¿Síndrome nefrótico o nefrítico…?
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Opinión

¿Síndrome nefrótico o nefrítico…?

 


Son las dos alteraciones más frecuentes que se presentan en la etapa pediátrica, de todas las alteraciones inflamatorias que afectan la arquitectura y funcionalidad del tejido básico de los riñones, conocidas en términos médicos como glomerulonefritis.
Los riñones en su función básica de eliminación y excreción, se encuentran constituidos en su interior -a nivel microscópico- por millones de unidades elementales conocidas como nefronas, que en una descripción general simple, se organizan por una parte donde se filtra la sangre (glomérulo) que incluye un vaso sanguíneo con entrada y salida, dejando en su intermedio una serie de vasos en forma de ovillo, rodeados de una cápsula que funciona en forma de pequeño embudo para capturar el líquido filtrado de ese ovillo vascular, para seleccionar los elementos que habrán de eliminarse. Este glomérulo desemboca en un segmento tortuoso inicial y luego a un delgado tubo recto de dimensiones variadas (según se localiza en la corteza o en la médula renal) donde en inicio se reabsorbe la mayor cantidad del agua filtrada para regular el volumen de la sangre y en su parte descendente y luego ascendente se reabsorben o eliminan sustancias especiales de acuerdo a sus concentraciones en la sangre; posterior a su ascenso de la parte medular, se continúan con otro conducto sinuoso y luego a otros tubos de mayor calibre (tubos colectores) donde se vuelve a absorber otra proporción de agua controlada por acción hormonal, para vaciar su contenido (orina) al espacio urinario (cálices y pelvis) renal y de ahí, ser enviada a la vejiga urinaria por el tubo que desciende de cada riñón (uréter). Estas enfermedades afectan en especial la configuración y función de estas estructuras microscópicas (tubos y glomérulo) por lo que sus alteraciones asocian anormalidades en funciones de eliminación y excreción.
El síndrome nefrótico de la etapa pediátrica, en la mayoría de las ocasiones (90%) no se identifica una anomalía particular en la revisión al microscopio del tejido renal, por lo que se asigna como cambios mínimos o idiopático; y en las restantes, se identifican alteraciones especiales en los tejidos debido a factores adicionales como enfermedad inmunológica, daño tóxico por alguna sustancia, alteraciones genéticas, medicamentos o microorganismos específicos (virus).
En el síndrome nefrótico, el daño a la estructura glomerular permite que se pierda una proteína importante (albúmina), que en su función normal de la circulación sanguínea facilita el retorno del líquido que está entre las células y la circulación de todo el cuerpo, al interior de los vasos. Su pérdida por el riñón condiciona que el líquido se acumule de forma progresiva entre los tejidos corporales, causando el aspecto hinchado (edema); y por disminuir el volumen circulante hacia los riñones, se causa disminución también del volumen urinario, eliminando en menor frecuencia y cantidad de orina.
El daño que se produce por el síndrome nefrítico post infeccioso (el más frecuente de los nefríticos en los niños), se establece por acumulación de sustancias de defensas (anticuerpos) unidos a los antígenos (bacterias) en el glomérulo, sustancias adicionales agregadas al complejo anterior y respuestas inflamatorias de los tubos posteriores al glomérulo, que causan daño y grados variables de obstrucción a su interior. Por este motivo también hay disminución en la eliminación de orina; por las alteraciones en el glomérulo y en los túbulos hay presencia de sangre en la orina y, ante la afección por las substancias no controladas ya en los túbulos y alteración hormonal, se asocia con grados variables de hipertensión.
Cuando estas enfermedades y otras (menos frecuentes) afectan al riñón en estas condiciones durante los primeros años de vida, causan deterioro progresivo al paso del tiempo, al grado que pueden generar insuficiencia renal en etapas tempranas de la vida, cuando no se detectan en forma temprana y/o no reciben tratamiento específico. El problema particular se establece en que pueden presentar síntomas y signos evidentes al inicio, pueden desaparecer en forma aparente y sin vigilancia apropiada, y asociado a la ignorancia o despreocupación familiar, pueden llevar al niño o joven a una insuficiencia renal con necesidad de trasplante o deterioro crónico en su salud con posible defunción.
