¿Se logrará frenar la violencia?
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Opinión

De Frente y de Perfil

¿Se logrará frenar la violencia?

 


Las fuerzas armadas siguen siendo instituciones en las que el pueblo confía, aunque más en la Marina que en el Ejército cuya imagen se ha desdibujado en tiempos recientes.

Durante largos años se mantuvo firme en la mente de la población que confiaba en el Ejército y el IFE (convertido en INE) y que después de la Virgen de Guadalupe eran las que mayor respeto infundían en México.

El paso de los años ha dejado a la Guadalupana como la única que conjunta fervor y respeto, mientras el Ejército y el ahora INE, han perdido parte de esas simpatías y confianza que generaban.

Ahora el Ejército concita cierto resquemor, por todas las asignaturas que le han sido encomendadas y el encargo de ser la dependencia que coordinará los trabajos de la Guardia Nacional han motivado un rechazo a dicha posibilidad.

El INE por su parte también se tiene pensado modificar sus funciones y restarle autoridad, en una disminución de su participación como entidad rectora.

Las fuerzas armadas son, ahora, parte esencial de la lucha contra el narcotráfico y se mantienen en alerta patrullando poblaciones y entidades federativas, aunque esta función corresponde a la Guardia Nacional, la que ahora se pretende dependa del Ejército, dejando atrás la función civil para la que fue formada.

Y es que dentro de los cuerpos de la Guardia nacional se encuentran muchos elementos de las desaparecidas policías federales que han pasado de una a otra corporación y que mantienen los vicios del pasado.

La idea es que con la disciplina de las fuerzas armadas se eliminen los elementos que se enquistaron en lo que se pretende sea un nuevo modelo ejemplar.

Y en lo que el decreto presidencial se aprueba o se discuta la reforma constitucional necesaria para ello, la violencia azota a varias entidades del país, donde no se han logrado desterrar a los grupos delincuenciales que promueven el terror y miedo en la población.

Desde hace muchos años se tienen identificados los focos rojos de la violencia, los que frecuentemente saltan a la luz pública, como para recordar su presencia.

Enraizados en la sociedad y hasta con la complacencia de algunos servidores públicos, los grupos delincuenciales actúan impunemente en Baja California, Colima, Chihuahua, Guanajuato, Michoacán, Sinaloa, Tamaulipas, Veracruz y Zacatecas, principalmente, dejando constancia de su presencia, mediante grandes desplazamientos de su fuerza, su armamento y operación.

Sus recorridos son vistos con asombro, sin que exista algún elemento que permita enfrentarlos, ya que cuentan con mejores armamentos que el propio Ejército y las policías se ven impedidas de repelerlos.

Son tan poderosos que ni siquiera las fuerzas armadas han sido capaces de enfrentarlos con éxito, ya que se encuentran en inferioridad numérica de elementos y de armamento y por las órdenes de no usar violencia innecesaria y hasta la de combatir con abrazos y no balazos a esos grupos delincuenciales.

La inseguridad se palpa en la mayoría de las entidades del país y es tan visible que hay algunas entidades del país que son enmarcadas como visita peligrosa para los turistas, según el gobierno de algún país.

Hasta ahora esa promoción negativa no incide demasiado en las divisas dejadas por el turismo internacional, pero cada ocasión que saltan los signos de violencia es un nuevo llamado para evitar visitar México.

Por eso urge un método para enfrentar a los grupos delincuenciales y frenar la violencia en todo el país y sacar de su cuadro de terror en que han sido encasilladas algunas entidades de la república.

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