La parafernalia electoral
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Opinión

De Paradojas y Utopías

La parafernalia electoral

 


1).- Un proceso inédito

Las campañas del proceso electoral 2021 concluyen esta semana. Su desenlace relativo será el domingo 6 de junio. Ya vendrán las inconformidades y litigios. El actual ha sido un proceso atípico, inédito y violento. La cifra de muertos y atentados es escalofriante. Pero el Nerón de Palacio le echó la culpa a los medios. En la entidad no escapamos de la violencia. Jamás en el pasado hubo tanto odio, encono y confrontación política. División al interior de los partidos; guerra sucia. El futurismo para el 2022 ha creado un ambiente de mayor polarización. En el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el senador Salomón Jara anda desatado. Ha pisoteado a la militancia con la venta de candidaturas; con la imposición de candidatos a modo; con la obstinación de conformar un “Cártel Municipal”.
En su obsesión por perfilarse como la mejor opción de su partido, no ha reparado ni en pelos ni en tamaños. Hay que reconocer “su visión de futuro”. Quiso tener mano en los candidatos de la franja istmeña por donde pasará el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT). También en los Valles Centrales, por donde se proyectará el Libramiento Sur. Es decir, mercachifle de la política.

2).- Campañas y guerra sucia

En estas campañas de proselitismo hubo de todo. Desde aquellos que siguen regodeándose en que El Falso Mesías –así lo llamó The Economist- convierta los peces en votos, caso de diputados (as) federales y locales de Morena que, sin mérito alguno buscan reelegirse, hasta caras jóvenes que incursionan en la política y le han metido enjundia. Ergo: Lizeth Zárate, del Partido Encuentro Solidario (PES). Para el ciudadano de a pie, una confusión de los mil demonios. Una parafernalia de brigadas de promotores, Servidores de la Nación, candidatos, partidos, espectaculares, bardas, anuncios, mensajes en redes sociales, trols y boots.
Agravios del pasado volvieron a cobrar vida. Un ejercicio de memoria es aprenderse los nombres de los candidatos de los 12 partidos que participan. De los refritos no hay bronca: son los mismos de hace tres años. Una contaminación visual absurda. Es el caso del diputado federal Benjamín Robles, que sólo en el entronque de Avenida Universidad y Símbolos Patrios, tiene tres gigantescos espectaculares. Se publicitan, decía C. Domínguez Michel, como si fueran detergentes biodegradables o remedio para las agruras.

3).- Inclusión: un desafío

Las disposiciones sobre equidad de género, indígenas, discapacitados, afromexicanos, jóvenes, adultos mayores y de la comunidad lésbico-gay en las planillas municipales, creó un ambiente de confusión, manipulación y engaño. Simulación y gatopardismo. Candidatos (as) con abultados expedientes penales; verdaderos pillos buscando evadir la acción de la justicia. Partidos obstinados en imponer a acusados de violencia de género, como Dante Montaño del PT, en Santa Lucía del Camino. Opacidad y discrecionalidad para validar a sus abanderados. Dirigencias cómplices o plan con maña.
Y la mirada al pasado: el cuestionamiento a Francisco Martínez Neri, candidato de Morena a la presidencia municipal de la capital fue traer detrás el lastre del 2006, una herida que aún no cierra para los citadinos y que, la facción magisterial de dicho partido, se empeña en repetir. Nadie ha estado exento del fuego amigo; de los coletazos de quienes no fueron los elegidos para ser candidatos. El desolladero en casa, en familia, sin recato alguno. Filtrando videos, fotos, notas, etc., y todo aquello que pudiera dañar para cobrar la afrenta de no haber estado en el ánimo de quienes validaron las candidaturas. Es decir, un desolladero político.

BREVES DE LA GRILLA LOCAL:

— Triste y lamentable el papel del canciller Marcelo Ebrard –Marcelona le dice el director de Excélsior- con su ridícula carta para refutar, desmentir o aclarar la portada de The Economist: “El falso Mesías”. Un peligro para la democracia. No lo dice el medio nacional a quien califican de neoliberal, cómplice de la mafia del poder o de los que se beneficiaban con el chayo del antiguo régimen. No. Lo dice una publicación de 178 años de circulación. Ésa es una realidad irrefutable. Así nos ven desde fuera. Punto.
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