Actividad vertiginosa
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Actividad vertiginosa

 


“Me canso ganso dijo un zancudo cuando volar ya no pudo”. -El Mapache Guasón

Una tras otra se presentan como torrente incontenible las iniciativas de ley y las ideas del Presidente López Obrador, al grado que sus colaboradores ya casi no pueden seguir el ritmo impuesto por el Ejecutivo.
Aún no sé si ese hiperactivismo resulte positivo para el país, o sea mejor siguiendo la sabiduría popular decir que más vale paso que dure y no trote que canse.
Hoy jueves catorce de diciembre de 2018, cuando escribo, surge otra idea y decisión de López Obrador de lo más interesante: Federalizar, o Centralizar, como sea, los servicios de Salud en el “Sur sureste” de México, a saber en Quintana Roo, Yucatán, Campeche, Tabasco, Chiapas, Oaxaca y Guerrero, y no sólo queda esa decisión en una idea, sino que inmediatamente con el mazo dando, se firmó un acuerdo con los gobernadores de esos estados, de tal manera que en una suerte de vuelta de tuerca al Centralismo, El Gobierno Federal asume la administración y costos de los servicios de salud y, al efecto, de un plumazo desaparece el Seguro Popular y anuncia, sorprendente manotazo, que también desaparece el “Cuadro Básico” de medicinas en los servicios de salud respectivos, y que se otorgarán todas, todas las medicinas que requiera el paciente en forma gratuita.
Me quedo sin aliento y expreso mis mejores deseos porque esa decisión se logre cabalmente.
Por otro lado siguen las resistencias a la Ley Federal de remuneraciones, sobre todo entre miembros del Poder Judicial, y la moneda está en el aire, para caer hasta el otro año, ya que los ministros de la Corte salen de vacaciones.
Así las cosa amigo lector querida lectora, cuando usted lea estas líneas, el señor Secretario de Hacienda Don Carlos Urzúa, habrá presentado ante la Cámara de Diputados al Congresos de la Unión, el Presupuesto de Ingresos y Egresos para el año de 2019, con lo que se correrá el velo a la bruja de la incertidumbre financiera, y sabremos de dónde saldrá el dinero para cumplir con las metas de de Don Andrés Manuel.

En este maremagnum de órdenes, iniciativas y decisiones gubernamentales, como que cunde el desorden en las filas de MORENA, ya que no esperaban el cúmulo de obligaciones por cumplir, sobre todas las cosas en las dos cámaras, ante las urgencias de las iniciativas enviadas.
Ha surgido el rumor político, que el señor Presidente “ordenó” a los diputados morenistas que no cambien ni un renglón al Presupuesto recibido, lo que desde luego los desconcierta y hace levantar las antenas a los analistas financieros y políticos, primero porque se perdería la posibilidad que los diputados “mejoren el presupuesto”, claro, convocando y recurriendo a especialistas, y políticamente que no trate López Obrador de establecer la supremacía del Ejecutivo ante los otros poderes de la Unión.
En ese orden de ideas, las dos próximas semanas serán de un torbellino de comentarios, críticas, aciertos, errores y por sobre todas las cosas mucha gente se quedará atrás, porque la liebre de López Obrador es sorprendentemente veloz y quizá sus adversarios no la podrán alcanzar, ya que para analizar los efectos de todas sus decisiones se necesita tiempo, estudio y la participación de expertos, y el señor Presidente inmerso en ese ritmo alucinante no da tiempo para nada, ya que cuando se inicia una controversia, pone otro tema sobre la mesa.
Lo digo porque apenas estoy analizando la Ley de Remuneraciones, cuando ya se presentó algo más profundo: la Reforma Educativa de López Obrador, que deroga la de Peña Nieto, y además la centralización de los servicios de salud… Espéreme señor Presidente, cuando usted da su conferencia de las seis de la madrugada, yo apenas despierto; va usted leguas adelante de mis análisis. Imagine a sus colaboradores, van a necesitar un complejo vitamínico B, médico de cabecera y medicinas para la presión, dada la edad avanzada de muchos de ellos.
Antes se llamaba la vitamina PRI.
Esperemos, diremos y comentaremos aunque sea lo mínimo dentro de las actividades y propuestas del señor Presidente.
Yo también soy pueblo.
Por allí nos encontraremos.