Ópera bufa en tres actos
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Opinión

Columna sin nombre

Ópera bufa en tres actos

 


El güerito Anaya es bueno para poner apodos como el de «Fiscal carnal».
Ya van dos.
El Mapache Guasón.

Hemos asistidos los mexicanos a una ópera bufa escrita posiblemente por Franz Kafka.

No hay otra forma de llamar al episodio del despido como Fiscal para asuntos electorales del señor Santiago Nieto Castillo.
Este señor licenciado era el titular de la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales, por sus siglas Fepade, enclavada en el organigrama de la Procuraduría General de la República y fue cesado por el encargado del despacho en la PGR, licenciado Alberto Elías Beltrán, en virtud que el titular había renunciado días antes, me refiero al licenciado Raúl Cervantes.

De entrada, el planteamiento para conocer los hechos es ya enredoso, dadas las circunstancias que menciono, y todavía más; se dijo que era cesado por haber faltado al Código de Ética de la PGR, normatividad que hasta el momento no he encontrado por ningún lado.

El caso es que el cese del señor Nieto Castillo, quien por cierto no es pariente del señor presidente Peña Nieto, causó tal revuelo entre los senadores, que tuvieron en vilo a los bobos observadores como yo, al grado que se escucharon decenas de programas de radio y televisión y ríos de tinta comentando el hecho, sobre todo porque el defenestrado recurrió al Senado de la República para pedir su reinstalación.

Así las cosas, los señores senadores se dividieron en dos bandos muy extraños, vea usted: por un lado el PRI con el Verde Ecologista que sostenía que el señor Nieto debería irse y por el otro PAN, PRD y Morena —vaya alianza oportunista— acompañados de los partidos morralla que apoyaban la reinstalación.

Se entretuvieron, perdieron el tiempo y nos lo hicieron perder, en un debate sobre la forma de la votación en su caso, si por cédulas o abierta ante el pleno.

Se llegó a pensar que podían en su insensatez no aprobar la Ley de Ingresos, lo que francamente hubiera causado una crisis política, administrativa y financiera de alcances insospechados.

Bien. Una persona despedida en su trabajo, tiene el derecho de demandar su reinstalación o pedir una indemnización de ley ante las autoridades laborales correspondientes, y el señor Nieto Castillo podía hacerlo pero ante el Senado, simplemente porque así lo expresa la ley, en virtud de que fue ese cuerpo colegiado quien lo eligió.

Me tomé un tiempo para celebrar una mini encuesta entre veinte personas como taxistas, limpiadores de zapatos, comerciantes de los mercados públicos, uno que otro profesionista y un par de familiares y debo decirlo, a nadie, pero a nadie absolutamente le importaba un comino la situación de este señor y mucho menos si lo reinstalaban o era justo y fundado el cese o si el señor era una víctima.

En ese contexto, pienso, es un decir, que esta ópera bufa ha sido un episodio inútil, desgastante y muy desafortunado para el prestigio del Senado de la República.

Afortunadamente reaccionaron a tiempo, aprobaron la Ley de Ingresos y cuando se esperaba un «histórico debate» para definir la situación del señor Nieto, hete aquí que esta persona en un oficio barroco y muy rebuscado, decidió aceptar el cese e irse a su casa.

Gracias señor Nieto Castillo.

Quizá la gota que lo orilló a tomar tan sensata decisión, fue el apoyo que recibió del señor López Obrador, que fiel a su costumbre de ser mole de todos los guisos, externó su opinión y yo deduzco que eso orilló a aceptar el cese a Nieto, antes que contestar 34 preguntas en una visita al Senado, enfrentarse a un debate en el que podría salir mal parado y que lo señalaran como miembro del partido del que es dueño López Obrador.

La verdad que este desenlace tiene sin cuidado al pueblo, quien está en Chiapas, en Oaxaca y en la CDMX preocupado por la reconstrucción y la inseguridad antes que por el destino de ese señor.

Yo también soy pueblo.
Por allí nos encontraremos.
Yo también soy Pueblo.
Por allí nos encontraremos.