Violencia en la manifestación contra la violencia
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Opinión

Violencia en la manifestación contra la violencia

 


Ruth Zavaleta Salgado

Los datos pueden significar solo declaraciones, resúmenes de información o hasta referencias para oponerse a “otros datos”. Incluso, pueden ser falseados. No son tangibles, son números y estadísticas frías, pero las imágenes, no; esas son contundentes. Tal vez por eso dice el dicho que “una imagen dice más que mil palabras”. 

Las manifestaciones del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (25 de noviembre), en la Ciudad de México, se han convertido en la manifestación del día de la violencia contra las mujeres policías y contra los hombres que se atrevan a cruzarse en el camino de las manifestantes, que, vestidas de negro, portan martillos y marros para atacar. ¿Quiénes son? No lo sabemos; tal vez la autoridad, sí. Pero por donde se vea este asunto, no beneficia a la causa de la no violencia contra las mujeres. 

Por una parte, pareciera que a la autoridad le conviene que se estigmatice a los movimientos, porque a pesar de que implementan un supuesto cerco de protección para resguardar la seguridad de las manifestantes, en las imágenes se ve cómo les arrojan artefactos con gas lacrimógeno, y, en contrapartida, cómo golpean a las mujeres policías. Por otra parte, este ambiente de confrontación inhibe la participación activa de miles de mujeres.

Independientemente de quiénes sean, nadie debería actuar con impunidad. Golpear a marrazos o martillazos una puerta, una ventana y hasta una escultura, no es lo mismo que hacerlo contra un camarógrafo o contra las mujeres policías. No debe haber violencia contra las manifestantes, pero debe haber límites a sus acciones. 

El origen de esta conmemoración surge de la necesidad de honrar la memoria de las hermanas Mirabal, tres activistas políticas de República Dominicana que fueron brutalmente asesinadas en 1960 por orden del gobernante dominicano Rafael Trujillo (1930-1961). 

En la actualidad, en México, el 25 de noviembre, significa un día en que las mujeres de diferentes generaciones tenemos que unirnos para expresar, de diversas formas, nuestra inconformidad por el crecimiento de la violencia en contra de nosotras, sobre todo, el crecimiento de los feminicidios y la violencia en el hogar (que se incrementó durante el confinamiento por la pandemia). 

En resumen, quien pierde con las acciones violentas no son las agresoras, sino la causa por la no violencia en contra de mujeres y niñas.