Toledo, una pérdida universal
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Toledo, una pérdida universal

 


Ausentes de figuras públicas de importancia y trascendencia en Oaxaca, Francisco Toledo cubría todo el universo oaxaqueño. Su influencia en la ciudad era absoluta y lo mismo intervenía para detener la instalación de una tienda de hamburguesas, que un paso a desnivel. Su grito de “tamales si, hamburguesas no, fue una expresión nacionalista que calo hondo en los sentimientos de los oaxaqueños. Su repertorio para participar en la vida pública era amplio y sin limitaciones. En voz baja apoyaba algunos artistas, causas justas, el cuidado de nuestras tradiciones, de nuestras plantas. Puso al servicio de la ciudad de Oaxaca algunas casas para galerías o centros de trabajo, bibliotecas e instalaciones que forman parte de nuestra vida cultural. Habrá que ver ahora si las dono o las presto solamente.
Periódicamente hacia apariciones públicas para que su público no lo olvidara y sus pinturas se revaluaran. No sé cuanto cueste ahora una litografía, un papalote, o un cuadro original. Me imagino que varias decenas de miles de pesos.
Toledo era un valor universal. Nos enriquece a todos y se convirtió en el principal propagandista de nuestro estado. Sus expresiones artísticas pueden gustarnos o no, pero tienen un gran valor que nos beneficia a todos. Era sin duda un gran promotor de si mismo y de Oaxaca. Su estancia en Europa además del aprendizaje que significó para él, le enseñó que las comunidades pueden mejorar con un poco de atención que se les preste. En ese sentido diseño parte de las instituciones que fundó como el Jardín Botánico, la sala de música, los talleres y bibliotecas, las salas de exposiciones las instalaciones de la fábrica de Papel allá por Etla. No alcanza este espacio para hacer una reseña de un hombre que lleno y mando, al estilo de Porfirio Díaz, en el espacio cultural de Oaxaca, donde no se movía la hoja de un árbol sin su consentimiento. Fue la figura principal de las últimas décadas del siglo XX y las dos primeras del XXI con sus pinturas y actitudes públicas. Habrá Toledo para muchos años más.

Corrupción e impunidad

Cuando veo en películas o series americanas sobre los servicios de los Estados Unidos, como el Departamento de estado, la CIA, la Marina y el ejército invaden y quitan a los gobiernos en los países donde existen administraciones corruptas, pienso ¿cómo es posible que no hayan intervenido en México que estábamos nadando y a punto de ahogarnos en un fango de corrupción? Uno de los primeros escándalos que recuerda mi generación fue unas toallas que le compraron a Martha Sahagún por más de 15 mil pesos. SE armó un pequeño borlote y nos dimos cuenta que en la casa Presidencial de Los Pinos, el dinero corría a manos llenas, sin límite y sin control. Lo mismo ocurrió con Felipe Calderón, llegó a límites insospechados con Enrique Peña Nieto y su Estado Mayor. Ocho mil gentes que cuidaban al presidente eran el verdadero poder tras el trono. Hacían y deshacían a nombre de la seguridad de la figura presidencial. No había nadie que les dijera no. Eran los dueños absolutos del sistema.
Desde la llegada del equipo de Andrés Manuel López Obrador a las instalaciones presidenciales empezó a brotar la corrupción que dejaron por todos lados, era como un cuerpo infectado totalmente que donde quiera que se abriera brotaba corrupción. El mismo Presidente de México comentó, en una de sus entrevistas mañaneras, que nunca pensaron que todo el aparato administrativo la presidencia y las diversas secretarías de estado estuvieran contaminados e infectados a tal grado por la corrupción. Los funcionarios hacían negocios con las tareas de su dependencia, se robaban descaradamente el dinero del pueblo, era el reino de las facturas falsas, de la venta de información privilegiada, las oficinas eran oficinas de negocios con los servicios del estado. Desaparecía el combustible, la electricidad, el dinero en efectivo. Los equipos de cómputo, muebles de oficina. Se utilizaba la información privilegiada para intercambiar favores y dinero. Los funcionarios eran hombres de negocios
Verdaderamente vergonzoso las cifras que ofreció el presidente en la mañanera del viernes 6 e septiembre. Para un viaje en el avión presidencial se gastaron más de 70 mil pesos en gel fijador del cabello; 181 pesos para papel higiénico, y doscientos cuarenta y dos mil pesos en agua de colonia. También se compraron esponjas para limpiar zapatos, cortauñas, rastrillos, en total más de un millón 74 mil pesos. Realmente el despilfarro del dinero no tenía precedente.
Eso ocurría con los bienes del estado, los usufructuarios, imbuidos de una economía neoliberal y de mucha pillería, pensaban que el dinero, que es dinero del pueblo, era de ellos y podían disponer libremente de esos fondos. No cuidaban los muebles, los inmuebles, los vehículos y las muebles de oficina. Del dinero del Chino de Cooperas o cuello, que decomisaron sin tener una base jurídica real, desaparecieron 70 millones de dólares.
Algunas voces piden que se deje de recordar las pillerías y robos descarados que se hacían en la administración de Fox, Calderón y Peña Nieto, que hay que ponerse a trabajar y solucionar los problemas. No hay peor ciego que el que no quiere ver, las medidas tomadas en la administración federal y la publicación de los excesos y raterías que se han expuesto, han transformado completamente la conducta de los servidores públicos. Hay un cambio de régimen, una regeneración de la vida pública del país. La historia hay que contarla y recordarla tantas veces como sea necesario para que no se repita.
Dice Rodrigo Galván de las Heras, que sus encuestas muestran que ya se estabilizo la opinión pública en México. El 30 por ciento de mexicanos están en contra de AMLO y aumentan todos los días su inconformidad, sin embargo, no tienen ningún líder, ni un objetivo común, no pueden canalizar su inconformidad. El 70 por ciento del pueblo aprueba y están satisfechos con sus políticas y decisiones. Estamos hablando de más de setenta millones de personas que tienen una excelente comunicación con el equipo de Andrés Manuel, sobre los logros de este gobierno de la Cuarta Transformación. Diez millones de ellos se han beneficiado con sus políticas públicas, las becas, los discapacitados, los ancianos, las madres con niños en edad de guarderías, y sobre todo, estos setenta millones, aprueban la lucha contra la corrupción. Rodrigo Galván dice que en este país no pasa nada, yo creo que pasa todo.
Estamos ante un gobierno y un nuevo estilo de gobernar.