Uso del tiempo libre, un lujo para las mujeres
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Opinión

Uso del tiempo libre, un lujo para las mujeres

 


La pandemia ha intensificado el tamaño de los retos de las mujeres: 1) la violencia doméstica aumentó; 2) la mayoría de las mujeres percibían sus ingresos de sectores económicos fuertemente golpeados, como el comercio informal, el turismo, las ventas por catálogo y las artesanías; y finalmente 3) se evidenció el brutal desequilibrio en la realización de tareas domésticas, entre los sexos, lo que conlleva jornadas dobles y triples no remuneradas, pero también la falta de derechos tan elementales como al descanso, a la recreación y al uso del tiempo libre, condiciones necesarias para mantener salud y tranquilidad, indispensables para afrontar los tiempos que estamos viviendo.

Las mexicanas hemos avanzado poco a poco en temas fundamentales como el andamiaje jurídico e institucional para reconocer y salvaguardar el ejercicio de nuestros derechos políticos, la lucha contra todas las violencias de género, la visibilización de las desigualdades, los esfuerzos gubernamentales y de la sociedad civil por garantizar nuestros derechos sexuales y reproductivos, y por supuesto se ha abierto el acceso a más tipos de empleo y, poco a poco, a oportunidades de llegar a cargos directivos. Sin embargo, en el ámbito privado la pandemia ha hecho visible que nos estamos quedando cortos en eliminar creencias, costumbres y patrones patriarcales perpetuadores de desigualdad, y esto se traduce en cargas de trabajo desproporcionadas y en asimetrías en el uso del tiempo. 

Hace unas semanas, INEGI e INMUJERES dieron a conocer los resultados de la Encuesta Nacional sobre el Uso del Tiempo, un esfuerzo que permite reconocer justo esas desigualdades que ocurren en el ámbito privado, todas las formas de trabajo de las y los individuos, y revela el tiempo que se dedica actividades como comer, dormir, arreglo personal, actividades recreativas, tiempos de traslado y trámites diversos.

Hay que decir que esta encuesta se levantó antes de la pandemia, y aun así los datos que arroja nos preocupan. Comparto lo más destacado: las mujeres dedican 31% de su tiempo al mercado laboral versus el 69% que dedican los hombres, con la consecuente brecha económica desfavorable para ellas; de manera inversamente proporcional, ellas invierten 67% de su tiempo al trabajo no remunerado, en contraste con el 28% por parte de ellos. A nivel nacional las mujeres trabajan 6.2 horas más que los hombres según el tiempo total de trabajo.

En cuanto a las actividades que consumen el mayor tiempo de las mujeres semanalmente, se encuentra la preparación de alimentos, más de 13 horas para ellas, 4.7 en el caso de ellos; limpieza de la casa que representa más de 10 horas para ellas y 4.6 horas para ellos. 

Lo peor del trabajo doméstico es que no sólo no es pagado, sino que durante siglos ni siquiera ha sido reconocido y valorado y hasta considerado consubstancial a la condición de las mujeres. Es común que muchos hombres e incluso las propias mujeres, educadas en el patriarcado, todavía no le dan el valor económico y social ni simbólico a esas labores. De hecho uno de los principales insultos que los hombres que han sido proveedores han usado contra las mujeres, es el calificativo de “mantenidas”, como si cuidar hijas e hijos, hacer las comidas, mantener un hogar limpio, atender enfermedades y administrar el gasto, fuera nada. En fin, mucho qué hacer al respecto desde las políticas públicas y desde las familias para transformar esta situación.

Recordando el texto de Los Michomachismos de Luis Bonino, encontramos que la violencia no siempre son golpes y gritos, hay muchas maneras veladas o de baja intensidad, y una de ellas, que causa mucho daño es justamente ese “no hacer” en la casa, una forma de abuso en la que, ante la falta de corresponsabilidad, ellas terminan haciendo la mayor parte del trabajo doméstico y de cuidados, a costa de su bienestar. Hay que desenmascarar y desterrar ese supuesto “no hacer”, que no es sino otra forma de manifestación de la creencia de superioridad del hombre sobre la mujer, donde ella debe servir y él ser servido. Construyamos juntas y juntos una nueva realidad liberándonos de estas falsas creencias que perpetúan las opresiones de las mujeres y las niñas. Las mujeres en tanto seres humanos con la misma dignidad que los hombres, tenemos derecho a actividades que nos den placer, al autocuidado y al uso libre de nuestro tiempo, al igual que nuestros compañeros.