Rehenes
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Opinión

Rehenes

 


Escribo estas líneas irritado y con la angustia de la impotencia al ver a mi otrora hermoso, tranquilo y progresista Oaxaca en el grado de destrucción al que lo han llevado. La sociedad oaxaqueña alcanzó un punto donde existe ya poca paciencia y tolerancia. Al igual que yo, muchos culpamos a los gobiernos mediocres, ineptos, incapaces, inútiles, corruptos y negligentes, que hemos padecido y que han permitido que tomen a la sociedad oaxaqueña como rehén de grupos delincuenciales.

Tal pareciera que esos grupos se van rotando para fastidiar, humillar y destruir al pueblo de Oaxaca. Un día son los maestros, otro los normalistas, después los mototaxistas, en seguida los transportistas, le siguen los taxistas, a continuación los grupos de pedigüeños de las organizaciones sociales, también entran los sindicalistas, los ambulantes y hasta los estudiante y catedráticos universitarios y así indefinidamente, todo ello con graves perjuicios económicos y el freno al desarrollo de nuestro estado.

Así nos encontramos, como rehenes de grupúsculos de interés y hasta de la delincuencia organizada. Desde las postrimerías del siglo pasado, estamos estancados bajo la égida de gobiernos inoperantes, medrosos, incompetentes, incapaces de ofrecer salidas asequibles a la destrucción de Oaxaca.

Por un lado los revoltosos y provocadores y por el otro gobernantes que solo les interesa el glamour de las redes sociales y el pueblo, el sufrido pueblo oaxaqueño en medio de todo observando, ante la impotencia de no poder hacer algo para salvar a nuestra entidad, solo contempla con total insensibilidad, cómo se acaba de destruir Oaxaca.

En política hemos ido en error tras error, en franca decadencia con sus nefastos resultados, con gobiernos en franco declive, cada día más malos.

Acabamos de pasar la semana que terminó, una grave muestra de lo que me estoy refiriendo. Un sindicato, el sindicato Libertad, ahorcó literalmente la capital del estado, sitiaron las más importantes vías de comunicación, perjudicando a trabajadores que no pudieron llegar a sus fuentes de empleo, a pequeños comerciantes que traen sus productos a los mercados para su venta, a enfermos que tenían cita en los hospitales y no pudieron llegar, tomando de rehén a toda la sociedad capitalina, para sus muy particulares intereses.

¿La aplicación de la ley y el estado de derecho donde quedaron?, pero estamos en Oaxaca y aquí no existe eso. “En Oaxaca estamos viviendo una paz nunca antes vista”. Con estas expresiones que evidencian la falta de conocimiento de lo que ocurre, o que no les interesa, que nunca conocieron ni mucho menos vivieron en el Oaxaca de antes. Los que esto afirman nacieron, crecieron y se hicieron en lugares muy ajenos a nuestra tierra, a nuestras costumbres, a nuestra idiosincrasia.

Cuantos atropellos hemos padecido los que decidimos continuar en Oaxaca, miles han inmigrado a otros lugares, algunos con sus fortunas para invertir en sitios más seguros y no arriesgando a que el Cártel 22, o el Frente Popular Revolucionario o cualquiera de las organizaciones beligerantes y violentas, destruya y acabe con su patrimonio. Pero de esto nadie habla.

A ver qué sorpresa nos depara el destino en estos próximos días, a que organización le corresponde protestar, sitiar la ciudad, obstaculizar su desarrollo, vejar y humillar a la sociedad oaxaqueña. A quien se le ocurrirá tomarnos como rehenes sin que el gobierno complaciente y timorato cumpla con su deber.

El galopante aumento de la criminalidad en las diferentes regiones del estado pone de manifiesto la incapacidad, la ineficacia y las debilidades de las instituciones gubernamentales encargadas de su previsión y control. Pero se insiste en que los encargados de estar al pendiente de la seguridad y bienestar de la población, continúen en sus encargos a pesar de su demostrada incapacidad.

¿Acaso usted piensa que el gobernante va a reconocer que se equivocó, no únicamente en la integración de su equipo, sino también en prácticamente todas las medidas tomadas y posiciones adoptadas desde el día mismo que rindió la protesta de ley?

Cada día la precariedad de la clase trabajadora aumenta más, las personas con los medios para hacerlo, y aún sin ellos, literalmente huyen de Oaxaca. Es ya imposible vivir en un lugar donde cualquier barbaján sin educación, ignorante, violento, carente del mínimo respeto a los demás encara, golpea o toma de rehenes a miembros de la sociedad sin ningún miramiento, porque sabe que no le va a pasar nada. ¿Que nos espera de no corregir tanto desatino? Pero aquí no pasa nada, hay paz, orden y tranquilidad.

Josaphat de León