Los grandes tiraderos de basura a cielo abierto que entre octubre y noviembre se volvieron el paisaje cotidiano en la avenida Periférico no están más. Tampoco los que vecinos mantuvieron hasta diciembre en la avenida Símbolos Patrios, en los límites de Oaxaca de Juárez y Santa Cruz Xoxocotlán.
Pero la crisis por el manejo de los residuos sólidos no ha terminado. Aun con las soluciones parciales y temporales, la población de la capital oaxaqueña aún abandona algunas bolsas en las calles más alejadas del Zócalo y la Alameda de León, en vías que conducen al Mercado de Abasto o el anillo periférico.
La basura también se observa en tiraderos bajo puentes que comunican a la capital oaxaqueña con Santa Cruz Xoxocotlán, dos de los municipios conurbanos con mayor población en el estado (alrededor de 270 mil y de 100 mil habitantes, respectivamente), también dos de mayores generadores de desechos.
La crisis que por momentos se consideró candidata a una declaratoria de emergencia sanitaria sigue en los Valles Centrales de Oaxaca.
Sin solución visible a crisis de basura
Este 8 de febrero se cumplen cuatro meses de un problema que empezó hace varios años, al menos 10, por el mal manejo de los residuos. Una crisis que estalló el 8 de octubre con el cierre del único tiradero del que dependían 25 municipios de la zona conurbada de Oaxaca, el ubicado en la agencia Vicente Guerrero, Villa de Zaachila.
A la fecha, lo que se consideraba un problema que podría terminarse en un mes, con la adquisición de un terreno entre octubre y noviembre, se ha extendido por varios más sin que se vislumbre una solución de fondo y a largo plazo.
Aunque el ayuntamiento capitalino ha buscado soluciones por cuenta propia y con apoyo del gobierno estatal, ni este último ha podido concretar el conseguir un predio para lo que ahora será un centro de “aprovechamiento de residuos sólidos”.
SOLO PARCHES
Por ahora, el municipio de Oaxaca de Juárez, el mayor generador de residuos entre los más de 20 afectados, ha sorteado la crisis con respuestas emergentes y parciales.
Y aunque en noviembre inició el envío de desechos a otros estados, esto sigue con costos de más de 30 millones de pesos. Sin embargo, de las 13 góndolas con basura que salían hasta hace una semana, ahora son cinco o seis diarias, según explica el secretario de Servicios Municipales, Ferdinando Rosado Duarte.
Rosado Duarte dijo que en las casi dos semanas en que se retomó la recolección de residuos de manera separada se ha llevado lo orgánico a terrenos de agricultores, quienes lo aprovechan para composta o para nutrir la tierra. En los dos sábados y un miércoles del esquema se han captado cerca de 400 toneladas de orgánicos en total.
Hasta octubre, lo orgánico se trabajó en zanjas en el bosque El Tequio, pero la negativa de la administración aeroportuaria que también opera en la zona frenó el ingreso de los camiones recolectores. Los que en ese mes empezaron con la recolección de forma separada.
El envío de basura a centros certificados de otros estados empezó el 8 de noviembre. Pero los recursos propios del ayuntamiento empleados para tal fin están por agotarse. El 13 de enero, al enviar el primer cargamento de desechos inorgánicos para su aprovechamiento en la planta cementera Cruz Azul, el presidente municipal, Francisco Martínez Neri, reconoció que el dinero alcanzaría para un mes más de envíos. De seguir sin un sitio de disposición final, deberían buscar apoyos extraordinarios.
EL RUEGO POR UN TERRENO
Por ahora, luego de no hallar un terreno en el plazo de 45 días (contados a partir del 5 de diciembre), el gobierno estatal lanzó una convocatoria para que autoridades de 70 kilómetros a la redonda de la ciudad propongan predios para lo que será un centro de “aprovechamiento” de residuos.
Tanto el edil como el gobernador dicen que hay respuesta. Pero ninguno ha respondido cuándo terminará la crisis.
Fue en julio cuando la crisis se vislumbró con el cierre parcial del tiradero ubicado en la Villa de Zaachila. De los más de 20 municipios que lo usaban, solo cinco seguirían depositando sus desechos hasta el 8 de octubre, tiempo en el que debían conseguir un nuevo espacio y habilitarlo.
La tarea no ha sido fácil, no para la capital ni para los demás municipios, y el problema ha tenido momentos más críticos por las protestas de la población, de los propios trabajadores municipales y por la negativa de diversos poblados para albergar el nuevo “tiradero” de la ciudad.
Nadie quiere la basura en los municipios
Nadie quiere convertirse en una réplica del tiradero de Zaachila, a pesar de que las autoridades estatales y de la ciudad aseguran que ya no se seguirá ese esquema sino la separación y el aprovechamiento de los residuos.
La principal afectada ha sido Oaxaca de Juárez, ciudad patrimonio mundial que hasta 2019 enviaba 550 toneladas diarias al tiradero en Zaachila, que aunque era de su propiedad terminó perdiendo su control.
La noche del 1 de noviembre, el entonces gobernador, Alejandro Murat, y el presidente municipal, Francisco Martínez Neri, anunciaron que ya se contaba con un terreno para un “centro de acopio” para el tratamiento de residuos sólidos y que este solucionaría la crisis durante 20 años.
Semanas después el concejal respondió que el terreno ya no pudo adquirirse debido a problemas jurídicos entre sus propietarios.
INCONFORMIDAD SINDICAL
Por ese mes, una nueva protesta del Sindicato Independiente 3 de Marzo, que aglutina a empleados de servicios municipales de la ciudad, generó que la Plaza de la Danza y alrededores del zócalo se transformaran en tiraderos a la vista de locales y visitantes.
La crisis ha pasado por momentos álgidos como la retención de nueve camiones en San Pablo Etla, los que llevaban residuos orgánicos a un predio particular el 7 de noviembre. Una multa de 5 millones 200 mil pesos fue el castigo de este y otros municipios etecos a la capital. Aunque al final estas multas se omitieron o se redujeron sustancialmente.
