La salud del Presidente
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BARATARIA

La salud del Presidente

 


Dejaron pasar varias horas, en lo que el gabinete y los voceros de la 4T se ponían de acuerdo, para difundir la situación de salud de Andrés Manuel López Obrador el pasado domingo: tercer contagio de SARS-CoV-2, indicó la información oficial que, a estas alturas del partido, es un mal menor luego de las versiones de un desvanecimiento e, incluso, infarto presidencial. A pesar de ser una persona con la salud altamente vulnerable, el Covid-19 vendría a ser un “mal menor” y, por tercera ocasión, al tabasqueño de nada le sirvió su “fuerza moral” como escudo contra la pandemia.

Valga insistir en que la salud del presidente es asunto de seguridad nacional. La estabilidad social y económica del país pasa por una buena salud, física y mental, del jefe del Ejecutivo, representantes de uno de los tres poderes de la unión, máxime porque hoy el país transita por un panorama de alta conflictividad política ante el enfrentamiento con el Poder Judicial y la disputa con la ministra presidenta y el Poder Legislativo, con la agenda que impulsa AMLO en busca de que “no se le cambien ni una coma” a las reformas que buscan fortalecer su visión, patrimonialista, del país.

A ello hay que sumar la sucesión adelantada, la encarnizada lucha, atizada desde Palacio Nacional, que ha llevado a la confrontación directa entre las corcholatas que aspiran ser benefactoras del dedazo presidencial para 2024, pero que han llevado al país a un mayor encono entre clanes morenistas, más preocupados por amarrar una posición y hueso apoyando a gallo que el trabajo hacia adelante en favor del país.

Las puntualizaciones en torno a la salud presidencial debieron llegar de fuera, a partir de documentos obtenidos por el grupo de ‘hacktivistas’ llamado “Guacamaya” el cual, el año pasado dio cuenta de la delicada salud del tabasqueño y que no ha sido desmentido fehacientemente por la propaganda oficialista y si, con acciones, confirmadas como el hecho de que muchos de estos documentos fueron filtrados desde el propio ejército, de ahí las sanciones y castigos de los últimos días.

De acuerdo con esos documentos difundidos el 30 de septiembre de 2022, el gobierno federal habría omitido dar cuenta de hospitalizaciones de emergencia y tratamientos médicos del presidente para padecimientos como hipotiroidismo, gota y angina inestable de riesgo alto. La información confidencial interceptada data de 2016 hasta el mes de septiembre de 2022.

A decir de estos documentos, 2 de enero de 2022, la Sedena tuvo que enviar a una ambulancia aérea a Palenque, Chiapas, a La Chingada, rancho de López Obrador, desde donde el mandatario fue trasladado de urgencia al Hospital Central Militar de la Ciudad de México. Ayer lunes, mientras algunos señalaban que López Obrador estaba en Palacio Nacional, algunos otros lo señalaban internado en el Hospital Militar de la Ciudad de México.

Citamos un informe periodístico a partir del documento hackeado: “en la tarjeta con folio SIIO/0036 del grupo de servicios especiales de la Policía Militar se incluiría el diagnóstico de angina inestable de riesgo alto, un padecimiento que impide el flujo adecuado de sangre y oxígeno al corazón, lo que puede derivar en un ataque cardiaco. Ocho días después, el 10 de enero del mismo año, la salida fue la misma versión que la proporcionada el domingo e intentada reforzar el lunes: contagiado de COVID-19 con síntomas eran leves. Sin embargo, del diagnóstico y traslado previo no se hizo mención alguna”.

Con base en los documentos extraídos de la Sedena, entre el 4 y el 20 de enero de 2022, López Obrador recibió al menos 10 consultas médicas, incluida la de su cardiólogo particular.

La mañana del 21 de enero de 2022, hace 15 meses, fue ingresado al Hospital Central Militar para un cateterismo y fue dado de alta al día siguiente. Desde esa fecha, AMLO habría recibido 28 terapias físicas. Fueron “estudios de rutina” señaló Comunicación Social del Presidencia.

Horas después de haber presentado su informe de gobierno en septiembre de 2021, de acuerdo con la tarjeta SIIO/4955.

AMLO debió ser atendido y los resultados del diagnóstico fue que el presidente padecía de gota, una enfermedad reumática que causa dolor e hinchazón en las articulaciones. El presidente rechazó tratamiento con medicamentos, pero dio su anuencia para atenderse vía terapia física y rehabilitación”. ¿Hay irresponsabilidad presidencial para atender sus males?

El 22 de diciembre de 2021, en el mismo hospital, AMLO fue diagnosticado con hipotiroidismo, por lo que le mandaron un tratamiento de sustitución hormonal a base de levotiroxina. Algunos de los síntomas de esta enfermedad son resequedad en la piel, cansancio, deterioro en la memoria y la atención y una mayor sensibilidad al frío. Cabe recordar episodios que han sido difundido en redes y medios sobre el viraje de AMLO en sus discursos y, en algunos casos, la dispersión de sus ideas.

El contagio de Covid-19 o su recaída en salud no es un asunto menor, mucho menos para el país. Su ausencia, aunque sea temporal, vuelve a poner el dedo en la llaga sobre quien o quienes podrían estar tomando decisiones importantes para los mexicanos en estos momentos. El hecho podría desatar más incertidumbre en el país y desencadenar una feroz lucha, que ya se da, al interior del gabinete y entre los aspirantes a la candidatura presidencial hacia afuera, aplazando aún más la solución a problemas torales del país.

Por el bien de la nación, que solo sea Covid y en dos semanas el presidente continúe con su agenda, estemos o no de acuerdo con ella, en caso contrario, la irresponsabilidad con la salud presidencial, las medias verdades o mentiras podrían tener funestas consecuencias al proyecto político o de nación y colocar al país en un punto de mayor turbulencia.