Narcolepsia (parte 2)
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Opinión

Comentario Pediátrico

Narcolepsia (parte 2)

 


La cataplejía es el síntoma más específico de la narcolepsia. Se ve en aproximadamente el 80 por ciento de los niños con narcolepsia. Por lo general, surge al mismo tiempo que la somnolencia excesiva o poco después. Se caracteriza por una pérdida repentina y transitoria de la fuerza muscular; la debilidad o parálisis suele surgir en respuesta a emociones fuertes como la risa, la sorpresa, la ira, el miedo o la anticipación de una recompensa. La conciencia está completamente preservada. Los episodios suelen durar de unos segundos a tres a cinco minutos. La gravedad de los ataques varía desde una ligera caída de la cabeza o los hombros hasta un colapso repentino con caída al suelo.

En los niños es más característica la debilidad en la cara manifestada con párpados caídos, boca abierta, rotación de la cabeza, apertura de la boca y empuje de la lengua, como manifestación inicial de la cataplejía, que en muchas ocasiones los familiares o médicos llegan a considerar como tics. La frecuencia de la cataplejía es variable. Puede haber decenas de episodios en un día, lo que hace que el niño tenga una apariencia torpe y descoordinada. En caso de duda sobre la naturaleza de un episodio, una revisión de los videos proporcionados por los padres puede confirmar su naturaleza. Las caídas corporales se asocian con frecuencia con movimientos corporales de torpeza previa, como caída de objetos de la mano, marcha inestable, balbuceos, tartamudez, etc. 

Las alteraciones del sueño nocturno se manifiestan por despertares frecuentes durante la noche, que pueden estar asociados a movimientos corporales no habituales, como piernas inquietas, gestos faciales, movimientos de mímica, incorporación a posición sentada seguidos de falta de continuidad de sueño.  

Las alucinaciones del sueño pueden presentarse al inicio o al despertar del sueño. Suelen describirse como sensaciones muy vivas, con percepción en todos o la mayoría de los sentidos, describiendo presencias extrañas (bultos, sombras, personas, animales, personajes, etc.) asociados con ruidos, palabras, olores o sensaciones especiales (flotar o volar). A menor edad, estas experiencias pueden ser atemorizantes y pueden manifestar crisis de terror al inicio o al despertar del sueño para sospecharse. 

La parálisis del sueño es una incapacidad momentánea para mover el cuerpo, estando consciente (lo que genera angustia), más comúnmente al despertar por la mañana o durante la noche, pero ocasionalmente cuando uno se está quedando dormido. 

Como manifestaciones adicionales que pueden presentarse en este cuadro, puede haber alteraciones de comportamiento con depresión, que es la más común y en otros casos riesgo de comportamiento agresivo, dificultad de atención, angustia social y emocional, disminución del rendimiento y participación escolar. Como alteración orgánica está la obesidad, al tener alterado su control de apetito (que de forma equivocada muchos médicos consideran causa de alteraciones del sueño) y la pubertad precoz. 

Esta alteración requiere identificarse con estudios especiales (registros gráficos del sueño y neuromusculares), para descartar enfermedades que puedan tener características similares y debe ser valorado por el neurólogo pediatra. En su plan de manejo se incluye mantener horario regular adecuado para dormir, siestas planificadas en la escuela o al regresar a casa y la práctica de ejercicio regular para mejorar el estado de alerta. 

Se debe evitar que estos pacientes se expongan a situaciones de riesgo, alejarlos de las alturas, albercas, vehículos, maquinaria u objetos de riesgo (motores, cristales o filos) y en su elección profesional evitar las que condicionen largos periodos sentados. 

… considere que esta alteración inicia temprano y debe controlarse para toda la vida. 


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