Las mujeres somos  la esperanza
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Opinión

Las mujeres somos  la esperanza

 


El camino de muchas mujeres no ha sido fácil. Antes los hombres decidían hacia dónde debíamos postularnos y en qué cargos. Todo en razón de donde a ellos les acomodara mejor la posición de la mujer en su juego de ganar poder

 

Blanca Islas

La participación exitosa de las mujeres en todos los escenarios públicos y privados es una constante; en la academia, en la ciencia, en el arte, en la música, en el servicio humanitario, en el desarrollo de la sociedad en prácticamente todo hay una mujer triunfando.

Y en la política es justo ahora donde participamos más y de manera más efectiva ya que dejó de ser solo una cuota de género para convertirse en un derecho constitucional para nosotras y garantía de triunfo electoral para los partidos políticos.

Sin embargo, el camino de muchas mujeres no ha sido fácil. Antes los hombres decidían hacia dónde debíamos postularnos y en qué cargos. Todo en razón de donde a ellos les acomodara mejor la posición de la mujer en su juego de ganar poder, tal y como se tratara de un juego de damas inglesas.

En 1955 las mujeres pudimos votar en México por primera vez. Solo apenas 68 años, hemos asumido la decisión de hacer las cosas pasar en lo individual y en lo colectivo, de romper el molde. 

Grandes mujeres valientes nos antecedieron abriendo brecha para para tener la libertad de elegir y ser electas. Nos hemos aliado entre nosotras con sororidad.

Hoy más que nunca, para acompañar esa lucha, estoy comprometida – a través de mi diario hacer, de mi profesión y de mis valores- a sumarles a todas ellas de manera genuina y desinteresada a construir mejores escenarios y acompañarlas solidariamente a sacar de ellas mismas su mejor versión, a ser esa cómplice que apoye, pero sin cortapisas exprese una opinión que sume a sus metas, objetivos y con ello la satisfacción de lograrlo juntas.

En la actualidad habemos más mujeres que aspiramos a generar e impulsar voces en los congresos que sean escuchadas fuerte y claro. Una voz que atienda las desagradables cifras en las que alrededor de 15 mujeres en nuestro país víctimas de feminicidios. 

Por eso, estoy sumada a esta causa en lo colectivo y en lo individual hablando con ellas, caminando con ellas, pero más importante aun creciendo juntas y motivando la empatía entre nosotras. 

Desde estas líneas, agradezco a esta casa editorial que me abre nuevamente las puertas para ser la voz de todas las mujeres que requieren ser empoderas, escuchadas en todos los sentidos. Bienvenida la sororidad entre nosotras las mujeres.

 

*Consultora política