Lo que inició como un negocio familiar para el cuidado del medioambiente, ahora es una prueba piloto que busca ser una alternativa para la disminución del uso de unicel en la entidad oaxaqueña.
Se trata de un biomaterial a partir de la hoja de totomoxtle, que permite la producción de vasos y platos como sustituto de aquellos contaminantes, que se utilizan en el consumo de alimentos, principalmente en el sector de comida rápida.
Ricardo Osorio Domínguez, estudiante de la carrera de Tecnologías Bioalimentarias de la Universidad Tecnológica de los Valles Centrales de Oaxaca (UTVCO), crea vasos y platos de manera artesanal con la extracción de fibras de celulosa del totomoxtle combinado con un adherible de fécula de maíz.
Los artículos elaborados a partir de este proceso tienen un periodo de degradación de dos a tres meses, a diferencia de los años que tarda el unicel que ya ha sido prohibido en algunos municipios del Estado.
Originario de Loma Bonita, ha impulsado la divulgación de la ciencia y la tecnología en escuelas públicas de nivel básico, el joven estudiante busca motivar a la niñez a elaborar proyectos en beneficio del desarrollo científico y de sus comunidades.
El desarrollo del biomaterial y su implementación no solo ha tenido una aceptación positiva por los beneficios al medio ambiente, también representa un ahorro económico para los comerciantes.
Estas acciones de alto impacto social, lo llevaron a recibir de manera reciente el “Premio Estatal de la Juventud 2018”, en la categoría Protección al Medio Ambiente.
Aunque el joven desea producir a gran escala los vasos y platos que sustituyan al unicel, reconoce que no cuenta con el dinero ni la maquinaria para hacerlo hasta el momento.
Pequeñas acciones, grandes cambios
Al considerar que en Loma Bonita sus familiares se dedican a la venta de hamburguesas y hot dog, Ricardo explicó que el plato lo diseñó para el consumo de este último alimento.
Con el apoyo de la universidad donde continúa sus estudios, el joven oaxaqueño busca replicar esta iniciativa en los establecimientos de comida que están cerca de la institución de nivel superior.
Como parte de la elaboración de los platos y vasos, el joven compra costales de hoja de totomoxtle a 25 pesos por costal, que contienen aproximadamente 300 hojas. Para un plato o un vaso, requiere de al menos tres hojas, que fusiona con un adherible de fécula de maíz y tarda al menos cinco minutos por pieza.
“Los plásticos son materiales que el medio ambiente no puede degradar tan fácilmente; permanecen por largo tiempo en mares, ríos y diversos tipos de suelo, afectando de forma directa también la flora y fauna”, dijo.
Unicel: nocivo para la salud
En el caso concreto del unicel, su degradación tarda más de mil años y durante su fabricación produce sustancias tóxicas que destruyen la capa de ozono; es un polímero altamente contaminante y no reciclable.
Los efectos dañinos del uso de unicel han llegado principalmente a impactar los océanos del mundo. Este polímero en la superficie de mares o ríos, se descompone en bolitas que muchos animales acuáticos ingieren como comida, un ejemplo de ello son las tortugas, quienes mueren de hambre a causa del consumo de unicel, debido a que las hace perder su capacidad de sumergirse para buscar alimento.
Busca crear conciencia
Con pláticas en instituciones de educación básica, el joven universitario comparte su iniciativa y la importancia que tiene la ciencia y tecnología en la formación educativa de niñas y niños en el estado.
Además, una de sus principales actividades, es concienciar sobre el cuidado del medio ambiente y cómo la niñez puede contribuir separando la basura, reforestando bosques, cuidando el agua, así como eliminar el consumo de plásticos que forman parte de la vida cotidiana de una gran parte de la población.
Osorio Domínguez ha participado en foros, conferencias, así como reuniones estatales y nacionales de divulgación, como expositor y en los que se ha capacitado para compartir nuevas formas de poder cuidar el medio ambiente.
