Naturaleza de liderazgos
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Opinión

Naturaleza de liderazgos

 


 

En la historia de los regímenes políticos los liderazgos no siempre han sido un bien para los pueblos, algunos de los líderes han sido ruina para sus naciones.

En principio, esto se da cuando los líderes actúan de acuerdo a sus intereses particulares, a su lectura del momento de la realidad política y social, a su apego a la ideología en que sustenta sus acciones o simplemente, en el proceso político, perdió el rumbo o en una situación determinada tomó la decisión equivocada. Algunos sostienen que les llegó la enfermedad de la acumulación de demasiado poder y perdieron la razón y de la lógica de las cosas.

Esto sucede también cuando no son capaces de crear instituciones sólidas o cuando asumen toda la responsabilidad del régimen político, en este sentido, es tal su concentración del poder en sus manos, que un estado de ánimo momentáneo puede hundir a un país.

Una excesiva concentración del poder en un líder vuelve muy vulnerable al régimen político, por el contrario, una debida distribución del poder en el territorio y en las funciones del régimen, permite su solidez, su equilibrio, su legitimidad compartida y su funcionamiento. En este sentido, las debilidades del líder se compensan por la eficacia del régimen político. Esto es lo que llamo en mi nuevo libro Operación Política, el nuevo Príncipe.

Si es malvado, cruel, mentiroso, bajeza de carácter, violento, intolerante, déspota, terco, voluble, autoritario, vengativo y está por encima del orden jurídico, así como usa la violencia física o verbal en las relaciones políticas, ello afecta el buen funcionamiento del régimen político, puesto que es el centro del poder.

Por el contrario, un líder responsable, domina sus emociones por el bien común, el dominio de sí mismo, de su entorno y de los demás, habla de un líder responsable. Los líderes emocionales, no quiere decir que no sean inteligentes, que no posean una mente rápida, regularmente, tienen excelente memoria. Sin embargo, este tipo de líderes suelen ser muy serios y con poco sentido del humor. Regularmente, cuentan con pocos amigos verdaderos.

Estos líderes emocionales demuestran, regularmente, mucha vitalidad y extraordinaria energía para la operación política. En la imagen misma presentan dinamismo que puede ser hasta inagotable, con gran capacidad para la acción resuelta e inflexible, guiada por una indómita fuerza de voluntad y un irresistible espíritu para la lucha para la transformación del régimen político.

Si a esto le sumamos sus ropas, sus modales, las poses que adoptan, su retórica, es decir, ofrecer algo totalmente nuevo y espectacularmente distinto a los gobernados, con una decidida promesa de llevar a cabo la necesaria y decisiva ruptura con el pasado y de la pavimentación de un futuro luminoso, lo más estratégico en representar la modernidad, además de ser asociado a la imagen de un hombre abocado a un destino histórico (Kershaw: 2023).

Desde luego, todo ello correspondiente a un momento histórico, disruptivo, necesidad del cambio, la superación de un régimen que se ha mostrado impotente ante el estado de cosas y ante la subida de tono de las protestas de los ciudadanos, las emociones del momento necesitan a un aglutinador de las mismas.

El líder debe captar la potencia de toda oportunidad para la creación de un movimiento nuevo capaz de explotar los momentos adecuados de todo proceso político. Erigirse en un gobernante adecuado se deberá a las circunstancias existentes del momento.

La destrucción de cualquier viejo régimen y del orden social anterior, a partir del planteamiento de nuevas promesas para el diseño de una nueva sociedad y de la fe en el renacimiento de la nación, requiere de un líder de estatura nacional para mantener unida el movimiento del cambio.

A la vez saber aprovechar los signos de debilidad de las élites políticas. En estas circunstancias cualquier fuerza de apoyo debe ser bienvenida. El cálculo para la toma de poder tiene que ver de la necesidad de una lectura objetiva de la correlación de fuerzas. Sin olvidar de la necesidad del doblez en las acciones políticas si así se considera conveniente.

Es importante no olvidar la construcción del mito sobre el acceso al poder político para consolidar el nuevo régimen. De la misma manera, al arribo al poder político vale la pena presentar un innovador estilo de gobierno que se traduzca en acciones dinámicas con el propósito de manifestarse con audacia y confianza.

Si hubiese desorden equilibrar las cosas, importante será infundir la disciplina necesaria. Negociar con las élites políticas se hace indispensable, mantener la debida integración del equipo, sin olvidar las amenazas correspondientes.

En ciertas circunstancias se hace necesario el control centralizado hacia la población para asegurar la ruta debida del nuevo régimen. Sin olvidar que la violencia política debe ser monopolio del nuevo régimen. Analizar los momentos para delegar poder y funciones es vital para la estabilidad requerida. Todo un arte de operación política.