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Columna sin nombre

Refinería

 


Carlos Salinas de Gortari, ex presidente de México el siglo pasado, compró el cincuenta por ciento de las acciones de una refinería en Texas, en la región llamada Deer Park, en español El Parque de los venados.

Esa refinería fundada en 1920, llevaba trabajando cosa de sesenta años.

Ahora el señor Presidente López Obrador ha comprado el otro cincuenta por ciento, por lo que Pemex, o sea México, es dueño del total de esas instalaciones, con una antigüedad de cosa de cien años.

Políticamente AMLO une su nombre, históricamente, al de Salinas de Gortari, es decir a uno de los mandatarios a quien ha criticado en las mañaneras.

Sin embargo eso no es lo importante y la polémica se ha desatado.

Se critica que antes de comprar esa refinería vieja, debería haber invertido los miles de millones de dólares, en dar mantenimiento a nuestras viejas refinerías en Veracruz, Guanajuato y Oaxaca, lo que sería más productivo y seguirían funcionando ahora al cien por ciento con esa inversión.

Por otro lado, los partidarios de las energías limpias, enfocan su crítica a que esos dineros pudieran haberse invertido en la creación de instalaciones eólicas, solares o de otro tipo, antes que seguir en los combustibles derivados del Petróleo que son muy contaminantes.

Es verdad que en nuestro país seguiremos necesitando gasolina y diésel por muchos años más, cuando el mundo industrial de los países desarrollados, inicia la construcción, por ejemplo, de coches eléctricos, híbridos e incluso movidos por energía solar, es cierto, aunque por el momento, a mi juicio, la inversión será productiva algunos años, ya que el crudo extraído podrá ser refinado en nuestra propia refinería texana y regresado para el consumo nacional, claro, con los costos correspondientes que hoy por hoy serán menores que los anteriores cuando vendemos crudo y comprábamos gasolina.

Al mismo tiempo se preguntan los expertos, en la poca necesidad de la refinería en construcción en Dos Bocas, carísima, en zona propensa a inundaciones, aunque nueva cuando se termine, por allá del 1924, con el agravante que no cuenta, por el momento, con infraestructura para hacer llegar a las zonas de consumo, los combustibles que habrá de producir.

Como sea, el tiempo dirá, y la única razón que veo lógica, es como en Cuba en donde siempre habrá carcachas igual que en México, necesitadas de gasolina y diesel, eso sí, altamente contaminantes.

Un pasito pa’ delante y dos pasos para atrás, aquimichú

Yo también soy Pueblo.
Por allí nos encontraremos.