Un año perdido
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Opinión

BARATARIA

Un año perdido

 


El primer año de la Primavera Oaxaqueña fue, sin duda, deprimente, decepcionante. Habría que avisar a los funcionarios “de arriba para abajo” que ya transcurrió una sexta parte de su mandato y, salvo que nos demuestren lo contrario, todo está exactamente en el mismo punto en que lo hallaron hace un año, sino es que peor.

Hace un año se inauguraron obras inconclusas: el Circuito Interior sigue cerrado en la zona de la Reforma Agraria; Símbolos Patrios luce con tramos sin pavimentar, con fuga de aguas negras por aquí o por allá, sin cinta cuneta concluida, ambas obras con camellones sin terminar o sin ellos. El argumento de todo este año es que los (ir)responsables de Sinfra, de don Netzahualcóyotl Salvatierra, estaban impedidos de realizar reparación alguna porque ello afectaría el hacer efectivos los seguros a las empresas que cobraron por los trabajos.

Meses después nos enteramos que esas firmas rechazan llevar a cabo las reparaciones y seguros porque labores internas como los drenajes, ante la presión del tiempo o el apresuramiento, no fueron realizados correctamente por municipios o la entonces Sapao y que ellos solo serían responsables de la pavimentación no de la infraestructura que corre bajo el concreto o pavimento y, por ende, “eso no estaba en el contrato”. El gobierno de Oaxaca tendrá que correr con los gastos de esas reparaciones o francamente rehacer las obras. Un año perdido.

 

SED

En 365 días, también, no hay un solo plan, por mínimo que sea, para saciar la sed de las principales ciudades del estado. Si le apuramos, se yergue la amenaza de que la poca agua que llega a la ciudad de Oaxaca sea utilizada preferentemente por las comunidades que la generan. Nada de nuevos pozos, de proyectos, de planes a corto, mediano o largo plazos para extraer, traer o encauzar agua para los valles Centrales.

El director de Soapa, Omar Pérez Benítez y quien le debe su cargo no a su capacidad sino a la tía, la diputada Nancy Benítez, ha convertido la dependencia en muro de los lamentos señalando todos los problemas que enfrenta; esperamos que ello se respalde con un buen diagnóstico, pero eso al oaxaqueño de a pie ¿de qué le sirve si no hay soluciones?

Omar denunció que la anterior Sapao fue caja chica del gobierno muratista, lo cual no dudamos, pero no ha emprendido acción alguna contra quien denuncia. A ello se suma que nos ha hecho una relatoría de la deficiente distribución, de lo obsoleto de la red, del azolve de pozos, la falta de producción de algunos, la caída del aforo de San Agustín Etla, etc, etc, bla, bla, bla, pero hasta hoy no hemos escuchado un plan emergente que no sea repartir agua de dudosa calidad en pipas, quemando gasolina.

Nada, aquí, un año perdido.

 

SIN PROYECTO ESTRATÉGICO

EL IMPARCIAL dio cuenta el sábado de los “anuncios y promesas” en que se han quedado los “proyectos estratégicos”: en enero se anunció el reinicio del proyecto del Libramiento Sur que conectaría la autopista Oaxaca-Cuacnopalan con la vía a la Costa. Desde entonces no hemos escuchado ni siquiera de intentos de “socialización” del proyecto con comunidades que se han visto renuentes o en franca oposición con el trazo, por ende, está muy pero muy lejos su ejecución.

Netzahualcóyotl Salvatierra vislumbró la recuperación del proyecto de la Presa Paso Ancho para traer agua. Nada. Y de aprovechar los escurrimientos de la zona de San Felipe, el olvido.

El Citybus se ha quedado en una ruta y el servicio nocturno, más por obligación de echarlo andar pues en caso contrario el gobierno sería sancionado y debería regresar el dinero federal recibido. Pero nada hay de nuevas vialidades, de nuevas rutas de transporte o rescate de ellas y menos, mucho menos, un plan para pavimentar los accesos, calles, vialidades y carreteras del estado. Un año perdido.

Ese mismo tamiz lo podríamos utilizar, al azar, en dependencias como Semovi: a estas alturas persisten las mismas carencias de láminas, tarjetas de circulación, trámites, altas, bajas; regularización de concesiones y, sobre todo, coyotaje y corrupción de pasadas administraciones. Otro año perdido. Nada de reordenamiento.

En el Registro Civil, ¿Qué hay de la digitalización, de agilizar trámites, de garantizar la personalidad jurídica de los oaxaqueños que carecen de algo tan básico como un acta de nacimiento? Año tirado a la basura.

Y no digamos del IEEPO o los Servicios de Salud de Oaxaca. Ambos entregados a los sindicatos y son estos los que mandan. En educación, entrega de cientos, miles de plazas a “normalistas” para engrosar las filas de la poderosísima Sección 22 a cambio de nada, ahí están los resultados de la prueba Pisa a la que, por cierto, el magisterio se opone a aplicar porque desnudaría lo que ya sabemos: la pobreza educativa de Oaxaca en un país de por sí rezagado con respecto al resto del mundo. Una hoja de calendario en el piso, pisoteada.

Y en Salud, de la mano de quien cobra como secretaria, Alma Lilia Velasco, con desabasto de medicamentos, carencias y desatención criminal en hospitales. Además del impedimento de contratación de especialistas por oposición directa del sindicato. Otro año en terapia intensiva.

 

(IN)Cultura

Con la presencia de Víctor Cata se podía vislumbrar un haz de luz para la recuperación, promoción y estímulo a las culturas originarias. El domingo, por orden del titular de Seculta, se suspendió el concierto dominical porque presuntamente “no llegaron” los instrumentos, pero en realidad fue porque participaría el hijo de Guajiro López, subsecretario de cultura con Ulises Ruiz. ¿En verdad ese fue el criterio, “vetar” al hijo de un emisario del pasado?

Aquí también en cultura ha sido otro año perdido al avalar atrocidades o ser comparsas de la “actuación” de Saymi Pineda, una de las secretarias de gabinete más inculta en décadas, lo cual ya es decir; avalar el manoseo de la cultura oaxaqueña, de nuestras raíces, también es corrupción. Quedarse callado ante la comercialización de bienes culturales y ser utilizado como florero echa por la borda, en una sola noche o un solo evento toda una vida de promoción cultural.

En cultura, también hay un año perdido.