Con cinco minutos antes de las 8:00 horas, una niña camina apresurada mientras da las últimas mordidas de una manzana que no tuvo tiempo de terminarse en casa, al mismo tiempo que su madre lleva su mochila y la apresura con leves palmadas en la espalda.
A varias calles de la Escuela Primaria Benito Juárez de la agencia de Santa Rosa, la menor avanza de manera acelerada, ante la amenaza de la madre de quedarse en la casa para lavar los trastes si no encuentran abierta la puerta de la institución educativa.
Varias veces te dije que te levantaras y ni tiempo de desayunar te dio. Si ya no puedes entrar no creas que vas a quedarte en la casa a ver la tele, me vas a ayudar con el quehacer todo el día”, expresó la madre a la estudiante de primaria.
En el camino, a pocos minutos de iniciar el horario escolar, varios menores también corren apresurados hacia la escuela, entre regaños de las madres y los padres que se les hizo tarde en el primer día de clases, luego de la temporada vacacional de Semana Santa.
Un niño de complexión robusta baja de la moto de su padre y se alista para ingresar a la escuela, mientras uno de los profesores de la entrada le pide apresurarse y en tono de broma le asegura que ya tiene falta.
Atrás una niña de nuevo ingreso baja del vehículo de su madre, quien le coloca de manera correcta el cubrebocas, al mismo tiempo de recordarle el uso del gel antibacterial y no compartir sus alimentos con otros compañeros.
Acuérdate que siempre debes estar con el cubrebocas porque no sabemos si muchos niños regresaron enfermos. En la lonchera llevas tu gel y no hables mientras estés comiendo”, sugiere la madre de la menor, mientras la deja en el camino de conos y señalización que todos los días el Comité de padres coloca en la banqueta que da a la escuela.
Algunos con tenis o zapatos nuevos, otros con uniforme sucio que no dio tiempo de lavarlo, varios estudiantes regresaron a la escuela entre prisas y regaños de sus padres o una serie de recomendaciones como si fuera el primer día de un ciclo escolar.
