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Está próximo a inaugurarse en Zumpango, Estado de México, el Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles” (AIFA). Será el primer gran proyecto de infraestructura del gobierno del presidente López Obrador y para ello; eligió el nombre de Felipe Ángeles, quien de acuerdo a Adolfo Gilly, autor de un libro sobre la vida del héroe, fue un militar mexicano, primero porfirista, luego maderista y finalmente asesor de Francisco Villa, quien poseyó como características principales, sentido de lealtad y visión científica de la guerra. Adicionalmente, fue considerado durante un tiempo, miembro incómodo del Ejército, razón por la que fue desterrado en dos ocasiones. 

El nuevo aeropuerto llevará su nombre, tal vez en alusión a su forma de pensar, ya que se asumía como enemigo de la corrupción y porque creía que el ejército podía ser considerado como un instrumento de respaldo a los gobiernos civiles. 

Si como se dice, el nombre evoca destino, al igual que la vida de Felipe Ángeles, el proceso constructivo del nuevo aeropuerto ha estado lleno de eventualidades, surgió como proyecto alterno al Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), propuesto inicialmente por la administración del expresidente Vicente Fox para realizarse en Texcoco, pero fue cancelado por las manifestaciones de los ejidatarios de San Salvador Atenco y Chimalhuacán principalmente, situación que ocasionó que se construyera la Terminal 2 del actual aeropuerto de la Ciudad de México.  Posteriormente, el proyecto fue retomado por el presidente Peña Nieto en el mismo lugar, ya que su ubicación se consideraba altamente simbólica, porque fue en Texcoco donde los mexicas vieron la señal para asentar el Imperio Azteca y esto le valió para que le fuera impresa una visión de “primer mundo” a la obra, ya que se contrató a los arquitectos Norman Foster, ganador del Pritzker en 2009 y a Fernando Romero, autor del diseño del Museo Soumaya de la Ciudad de México para que concibieran un proyecto que tuviera la capacidad de brindar servicios a más de 70 millones de pasajeros al año en una primera etapa y posteriormente a 125 millones de personas. El costo final del proyecto se calculó en 285 mil millones de pesos al 2018, año electoral en el que se renovó la presidencia y por lo cual se convirtió en un tema central de las campañas políticas, aunado a la asignación de los contratos. El entonces candidato López Obrador consideró que era mejor una alternativa modesta y funcional, por lo cual propuso reconfigurar la base militar ubicada en Santa Lucía para que brindara servicios civiles y con ello, ayudar a desahogar el intenso tráfico del actual aeropuerto. 

Al ganar MORENA la presidencia y después de una consulta popular, el proyecto del nuevo aeropuerto en Texcoco se canceló con un costo de 75,223 millones de pesos, sin embargo, la Auditoría Superior de la Federación estimó la cancelación en 113,327 millones de pesos.

El pasado viernes 18 de marzo, en su habitual conferencia de prensa, el presidente López Obrador, anunció que el videasta Epigmenio Ibarra realizó el documental “una obra del pueblo”, el cual inicia con una aparición del entonces candidato López en lugar original de la obra, conversando con servidores públicos presentes, anunciándoles que de ganar, promoverá una consulta popular para que sea el pueblo el que elija el destino de la obra, además de señalar que en los contratos para su construcción participaban periodistas, situación que era insostenible. El video también da voz a miembros del ejército, quienes destacan el desempeño de sus ingenieros militares en diferentes hazañas históricas nacionales, tal vez para rememorar el talento de Felipe Ángeles como estratega. 

A partir de mañana veremos el futuro del nuevo aeropuerto que lleva por nombre Felipe Ángeles, quien murió fusilado, tuvo la oportunidad de elegir el lugar y decidió que no le taparan los ojos.