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¿De quién fue la idea?

Cuando se anteponen los intereses políticos a la protección del patrimonio cultural se dan vergonzosos hechos como la agresión al Centro Cultural Santo Domingo por el capricho de la señora Elba Esther Gordillo de venirse a casar aquí, donde es profundamente repudiada por sus pares magisteriales.

La necesidad de traer dinero a Oaxaca provoca la creación de políticas públicas que incluyen la explotación de expresiones y sitios culturales al ofrecerlos como mercancía. Puede estar justificado, necesitamos que llegue dinero para poder sobrevivir. Dado que Oaxaca no es tierra de industrias o centro de desarrollo tecnológico lo único que hay para vender es la cultura que hemos construido entre todos.

El Jardín Botánico, administrativamente, depende de la Secretaría de Administración estatal, aunque probablemente tengan las manos metidas en su manejo los de la oficina de convenciones y todos los que promueven el turismo de reuniones. Seguro el instituto del patrimonio local o la secretaría de cultura y turismo también participen en la toma de decisiones al respecto.

La boda de la señora Gordillo fue exhibida a nivel nacional, no por su exclusividad, su lujo o trascendencia social sino por los videos en los que aparecen los milicianos de la Sección 22 y organizaciones adherentes, entrando en tropel y destrozando el lugar. Los muros exteriores quedaron como periódico mural de su edificio sindical, llenos de frases en un vocabulario de excremento.

¿Por qué vino a casarse aquí? Habrá que especular. Puede ser que el gobernador lo autorizó como sumisión ante el poder de la señora o alguna oscura alianza electoral. Pudo ser que se opusiera, pero que haya sido obligado a permitirlo y hasta a prestar gratis el recinto cultural. Pudo haber de por medio pagos a favores previos o futuros, pudieron ser muchas cosas. Lo que está claro es que eso pesó más que la obligación de proteger un patrimonio histórico.

Todos en Oaxaca sabíamos que habría problemas, que los magisteriales harían lo posible por arruinarle la noche a los recién casados. Si alguien como un chofer de taxi pudo suponerlo es de esperar que dentro del gobierno todos lo supieran: habría violencia.

En ese enorme centro cultural tenemos extraordinarias joyas en resguardo. El templo de Santo Domingo es nuestro orgullo colonial, el exconvento que alberga el museo tiene, entre otras joyas, los tesoros de la Tumba 7 de Monte Albán, un valioso jardín botánico y la segunda mayor hemeroteca pública de México, con acervos periodísticos que datan del siglo XIX.

Conocidas son las maneras violentas del magisterio. Desde que cursan las escuelas normales son capacitados para el terror: toma de autobuses, toma de edificios, bloqueos, plantones, elaboración de bombas molotov, tácticas de guerrilla urbana, uso de cohetones como bazucas y, lo más grave, el lavado de cerebro a que son sometidos que los deja inútiles de por vida, a muchos de ellos.

Esa alienación mental permite que los manipulen y los lancen en turba aun contra tesoros artísticos. A pesar del paso de los años, no se ha borrado de la memoria de los oaxaqueños el incendio del Paraninfo de la UABJO a manos de porros durante el sexenio de José Murat. Tampoco olvidamos que otro grupo porril quemó la puerta lateral del edificio central y los salones adjuntos apenas en noviembre de 2016. Vergonzosamente, nuestra Universidad ha sido incendiada dos veces y nadie ha sido castigado por ello.

Conociendo los métodos violentos que justifican sobre una supuesta rabia social, pudieron haber lanzado una bomba molotov y arrasado a la Hemeroteca Pública de Oaxaca, pudieron haber profanado el templo o meterse al museo y robar a su gusto. Con toda seguridad, si eso hubiera sucedido, nadie sería castigado en el futuro.

El “hubiera” no existe y, fuera de las pintas con sus consignas habituales, los daños fueron “menores”, si puede hablarse de daño menor tratándose de un tesoro arquitectónico.

Lo que no pertenece al mundo de los “hubiera” es la falta de responsabilidad, sentido común y buen juicio de quienes autorizaron tal despropósito. Haber “rentado” el gran recinto cultural para semejante vergüenza. Esta condenable acción del gobierno oaxaqueño no puede justificarse con el cuento de traer dinero o promover el turismo de reuniones, no con el patrimonio que nos pertenece a todos. Si tanta necesidad había de recursos podrían haberle rentado el bunker del Centro de Convenciones.

En este mismo espacio, hace cinco años, pedimos al recién llegado gobernador Alejandro Murat que no usara el Casino del Teatro Macedonio Alcalá para reunirse con los magisteriales debido al riesgo de tener a la turba en las afueras listas para incendiarlo en nombre de su movimiento.

El patrimonio de Oaxaca está en manos de personas con criterio mercantil, pero nulo aprecio por valores y tradiciones culturales que merecen respeto. Celebremos que no pasó a mayores.

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