar otras situaciones tan dramáticas como la que estamos viviendo.

 

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