Historia de una traición
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Opinión

Historia de una traición

 


Dice el presidente López Obrador que “no es cierto” que le haya mandado un recado a Alito Moreno -vía el senador Manuel Velasco- en el que amenaza al priista de “irse con todo” en su contra si la bancada tricolor en San Lázaro no votaba a favor de ¡la reforma eléctrica!

“Yo no me meto en eso. Nunca lo he hecho. Es un asunto de principios, de ideales, de moral”, aseguró en la mañanera.

¿Entonces, Manuel Velasco miente? ¿Adán Augusto López, titular de la Segob, no lo usó como mensajero para advertir lo que se le venía al dirigente del PRI, como se escucha en el audio, autentificado por el senador del Verde?

Lo que ha ocurrido, después de que el PRI votó en contra de la reforma eléctrica parece confirmar las amenazas de las que habló Velasco.

Al dirigente del PRI le han sacado, uno tras otro, los trapitos al sol. La gobernadora morenista de Campeche, Layda Sansores, no cesa de filtrar grabaciones, obtenidas ilegalmente, que lo exhiben como transa y hambreador de periodistas. Moreno asegura que están manipuladas.

En el audio con Velasco, que dio a conocer el priista en la sede nacional del partido, se escucha al senador cuando le advierte a Alito que María de la Luz Mijangos, titular de la Fiscalía Anticorrupción, recibió instrucciones de trasladarse a Campeche para investigarlo.

Sansores confirmó a Reforma que la Fiscalía ya investiga a Moreno por enriquecimiento ilícito, lavado de dinero y defraudación fiscal, en pleno proceso electoral.

Así se las gastan los que se dicen “diferentes”.

* Lo que sigue es una historia de traición. Ocurrió en Sinaloa.

Dejó al descubierto lo poco confiables que son los convenios firmados, de puño y letra, por Mario Delgado, presidente nacional de Morena, y Citlalli Hernández, secretaria general.

Los dos dirigentes habían suscrito, de cara a las elecciones del 2021, un convenio con el Partido Sinaloense (PAS), que utilizaron para posicionarse en el estado. No cumplieron.

El convenio, al que tuvimos acceso, incluye una cláusula que a la letra dice:

“En todos los municipios en los que se vaya en candidatura común, ambas organizaciones (Morena y el PAS) declaran su voluntad manifiesta de formar cabildos y administraciones incluyentes, representadas por miembros idóneos de las dos agrupaciones.

“El mismo comportamiento debería aplicarse en la integración del gobierno estatal, siempre observando idoneidad en los perfiles”.

Al PAS le aplicaron la cultura de “úsese y tírese”. Les prometieron ocho diputaciones locales, seis municipios, entre ellos Mazatlán, y un cargo en el gabinete estatal.

Sólo les cumplieron al principio. Luego les arrebataron, seduciéndolos, a tres diputados; desconocieron los acuerdos de Mazatlán; y cesaron a Héctor Melesio Cuén, secretario de Salud y fundador del PAS, por órdenes del gobernador Rubén Rocha, valiéndose de mentiras.

“Morena no respeta su palabra. No conoce el honor. Lo que menos soporto son las traiciones”, nos dice Cuén. Remata: “Nosotros sí tenemos palabra”.