¡Pobre México!, tan lejos de Dios y…
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Opinión

De Paradojas y Utopías

¡Pobre México!, tan lejos de Dios y…

 


1).- Diplomacia de pacotilla

 

La relación México/Estados Unidos ha sido amplia e históricamente estudiada. Política bilateral, migración, comercio, el NAFTA/TLCAN–ahora TMEC-, narcotráfico, lavado de dinero, intervenciones armadas -una en 1846-47 otra en 1914-, inversiones, despojo, xenofobia. Libros, ensayos, investigaciones, tesis de grado, etc., con sesudos análisis en ambos países, están en curso o yacen en los anaqueles de bibliotecas. Sería un eufemismo decir pues, que algo nuevo o inédito habremos de aportar en este artículo con el triunfo de Joe Biden y el fin de la era Trump. O del replanteamiento de la relación bilateral. Sólo unos apuntes que pueden ubicar el tema en el contexto.

Pero, ¿cuál es el fondo de la negativa de AMLO en reconocer el triunfo del demócrata o declararlo “presunto” triunfador, como la Embajada de México en Washington, a cargo de una reconocida diplomática, Martha Bárcena Coqui? Ninguno como el ex embajador de Estados Unidos en México, entre 1998-2002, Jeffrey Davidow, retrata esta situación. “Trump y AMLO –dice- han compartido una visión muy similar sobre la manera de gobernar, marcada en ambos casos por un desprecio de las instituciones establecidas… así como de la prensa independiente. Ambos pretenden vivir dentro de una bruma nostálgica de un pasado perfecto… Son hermanos de diferentes madres”. (“La luna de miel con AMLO llega a su fin”, Reforma, 7 noviembre, 2020).

En su obra “El oso y el puerco espín” (México, Grijalbo, 2003), reseñada en: (Foro Internacional 186, XLVI, 2006 (4), 792-812), Davidow evidencia que la ignorancia, el resentimiento y la arrogancia, no cambiarán en el corto plazo. Admite que la relación entre ambos países es compleja y difícil. Siempre ha sido una relación tortuosa, con “la hipersensibilidad de México y la indiferencia de EU”. (Jaime Sánchez Susarrey, Letras Libres, 29 de febrero, 2004). “Probablemente en ningún lugar del mundo dos vecinos se entiendan tan poco”, afirma Alan Riding en “Vecinos distantes. Un retrato de los mexicanos” (México, Planeta, 2001, p. 84). Ésa es parte de la historia. Las cosas no cambiarán mucho.

 

2).- Trump/AMLO: Tal para cual

 

Según análisis de periodistas norteamericanos, Trump no es un político capaz de analizar las expresiones de apoyo o desaprobación. “Ha sido un vendedor que necesitaba hacer una venta: Yo gané. Soy el ganador. No soy un perdedor”. Su cercanísimo operador Steve Bannon –especialista en temas sobre el populismo- lo definió como una máquina sencilla: “El botón de encendido estaba lleno de adulación, y el de apagado estaba lleno de calumnia”. (Michael Wolff, Fuego y furia, México, Temas de hoy, 2018, p. 53). Es el quid de que no acepta la derrota. Y sería descabellado que se llame a sí mismo presidente legítimo. 

Trun (sic) ha usado una diplomacia de fuerza. México ha sido su sparring. De mexicanos narcos, violadores y lumpen, como nos calificó al principio, era inconcebible que se convirtiera en “Amigou del presidente Obrador”. Esa política de fuerza o intimidación –afirma mi maestro John Saxe-Fernández- “transforma los riesgos de crisis en el propio sistema norteamericano, en riesgos de guerra interna”. (La compra-venta de México, México, Plaza & Janés, 2002, p. 21). 

¿Para qué pues seguir metiendo a México en un brete diplomático, a la espera de que el viejo sistema electoral del vecino país, siga tolerando las descalificaciones de un necio? En política exterior, siguiendo las enseñanzas de los clásicos y de los íconos de la diplomacia mexicana: Matías Romero, Ignacio Mariscal –ambos oaxaqueños- Genaro Estrada, Isidro Fabela, Alfonso García Robles y algunos más, una buena relación –que no subordinación- con nuestro vecino mayor, es mejor que crear tensiones o mayor desconfianza. Un reconocimiento tardío puede significar un enfriamiento en las relaciones. Desde el Siglo de Pericles y las enseñanzas de “La Guerra del Peloponeso” de Tucídides, en la diplomacia, la forma es fondo.

Nada, absolutamente nada tienen que ver los principios rectores de la política exterior mexicana: autodeterminación de los pueblos o la solución pacífica de las controversias. AMLO está enajenado, obnubilado, perdido en una maraña de argumentos, que sólo pueden conducir a un extravío en la buena vecindad. Y entonces sí ratificaremos la frase acuñada al general Porfirio Díaz: ¡“Pobre México!, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”. 

   

BREVES DE LA GRILLA LOCAL:

 

— Ni en los peores tiempos de la hegemonía priista, hay en la entidad tal resentimiento con sus diputados federales como hoy. Los levanta-dedos de Morena han dado una tras otra estocada a nuestras miserias, necesidades y a los oaxaqueños más pobres: reducción del presupuesto, desaparición de fideicomisos, reveses a la educación, salud, empleo. ¿Con todo ello pedirán el voto popular en 2021? ¡Vaya cinismo! 

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