Automedicación
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Opinión

Comentario Pediátrico

Automedicación

 


En forma específica la definición del concepto establece: la administración de algunos medicamentos de venta libre (sin receta) elegidos por decisión de una persona para el tratamiento de alguna dolencia banal para combatir un síntoma específico.
En cambio, la prescripción de un medicamento establece su selección especial, basado en un conocimiento médico específico, con la intención de actuar en la limitación de una enfermedad, por lo cual requiere de la adquisición del medicamento por medio de una receta médica.
De esta forma se puede señalar que la automedicación podría considerarse como una medida positiva de autocuidado, que permite la atención sintomática de una enfermedad y que es viable de representar una utilidad para la atención de los pacientes adultos; mientras que la auto prescripción, ya involucra el empleo de medicamentos por referencias previas tomadas de otro miembro familiar o por referencias publicitarias, que conllevan el riesgo de modificar la manifestación natural de una enfermedad o evolucionar a su complicación. Para la práctica de auto prescripción, es común emplear medicamentos que sobraron de un tratamiento previo de algún hermano u otro familiar y, la tendencia de almacenar medicamentos de prescripciones médicas para poder emplear en tiempo futuro.
Para el cuidado de los niños las dos actitudes son de riesgo, ya que se debe establecer la importancia biológica que tienen los niños y adolescentes, que representan: etapas progresivas del desarrollo del ser humano con funciones de maduración y crecimiento en evolución, en donde los medicamentos por su presentación y contenido pueden condicionar daños en forma inmediata, mediata o tardías.
Una condición singular de riesgo es que los familiares ignoran los efectos reales en el niño de muchos medicamentos utilizados en el adulto, que incluso carecen de autorización en edad pediátrica, otros que se deben de emplear cuidando algunas restricciones específicas, otros no autorizados para edades señaladas en las etiquetas y, por otra parte, que la elección del medicamento escogido por el familiar corresponde a lo que su experiencia o reflexión establece el tipo de manejo que debe tener el niño, basado solo en su personal forma de percibir las molestias, considerando en su mayoría que la alteración de su salud o bienestar debe ser recuperado -en una analogía simple- con un medicamento que actúe para quitar esa alteración, sin saber su efecto biológico.
La medicación espontánea por el familiar se influye por la falta de tiempo para asistir a una atención médica institucional, -que se afecta por la cantidad limitada de personal médico para atender a una población desproporcionada de pacientes y establece tiempos de programación retardados-, y por parte de la atención privada, se considera el costo de la atención médica que debe incluir el costo del tratamiento, para hacer inaccesible estos servicios a una población limitada de recursos económicos; y ante estas circunstancias, se ven en la exigencia de tener que tomar una decisión desesperada, para procurar sacar adelante la salud de sus familiares en tiempo breve y con el menor costo de inversión, recurriendo entonces a los remedios caseros, medicamentos sintomáticos, productos genéricos o similares y/o atención médica de bajo costo pero de calidad dudosa.
En estudios enfocados a esta problemática se ha determinado que es la madre entre los integrantes de la familia, quien en la mayoría toma la decisión de administrar alguna alternativa en la atención de un hijo enfermo. En la mayoría de los casos corresponde con mayor frecuencia de ser atendido con automedicación, al último de los hermanos en orden de nacimiento. Es menos frecuente que se apliquen estas prácticas a los niños que tengan menos de cuatro años y en general, se inicia el tratamiento en las primeras seis horas de iniciar las alteraciones, acudiendo a la atención médica luego de notar que no hay mejoría por lo menos, después de las primeras 24 horas. Los medicamentos que se emplean provienen del botiquín doméstico, que se forma a partir de los medicamentos que van quedando de tratamientos anteriores y que incluso, han sido etiquetados para las dolencias que las madres han interpretado o el mismo médico le ha indicado de forma general previa. De ellos los antibióticos suelen quedar con poco contenido para poder dar un tratamiento completo, y empleado en cantidad y duración no apropiada, favorece al desarrollo fácil de resistencias bacterianas.
En cuanto al tipo de alternativas que se establecen para el manejo inicial de algunas molestias en los niños, contamos con los remedios caseros, tés, hierbas, productos naturistas, complementos nutricionales, medicamentos de similares, genéricos intercambiables y productos de patente. Que bajo ese orden establecido también definen su disponibilidad habitual de acuerdo con su condición económica.
Los remedios caseros se basan solo en las tradiciones comunitarias que al paso del tiempo se transforman en prácticas normativas. No tienen fundamento sobre la alteración específica que tiene el paciente y cuando su aplicación es externa, puede tener menor riesgo de complicación que las medidas empíricas invasivas como ejemplos: masajes del abdomen por “empacho” y levantar la mollera (fontanela).
Los tes, hierbas y productos naturistas que las postulan señalando, que muchas sustancias químicas provienen de ellos, tiene muy relativa relación ya que el producto químico original se debe modificar, purificar y dosificar para tener efecto apropiado, mientras que los tes, hierbas y productos naturistas, no ofrecen ninguna de esas condiciones y asocian en su mayoría: manifestaciones de intoxicación o complicación en la evolución de la enfermedad y a plazo corto daños en la función del hígado o de los riñones, por verse sometidos a sustancias que alteran sus mecanismos normales de desintoxicación, con insuficiencia funcional que causan la muerte o requieren trasplante.
Los productos naturistas se preparan con la combinación de diferentes productos extraídos de una variedad de plantas, que en adultos se ha demostrado causar desde alteración en estudios de función hepática hasta casos de trasplante por su daño.
Los suplementos y complementos son preparados para sustituir y completar los alimentos que pueden requerir algunas personas, bajo circunstancias que tengan deficiencia especial para algunos nutrientes, pero no son necesarios si la alimentación del niño tiene variedad y la cantidad suficiente, además de notar que su desarrollo sea el normal. Se advierte tanto en los productos naturistas como en los complementos, de forma muy clara en sus etiquetas, que: no son medicamentos y su responsabilidad de daño posible, queda establecida en quien los indica y los administra.
Los medicamentos similares establecen un contenido equivalente al de un producto original, pero combinado con otro tipo de sustancias para dar estabilidad al químico original que afecta en grados variables su capacidad de absorción, distribución y efecto.
Los medicamentos genéricos intercambiables, se elaboran a partir de la liberación de una patente de investigación, en combinación variada de las sustancias adicionales que en estudios de adultos se demuestra tener las mismas características que el producto original, pero que nunca se han investigado en la población infantil a diferentes edades.
La medicina de patente que se respalda por la investigación estrictamente científica para su aprobación tiene un costo elevado, por la inversión que significa la purificación y disponibilidad del medicamento, además del control de calidad para tener los mejores efectos posibles. Cuando se asocia con la prescripción por un especialista, logra establecer una combinación ideal para tener el mejor pronóstico para la pronta recuperación de los niños y adolescentes enfermos.
La automedicación es un riesgo de complicaciones que ensombrecen el tratamiento adecuado de sus hijos… evite practicar y promoverla.
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