Gobernantas en  tiempos modernos
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Opinión

Gobernantas en  tiempos modernos

 


 

El ejercicio del poder político en un contexto de patriarcalismo y de machismo para las gobernantas, debe exhibir características aceptadas por los hombres en primera instancia, no hacerlo de esta manera, se puede sufrir rechazo y dificultar el ejercicio gubernamental. Una inteligente combinación de personalidad y el toque femenino puede permitir transitar en medio de la selva patriarcal.  Apegarse al encanto que toda mujer tiene es un buen recurso, mostrar sensibilidad que es marca femenina; como en política las emociones cuentan mucho, es prudente jugar con ellas y saberlas administrar. Sin embargo, se debe considerar ser la mejor para el cargo no por el hecho de ser mujer. 

Por otro lado, es necesario contar con otras virtudes, tales como la debida fundamentación de las opiniones, que las razones gocen de la debida certeza, envueltas siempre de una mente ágil y contundente, en las exposiciones en los debates debe haber agudeza como lo mandan los cánones, de este modo se será una política difícil de vencer. Para llegar a estos niveles se deberá haber desarrollado instintos políticos, valores universales y una enorme capacidad de aprendizaje y de experiencias políticas. Dentro de estos valores universales no pueden faltar, disciplina, orden teórico y práctico, trabajo duro, gran sentido del deber y un alto patriotismo. En este sentido, enfrentar a los grandes problemas de gobierno será más abordable. 

Siempre será positivo que se estudie bien los medios de comunicación que se tengan en el campo político, saber utilizar el internet, la televisión, la radio, la prensa y otros medios, explotarlos a lo máximo, debe ser una consigna. La comunicación debe ser clara, concisa, con compromiso, periódicamente analizada, así como evaluar la población, las comunicaciones, para que se tenga la oportunidad de ajustar, de maniobrar o de seguir por la ruta trazada. 

En especial, se deberá comprender todas las teorías de gobierno en boga, analizarlas desde diversos ángulos, observar si una corriente se acomoda a la realidad del país y actuar en consecuencia. Una equivocación teórica, metodológica, epistemológica y de comprensión del momento histórico en que vive el país sería fatal. Siempre se gobernará en el contexto de doctrinas filosóficas, políticas, sociales, económicas, administrativas, financieras y culturales. Saber cuál es la más fructífera para el país y el gobierno es una gran responsabilidad, así, no será lo mismo transitar por la teoría económica keynesiana o la teoría neoliberal. Siempre se deberá tener en cuenta las naturalezas de los principales problemas del país con el objeto de buscarles las salidas más adecuadas para su beneficio, sobre todo para la población que más lo puede requerir. Esto requerirá un liderazgo extraordinario para provocar viables soluciones para los problemas detectados como fundamentales, encontrar eco de apoyo y de legitimidad de las acciones. 

En ciertos momentos en los procesos gubernamentales, en los planteamientos de los fundamentales problemas y en la toma de decisiones, pulsando el ánimo de la población, se tendrá que transmitir una imagen pública de gran espíritu, de fuerza indomable, de ser una gobernanta habilidosa, ingeniosa y de claridad diáfana. Así como demostrar mucha cautela, sus principios se deberán someter a ajustes estratégicos y tácticos, de acuerdo a la realidad del momento. Tendrá que tener mucho tacto para convencer a la clase política para tomar decisiones incluso amargas pero necesarias por el bien del país. El grupo de trabajo debe actuar de acuerdo a la imagen y semejanza de la gobernanta, en estas condiciones, con la claridad ideológica, por tanto.  Cautela, adaptable, pragmática, oportuna y firmeza en las decisiones debe ser la imagen para lo interno y para lo externo. 

Si la realidad es complicada, se tiene que cuidar las concesiones, en ciertos momentos vale ser inflexible. Esto implica la búsqueda de consensos no estará en la agenda, estará ante discusiones acaloradas, intransigentes, ásperas, incluso groseras, las disputas son enconadas. En estas condiciones el ejercicio administrativo debe ser cuidando hasta el último detalle, nada se debe de escapar, todo estará en los medios, claro sabiendo los fines. Se deberá ser adicta al trabajo, se cuidará todo tipo de información, la más insignificante puede ser la clave para salir avante. Ser mujer les impedirá a los adversarios ser groseros y pedantes, pero, por el contrario, se tiene manga ancha para determinar el comportamiento. Se debe tener la personalidad necesaria para no desviarse de las líneas trazadas con mucha anterioridad y el decidido apoyo a los colaboradores. Ante posibles agresores exteriores del gobierno, se debe procurar que la opinión internacional esté a favor, por la causa y los valores. Evitar, toda arrogancia del poder, puede ser la excelencia. Al final, amada o denostada, se podrá ser una líder política como pocas.