Las manifestaciones del síndrome nefrótico para sospecharlo, incluye: estado general decaído y falta de apetito inusual en los primeros días de la enfermedad, seguidos (generalmente en forma súbita) de partes hinchadas del cuerpo evidente en los párpados, dorso de manos y de pies, tobillos y volumen abdominal (incluyendo la alternativa de tener todo el cuerpo hinchado), dolor abdominal y diarrea, con predisposición a la adquisición de infecciones por deficiencia del sistema inmune.
En cambio, el nefrítico post infeccioso generalmente tiene antecedente de infección en la garganta o de piel, seguidas en dos a tres semanas posteriores, de coloración de orina alterada con aspecto de sangre o color marrón u obscura, acompañado de párpados hinchados en forma leve. Cuando se toma la presión arterial, se nota con cifras elevadas para su edad y estatura. Aquí lo llamativo es la coloración urinaria.
En cualquiera de las dos alteraciones, el médico con sospecha de las alteraciones solicita estudio general de orina, en donde se reportará presencia de proteínas en orina para el síndrome nefrótico y la existencia de sangre en la orina para el nefrítico.
Las dos enfermedades de preferencia ameritan atención y tratamiento inicial en forma hospitalaria para comprobar la evolución del cuadro para comprobar la recuperación al funcionamiento normal; además de evitar. complicaciones agregadas o por manejo inadecuado, ya que en el nefrótico el empleo de punciones venosas, volumen sanguíneo disminuido, inmovilización, infección y medicamentos para forzar la orina pueden precipitar formación de coágulos sanguíneos que pueden causar complicaciones por embolismo. En el síndrome nefrítico el uso de soluciones endovenosas puede complicar y desarrollar crisis hipertensivas, insuficiencia cardiaca y daño cerebral por hipertensión arterial. Se requiere de instalaciones con equipo adecuado y personal médico experto en estas enfermedades (pediatra o mejor: nefrólogo pediatra) para su atención adecuada.
En el tratamiento para estas enfermedades, se deben tener precauciones especiales en su alimentación; ya que, por compromiso de la función renal, el aporte de líquidos debe limitarse para evitar que en el nefrótico el edema pueda ser excesivo o causar acumulación líquida en los pulmones (edema pulmonar); y en el nefrítico, el exceso de líquidos influya a una mayor presión arterial. También en su alimentación se deberá evitar el consumo de sal por influir a las complicaciones anteriores. Además, se deberá evitar la inmovilidad prolongada, ya que es un factor para formar coágulos que puedan causar enfermedad embólica. Todo esto durante su etapa de internamiento hospitalario.
En cuanto a medicamentos, por considerarse una respuesta inflamatoria con factores inmunes a nivel del riñón para el síndrome nefrótico, se emplean esteroides a los cuales responde de forma apropiada el 80% de los niños con problema nefrótico, con una resistencia al manejo en el 20% adicional que ameritan seguimiento por el especialista en nefrología pediátrica. En el caso de los niños con síndrome nefrítico pueden emplearse medicamentos para controlar la presión arterial y después de su fase crítica continuarán su vigilancia periódica por nefrólogo pediatra para comprobar su remisión.
Como medidas preventivas, solo para el síndrome nefrítico tiene importancia evitar y tratar de forma adecuada las infecciones de la piel y garganta, producidas por una bacteria especial (estreptococo) que, por sus componentes condiciona la formación de anticuerpos potenciales de producir daño a nivel del interior del riñón.
El pronóstico para estas enfermedades es bueno cuando corresponde a las formas más frecuentes y se atienden de forma adecuada, pero los que no se atienden de forma adecuada y los otros que son menos frecuentes, evolucionan hacia la insuficiencia renal.

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