Dos mil dieciocho a la vista
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Opinión

Columna sin nombre

Dos mil dieciocho a la vista

 


Jo,Jo,Jo,Jo. ¿De qué se ríe Santa? De las ocurrencias del hombre lobo. Lupus, López, Lobo. El Mapache Guasón.

Finalmente vamos a entrar en otro año de elecciones presidenciales, que muchos califican como vitales para México, y añaden que las elecciones de julio próximo son las más importantes de la Historia de México.

Exageran sin lugar a dudas.

Han existido otras elecciones mucho, pero por mucho más importantes en nuestra vida pública; quienes afirman que las elecciones presidenciales del 2018 son las más trascendentes, o no conocen la Historia de México o pretenden hacernos creer que México debe cambiar ¿radicalmente?, cando lo cierto, a mi juicio, es que vamos por la ruta correcta y solo se deben hacer ajustes en algunas áreas, principalmente en lo relativo a la seguridad y pobreza, pero de ninguna manera cambiar camino por vereda.

Desde luego que se debe seguir adelante en el combate a la corrupción, y hay que decirlo: no recuerdo un gobierno federal que haya perseguido, legalmente hablando, mediante procesos penales de la mayor legitimidad, a tantos gobernadores de su propio partido, siete de ellos ni más ni memos, y si eso no habla bien del combate a la corrupción por un gobierno federal que mete en la cárcel a quienes fueron sus correligionarios, bueno, entonces vivimos en otro planeta.

Es notable el combate a la corrupción en este gobierno.

Respecto a otras elecciones importantes como la que más, debo referirme a la que ganó a principios del Siglo XX un «señoritingo», nada más ni nada menos que Don Francisco Ignacio Madero, El Apóstol de la Democracia, miembro de una de las familias más ricas del país, y él mismo un joven caballero de la mejor sociedad de la época.

Desde luego que podemos ir al otro espectro de la sociedad mexicana, y pensar en un «indio de raza pura zapoteca», quien llegó a la máxima magistratura gracias a su preparación y experiencia en el servicio público, y fue, sin lugar a dudas, el mejor presidente que hayamos tenido.

Amigo lector, querida lectora, puedo, podemos hojear los libros de Historia para encontrar otros buenos presidentes elegidos constitucionalmente y que son recordados por todos los mexicanos: El Varón de Cuatro Ciénegas, El Presidente Caballero, otro mexiquense, este de Atizapán de Zaragoza y en el Siglo XIX muchos más, pero el reducido espacio editorial de esta columna impide desbordar el tema.

En ese orden de ideas, debemos dejar de estar poniendo apodos a los aspirantes y pensar, si eso fuere posible en algunos, en planes de gobierno que nos hagan avanzar más en el concierto de las naciones, planes objetivos, viables y sobre todas las cosas que sean no solo promesas sino programas con fuerte base social y económica, al mismo tiempo que se utilicen las herramientas que este gobierno federal está dejando para la posteridad.
Reformas educativa, energética, en telecomunicaciones y otras, que allí están para el hombre y el equipo que las tome para usarlas en bien de México.

Destruir lo construido es de resentidos y frustrados, no de gente de conciencia patriótica.
« Ya sabes quién»
FELIZ AÑO NUEVO PARA TODOS, PARA TODOS.

Yo también soy Pueblo.
Por allí nos encontraremos.