Penales, negocio redondo
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Opinión

BARATARIA

Penales, negocio redondo

 


Hay un penal en Oaxaca que está convertido en un verdadero negocio, en donde les cobran a los reos por todo. Es un infierno para los que están encerrados allá por algún delito, pues todo se resuelve con dinero. Se trata del Penal Regional de San Juan Bautista Cuicatlán, que se encuentra en el olvido.

El reclusorio presenta una sobrepoblación de 270 Personas Privadas de su Libertad (PPL), cuando fue diseñado para albergar a 200. Es, además, como otros penales de la entidad, un negocio redondo.

Cuentan los familiares de los reclusos que hace unos días se fue el anterior director, Moisés Soriano, que se daba el lujo de pedirles préstamos a las personas privadas de su libertad y cuando éstas le cobraban, los metía en la celda de castigo. Obvio es que no todos tienen dinero en un penal, pero sí los que cosen balones o elaboran artesanías. Pues a ellos, el mentado personaje, les exigía préstamos de 5 o 10 mil pesos mensuales, que puede ser poco para algunos, pero mucho para un hombre que trabaja de sol a sol para hacerse algo de recursos.

Pero un día llegó una nueva directora, Liliana Ahedo, que resultó muy buena para los “negocios” y, a partir de entonces, la tranquilidad se esfumó de ese reclusorio de la Cañada oaxaqueña.

En diversas ocasiones, se ha denunciado que en los penales existen autogobiernos, pero siempre los gobiernos en turno lo niegan. Tal vez no sea el caso del penal de Cuicatlán, pues el reclusorio no está considerado ni de mediana seguridad, sino regional.

Hace unos días, de manera inesperada fueron trasladados al penal de Tanivet, Tlacolula, un total de ocho reos, los cuales, fueron acusados de peligrosos y de pretender armar un motín, lo cual han desmentido los propios reclusos.

Supuestamente, ellos no quisieron dar el moche para no ser reubicados, lo que provocó que de la noche a la mañana lo trasladaran al reclusorio federal, de mediana seguridad, que se ubica en Tlacolula.

Lo que más se lamentan los familiares de las PPL es que seis de las ocho personas daban empleo al resto de sus compañeros como tejedores de bolsas, pagándoles hasta 120 pesos por producto elaborado. Se fueron de ese penal y se les acabó la chamba, algo que no se preocupa en fomentar, la nueva directora.

Otros negocios que prevalecen en el penal, son ciertas concesiones que se otorgan a algunos reclusos para administrar la tienda y la cocina, pero además a particulares.

Por ejemplo, se mencionan los nombres de Irvin Aguirre; otra persona conocida como Hipólito, de Teotitlán y un tal Aguirre, de Tomellín, los cuales hacen negocio directamente con la directora en cuanto a alimentos se refiere y el material de trabajo, el plástico, para la elaboración de las bolsas.

En el penal frecuentemente se violan los derechos humanos, pues los reos son castigados en celdas especiales, además que carecen de medicinas.

Además, cuando los reclusos quieren ver la televisión, se le cobra por este “servicios” y las PPL saben que si cometen una falta, son candidatos de la directora para ser trasladados al penal de Tanivet. ¿Ya sabrá Readaptación Social de esto?

 

LOS MIGRANTES

Todo el país y en especial Oaxaca, está viviendo movimientos inéditos con respecto al flujo migratorio que conforme pasa el tiempo va incrementándose.

El Istmo de Tehuantepec es donde más se observa a familias enteras que arriban a las terminales, piden el apoyo de la ciudadanía y se asientan, por unos días u horas en las terminales camioneras para poder continuar su recorrido.

Hay quienes tienen familiares en los Estados Unidos, los cuales les subvencionan su viaje y les hacen pequeños depósitos en las tiendas Elektra o en instituciones bancarias “Azteca”.

Los ciudadanos los miran con cierto recelo, aunque hay personas que no dudan en darles algún alimento caliente, ropa, medicinas y algunos hasta les dan “posada” en un gesto que jamás olvidarán esas personas que han salido de su patria por algún motivo y que se han trazado como destino final cualquier ciudad de los Estados Unidos.

Una mujer joven, de origen venezolano, conversaba con uno de los reporteros de El Imparcial, quien le ha dado puntual seguimiento a este fenómeno migratorio. Ella, estacionada a las afueras de la terminal de autobuses de primera clase, daba a conocer con lujo de detalles el peligro que ha enfrentado con su esposo y sus dos pequeñas hijas, esta terrible travesía.

Con crudeza, ha señalado que vio personas muertas en la región del Darién que es un área selvática y pantanosa ubicada en el límite de América Central (Panamá) y América del Sur (Colombia) al ser atacadas por delincuentes de la zona.

Así como esta persona, decenas de mujeres y hombres, con menores en brazos, siguen en la aventura sin recibir ningún apoyo del gobierno, más que el simple acompañamiento y la embestida del Instituto Nacional de Migración y la delincuencia organizada que, ahora, ya lo dijo el titular de la Secretaría de Seguridad  y Protección Ciudadana, Iván García Álvarez, busca controlar el flujo de migrantes en el Istmo de Tehuantepec, al señalar que hay amenazas contra transportistas por lo cual se ha extremado la vigilancia en carreteras de la zona.

Si actualmente algunas poblaciones del Istmo están convertidas en violentas, ¿qué será cuando los delincuentes se disputen a balazos los “cargamentos” de extranjeros que van de paso hacia los Estados Unidos?

¿Los gobiernos federal y estatal, así como los gobiernos municipales están tomando conciencia de lo que se avecina?

Mientras tanto, en las comunidades del Valle Central ya registra un elevado número de personas extranjeras, que piden el apoyo económico de la ciudadanía para poder comprarse un boleto de autobús, para seguir su viaje hacia los Estados Unidos.

En Mitla, por ejemplo, el domingo pasado se vio a varias de estas familias pidiendo el apoyo económico de los turistas en la zona arqueológica, lo mismo ocurrió en el tianguis de Tlacolula de Matamoros.

En tanto, aun no hay fecha para la instalación de albergues en la ciudad de Oaxaca, mientras, cientos de migrantes deambulan por diversos puntos de la ciudad en busca del apoyo económico y de alimentos. Por fortuna, pese a sus necesidades, han actuado con mucha prudencia y no han cometido ninguna tropelía contra algún citadino que poco a poco se acostumbra a este éxodo ni siquiera visto en los tiempos bíblicos.