Adoctrinamiento en el nuevo plan educativo
En el documento se cuestiona al actual modelo educativo describiéndolo como un modelo patriarcal, que históricamente fomenta desigualdades por las clases sociales, las etnias, la sexualidad, la discapacidad, la edad, la nacionalidad y el género. El documento prácticamente descalifica a todos los modelos anteriores, sobre todo desde 1990 considerándolos “neoliberales”.
No existe claridad respecto a lo que se refiere como Nueva Escuela Mexicana. Las descalificaciones, la división, la siembra de odios que no ayudan para nada, y el poco desarrollo pedagógico caracterizan al documento. Se plantea desaparecer el modelo por materias en la educación básica, para incorporar un modelo llamado “más integral” enfocado en problemas o proyectos. Además, de que no hay claridad en su implementación, el nuevo modelo carece de elementos pedagógicos para evaluarlo.
Históricamente, se ha establecido que la educación debe ser científica y laica; entendiendo como científica, una educación objetiva, basada en los resultados del progreso científico, libre de prejuicios; y laica, no como una educación atea, sino que respete la libertad religiosa, garantizada por el artículo 24 de la misma Constitución.
Sin embargo, la orientación de este modelo es todo lo contrario. Ya que se sustenta en elementos subjetivos como son corrientes ideológicas a través de las cuales se quiere ver de manera subjetiva y por tanto distorsionada, toda la realidad. Las ideologías cualesquiera que estas sean serán siempre una mentira ya que pretenden ver desde una parcialidad, una totalidad. A partir de la reforma a los artículos 3°, 31° y 73° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos se ha establecido un nuevo modelo educativo enfocado más a una educación socialista.
Se dice que el adoctrinamiento educativo se da en regímenes fascistas con fines de manipulación de masas, actualmente lo vemos en países con gobiernos autoritarios dictatoriales como en Cuba, Venezuela o Nicaragua y ahora en México.
El nuevo modelo no pretende inculcar en la niñez las ciencias y las artes o el desarrollo de habilidades, sino sembrar odios que posteriormente se traducirán en votos a favor del régimen.
De acuerdo a Gilberto Guevara Niebla en su artículo titulado “Educación: cambio total”: “las consecuencias serán catastróficas para el país. Producirá el hundimiento definitivo de una educación que arrastra muchas deficiencias históricas y tendrá efectos funestos para el desarrollo nacional…”.
En las críticas de Guevara Niebla al nuevo modelo educativo, destaca: se hizo a las prisas, improvisando; su contenido no se sustenta en una experiencia educativa previa, su base es exclusivamente doctrinaria; su finalidad es política, no educativa; pretende apoyar al actual gobierno populista; desaparece como sistema nacional y se atomiza en miles de escuelas-comunidades. Se niega a dotar a los alumnos con habilidades intelectuales y sociales básicas que le permitan incorporarse posteriormente al trabajo productivo.
Atropella numerosos preceptos constitucionales: el laicismo, el carácter nacional de la educación, el fundamento científico de la misma, etc. Pretende cambiar las subjetividades, la conciencia, no le interesa cambiar el mundo objetivo. Quiere imponer una pedagogía irracionalista que niega el valor de la razón y al razonamiento lógico-racional. La acción desplaza al conocimiento. Promueve el relativismo cognitivo.
Promueve el relativismo moral: se niega a educar en base a una moral universal, cada alumno es libre de adoptar sus propias reglas de conducta. Exalta a las creencias y tradiciones comunitarias. Realza la diversidad de la población, pero rechaza formar en los alumnos una identidad nacional. No hay lugar para la Historia Nacional sólo para las historias diversas de las comunidades. Su idea obsesiva es aplicar los conocimientos escolares a la realidad de la comunidad.
Es importante destacar que son los padres de familia son los responsables de la educación de sus hijos, la libertad de los padres de educar a sus hijos es una de las libertades fundamentales y un derecho que los Padres de Familia deben defender por el bien de las futuras generaciones y de México.
