Estudiantes abren la cloaca
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BARATARIA

Estudiantes abren la cloaca

 


¿Cómo van a enfrentar las procuradurías de la defensa a la mujer, el IEEPO de Emilio Montero, la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca, la Fiscalía de Bernardo Rodríguez Alamilla, incluso las organizaciones de apoyo a la mujer, los liderazgos estudiantiles; la SEP, de Delfina Elizabeth Guzmán Díaz; el Cobao, de Verónica Hernández González; el Cecyteo, de Blanca Martínez; la directora del Centro de Bachillerato Industrial y de Servicios (CBTIS) 26, Justa Zárate García, o del CBTIS de Santa Lucía del Camino, las graves acusaciones de violencia y acoso sexual, insultos y violencia digital contra alumnos, profesores y trabajadores de esas instituciones, además de la particular La Salle, todos estos  señalamientos desgranados por alumnas y alumnos de esas instituciones?.

Ayer reventó otra movilización. Las protestas de los alumnos se han realizado empleando medios a su alcance y, al igual que con la violencia vicaria, han colocado sendos tendederos con las imágenes y casos de trabajadores, profesores, directivos y alumnos acosadores o violentadores, eso es lo que les queda ante la falta de atención, el caso omiso que hacen las autoridades educativas, en este caso de los sistemas de educación media superior.

La semana pasada fueron dos o tres días de protestas en los Colegios de Bachilleres de Oaxaca, centrado en el prestigioso plantel de Pueblo Nuevo. Ahí, además de denunciar el acoso, las alumnas ya exigieron aplicar la Ley Olimpia, que castiga la difusión de fotografías o imágenes íntimas sin consentimiento. La norma fue publicada el 24 de agosto de 2019 en el Diario Oficial de Oaxaca, y a nivel estatal prevé hasta 8 años de prisión para quien transgreda la ley.

Ayer, lunes, el tendedero se colocó en puertas y muros del Instituto Tecnológico de Oaxaca (ITO). El fin de semana el otro tendedero fue expuesto y colocado en la exclusiva Universidad La Salle bajo la misma lógica: contener la violencia machista y sancionar a los agresores. El primer caso judicializado bajo la Ley Olimpia en Oaxaca se registró en 2020.

Las mujeres estudiantes, no es fácil, se están armando de valor y denuncian que han sido víctimas de sujetos violentos al interior de las instituciones educativas que se escudan en la protección de líderes y directivos de las instituciones.

Y no es que las agresiones hayan surgido de la noche a la mañana, estas se han enseñoreado con la complicidad de directores y líderes sindicales como la Sección 22 que, a lo sumo, tras enterarse del problema, lo intentan ocultar. Al puro estilo de la Iglesia Católica, apenas cambian de adscripción al violentador o, acaso, expulsan al alumno, mas no al trabajador y el crimen, que eso es, queda impune y muchas vidas de jovencitas, e incluso jóvenes, terminan marcadas.

Basta recordar las cifras de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares, ENDIREH, que da cuenta de datos muy reveladores para Oaxaca: una de cada tres mujeres, el 33.1% han experimentado al menos una situación de violencia a lo largo de su vida escolar. Este indicador se agravó, pues pasó de 28.1% en 2016 a un tercio de las mujeres en cinco años.

Y no solo hay más violencia contra la mujer en el ámbito escolar, sino también hay más mujeres que se atreven a denunciar. Otra forma de violencia es, por ejemplo, la “venta” de calificaciones, el condicionamiento de las mismas incluso a cambio de “favores” sexuales. Recordemos señalamientos en preparatorias, en universidades públicas, incluida la UABJO, pero para los directivos es más fácil voltear para otro lado en temas tan delicados. Si un tercio de las estudiantes han sido agredidas, estima el INEGI más de 493 mil alumnas. ¿Cuántas de estos agresores y agresoras, que las hay, han sido denunciados? ¿Cuántos procesos o carpetas de investigación penales se han abierto? ¿Cuántas denuncias se han presentado y cómo se ha atendido a las víctimas? ¿Hay sancionados?

Lo que es seguro: prevalece la impunidad.

Si se solicita esta información a planteles estos lo niegan, lo ignoran o simplemente señalan que no hay casos. Pero ahí están las cifras. La encuesta levantada en 2021, sin ir más lejos, señala que el 15.5% de las alumnas han sido violentadas ¡en el último año!. Por las protestas que tenemos a la puerta parece ser que esto no ha disminuido; por el contrario, se han agravado. En el último año al menos ¡una de cada seis alumnas ha sido agredida, manoseada, violada, violentada, insultada al interior de una escuela, de SU escuela! Y ello, sin duda, es muy grave.

Los movimientos de mujeres, que no feministas, han generado una nueva ola de reflexión y protesta. El objetivo de la lucha es respetar a las mujeres, y ello está tomando nuevas dimensiones en Oaxaca.

Entonces, ¿dónde están las autoridades educativas, dónde están los directivos (¿encubren?) dónde los padres de familia. Nosotros, en este diario, SÍ les creemos a las alumnas; muchas, sin duda, están atravesando por un infierno cuando, en estos momentos, tendrían que tener energías sólo para prepararse, para estudiar con mira al futuro, de ellas y de este país.

Ese futuro que hoy, en Oaxaca, la negligencia de autoridades educativas, la violencia machista, les está cancelando.