Cambia la ecuación
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Opinión

De Frente y de Perfil

Cambia la ecuación

 


El escenario era ideal, México se adapta a los cambios del mundo y la modernidad, y la equidad de género se convertía en una realidad. El país sería regido por una mujer y qué mejor que la 4T tuviera una gran exponente en la persona de Claudia Sheinbaum Pardo, jefa de Gobierno de la CDMX.

Sus credenciales lucen impecables, jamás militó ni se contaminó con los partidos conservadores. Su esencia es pura de izquierda, desde sus inicios en la política universitaria de lucha contra las autoritarias autoridades de la UNAM. Hechura directa del Presidente de la República, ciega y obediente seguidora de los preceptos y la línea marcada por el hombre de Macuspana.

Llevada de la mano a cada uno de los cargos públicos por el propio Andrés Manuel López Obrador, disciplinada, incapaz de desobedecer una orden del jefe supremo, haciendo mancuerna con la propia esposa del Ejecutivo federal, sonriente, solícita y dispuesta con lo que Vicente Fox considerara la pareja presidencial.

Claudia se veía desde siempre como la “corcholata” favorita, a la que se le rendían gobernadores y dirigentes del partido, a tal grado, que llegó a increpar a su par Alfonso Durazo por unos cuantos gritos que no fueron de su agrado, en el debut oficial de las “corcholatas”.

Claudia (igual que sus compañeros de aventura) abusó de los espectaculares, las pintas en bardas, los viajes a los diversos estados, se mostraba como una reina atendiendo a sus vasallos.

Sin importarle el gobierno de la capital de la república, Claudia se ausentaba los fines de semana y las desgracias ocurrían, precisamente, en esos días.

Ella caminaba alegremente por todo el territorio nacional sin que nadie le pusiera freno a su desbocamiento. Se sabía la mujer que más atraía los reflectores dentro de la política nacional, se le sumaron figuras del gabinete y de otras instancias gubernamentales que apostaban por ella.

Su ego crecía, sus aduladores aumentaban y las preferencias se mantenían. Tenía la venia del señor y con eso era suficiente.

La oposición se mantenía opaca, las “corcholatas” eran dueños del concierto nacional, acaparaba reflectores, radio, televisión, prensa escrita y redes sociales se llenaban diariamente de millones de palabras que hacía referencia a cada uno de ellos. Marcelo Ebrard, Adán Augusto López, Ricardo Monreal y los otros dos colados, veían cómo sus ilusiones se desmoronaban.

Sin embargo, el panorama nacional cambió súbitamente y surgió una aspirante presidencial que hace un mes no estaba considerada dentro del espectro de la alianza opositora. Una senadora que ni siquiera era de las figuras principales de la llamada Cámara Alta pretendió ir, apoyada por un mandato judicial en busca del Presidente de la República para exigir su derecho de réplica y como las puertas de Palacio Nacional se mantuvieron cerradas la legisladora grabó un video en el que reclamaba su derecho y se convirtió en viral.

Fue precisamente el propio Presidente López Obrador el que le echó más gasolina al fuego y acrecentó la figura de Xóchitl Gálvez y creyéndola doblar mediante palabras fuertes, el fenómeno funcionó al contrario y ahora se convirtió en toda una retadora de las “corcholatas”, tanto así que los priistas, panistas y perredistas buscan al unísono que ella sea la candidata presidencial.

La senadora que llegó al Senado con las siglas del PRD, pero se unió a la bancada del PAN, muestra un espíritu indomable e ingobernable que atrae simpatías en el electorado, aunque sus características se asemejan en algunos rasgos a los del Presidente López Obrador.

Xóchitl modificó el panorama político y podría ser la cuña para que Claudia no sea la candidata, ya que el Presidente evitará a toda costa que la competencia sea de mujer contra mujer, ante el riesgo de que sea una mujer, pero no la que él espera, la primera Presidenta de México.

Email: ramonzurita44@ hotmail.com