A la salud de los mexicanos
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Opinión

A la salud de los mexicanos

 


 

Durante todo este sexenio el de salud ha sido un tema recurrente de desacierto, de desencuentro, de error tras error. En distintos momentos de estos casi cinco años de gobierno se han tomado decisiones que han afectado a casi la totalidad de los habitantes de nuestro país.

Un debate permanente, para bien y para mal, ha sido el compromiso de campaña de AMLO de convertir el sistema de salud mexicano, en un símil del danés o de algún otro país nórdico; esa aseveración ha sido objeto de críticas, de burlas, para mejor reír, porque de otra manera lloramos ¿no?

Durante la pandemia vimos y vivimos la deficiente capacidad del gobierno federal para atender la emergencia; primero negando la peligrosidad de la enfermedad, luego minimizando los efectos, no atendiendo de manera eficaz las diversas necesidades que surgían y para colmo desalentando el uso de las medidas preventivas como la sanitización, el uso de gel y de cubrebocas, el lavado de manos, la sana distancia y hasta el quedarse en casa -quienes así podían hacerlo. Básicamente brindar un buen manejo de la emergencia no fue algo de lo que hayamos gozado en este país; esa es la memoria más reciente que tenemos.

Una de las obligaciones del Estado Mexicano es garantizar el acceso a la salud como un derecho humano protegido por la Constitución; sin embargo, en los hechos no ha sido así; justamente el 1 de junio de este año se publicó en el Diario Oficial de la Federación, que se cancelarían 35 Normas Oficiales Mexicanas (NOMs) en materia de salud. Además, se indica que será el recientemente constituido Comité Consultivo Nacional de Normalización de la Salud Pública, el encargado de realizar dicha cancelación, comité que preside ¿quién cree usted, querido lector? pues el Subsecretario de Promoción y Prevención, Dr. Hugo López-Gatell, al que también pertenecen mayoritariamente más funcionarios de la misma institución y de las Secretarías de los Estados, algunas Universidades y la Academia Nacional de Medicina y de Cirugía. El Comité no incluye a la Iniciativa Privada ni organizaciones de pacientes ni de cuidadores.

Para resaltar la importancia de las NOMs, debo añadir que muchos de los productos o servicios que consumimos deben cumplir con una o varias de ellas, y definen una guía mínima necesaria para garantizar que dichos productos o servicios cumplan un estándar de calidad y seguridad. Ahora bien, si las NOMs regulan cosas tan diversas como el horno microondas, los automóviles, las reglas de fabricación de miles de productos, imagínense lo relevantes que son en materia de salud.

Regresando al tema que nos ocupa sobre la cancelación, los especialistas en materia de salud y salubrismo señalan que la posible cancelación de estas 35 NOMs puede dejar en la indefensión a millones de mexicanos. Ahora bien, también hay que reconocer que estas normas fueron publicadas hace al menos 10 años y en efecto les urge una actualización, pero definitivamente no una cancelación, dado que entre estas normas se incluyen las enfermedades que más aquejan a los mexicanos.

No obstante, hace unos días se dieron a conocer dos noticias que aportan un respiro y un poco de esperanza tal vez: es decir el 11 de julio pasado un Juzgado admitió una demanda de amparo para suspender la cancelación de las NOMs, promovida por la activista y abogada Patricia Olamendi, quien lo comunicó a través de sus redes sociales. Adicionalmente, en un comunicado la Confederación de Cámaras Industriales (CONCAMIN) informó que el Comité Consultivo Nacional de Normalización de la Salud Pública decidió posponer la iniciativa de la cancelación hasta el próximo mes de septiembre, con el propósito de iniciar un diálogo con el sector privado para escuchar propuestas y alternativas diseñadas por expertos de los diferentes sectores.

De cualquier forma, no podemos cantar victoria aún, pues no es la primera vez que durante la presente administración se organizan estos foros, un ejemplo de esto fueron los diálogos para analizar la desaparición del Seguro Popular: aunque todos pedían al gobierno construir sobre lo ya existente, la decisión y sus lamentables resultados ya son bien conocidos por todos. Por esto, esta propuesta significa un riesgo mayor para la ya atribulada salud de los mexicanos.

Además, las NOMs no están hechas al azar, ni las hizo una sola persona: son el resultado del trabajo colegiado de múltiples actores y muchas sesiones de trabajo. Algunas fueron promovidas desde la sociedad civil ante la necesidad de contar justamente con un marco regulatorio sobre el cual poder reclamar sus derechos.

La posible cancelación de las NOMs lo único que anticipa es el deterioro del impacto, ya negativo, que han tenido medidas previas del gobierno federal que han resultado en un desabasto generalizado de medicamentos, las peores tasas de vacunación infantil de la historia, el deterioro en la infraestructura de clínicas y hospitales y, como resultado posterior a uno de los peores manejos de la pandemia de covid-19, una disminución —que aunque global— significó cuatro años menos en la esperanza de vida de los mexicanos. Pero ni duda cabe que vamos bien para tener un sistema de salud como el de los países nórdicos ¡hágame usted el favor!