Las calles se pintaron de un amarillo que se concentró en los alrededores del templo del Ex Marquesado y la calzada Madero. Con arreglos florales y listones, las unidades llevaban casi como un pasajero más a la imagen de San Judas Tadeo, a la Virgen de Guadalupe, a la de La Soledad o a la de Juquila. Era una fiesta que se vivía tras el volante, con el calzado lustrado y el uniforme almidonado. Entre compañeros, pero también con la familia.
El Día de las y los taxistas oaxaqueños transformó a algunas de las principales vialidades y a casi a toda la otrora Verde Antequera en caos vial.
En el Ex Marquesado y la calzada, los boleros lustraban el calzado de los festejados, algunos de los cuales corrían hacía la multitud con la bolsa de dulces mientras otros fumaban o hacían la labor de policías viales antes del desfile. Otros más colocaban presurosos los moños que unas mujeres elaboraba en el jardín Madero. Las bandas y las marmotas daban las primeras canciones y bailes en la calzada Madero antes de ingresar a la avenida de La Independencia.
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La fiesta nacional es el 7 de mayo, pero en la entidad es el 12 de agosto el Día del Taxista Oaxaqueño el que congrega a todos los sitios de la ciudad o de otras comunidades y regiones en una fiesta que incluye misa, comida y un desfile -caravana.
Por un lado, la música, el baile, el sonido del claxon, la regada de dulces y la pirotecnia; por otros o en medio de las filas de autos, era la prisa de peatones por llegar al centro de la ciudad de Oaxaca o a otros destinos, sin la posibilidad de tomar el transporte urbano. De los mil 300 taxis de 43 sitios de la capital casi ninguno estaba en servicio este lunes.
La celebración programada desde las 9:00 horas con el desfile rumbo a la misa en el templo de Guadalupe propició el tráfico al menos una hora antes con la concentración alrededor del templo del Ex Marquesado y se extendió por varias horas, casi pasadas las 13:00, en los alrededores del Llano.
