El Instituto Oaxaqueño de Atención al Migrante (IOAM) tiene el registro de al menos seis migrantes oaxaqueños que han muerto en lo que va del año en su intento por cruzar la frontera con Estados Unidos.
Apenas el 12 de agosto de este 2017, un migrante originario de Piedra Grande de Santa Cruz Zenzontepec, Sola de Vega, de nombre Juan, falleció cuando intentaba cruzar el Río Bravo, a la edad de 30 años.
Con este caso, suman seis los migrantes fallecidos de enero a agosto, pese a las recomendaciones y advertencias de las autoridades sobre los peligros que se presentan al momento de querer ingresar al territorio estadunidense de manera ilegal.
El resto de los migrantes fallecidos eran originarios de Bajos de Chila, de San Pedro Mixtepec, San Antonio Tepetlapa de Jamiltepec, así como de Atotonilco, Santos Reyes Nopala, de Santa Catarina Juquila, y Ejutla de Crespo.
Como parte de los peligros que se enfrentan quienes deciden emigrar al país vecino, destaca el caso de dos oaxaqueños, un adulto y un menor de edad, que formaban parte del grupo de 37 migrantes que fueron abandonados en un tráiler el 25 de julio de este año, en un estacionamiento de San Antonio Texas.
Aunque los oaxaqueños y otros más fueron rescatados con vida, al menos siete perdieron la vida por estar encerrados por varias horas en la unidad pesada, sin buenas condiciones para poder respirar o moverse.
Del caso de los dos oaxaqueños, las autoridades migratorias se mantuvieron en comunicación para la búsqueda de sus familiares y llevar a cabo los procesos de investigación correspondientes, para saber cómo llegaron al tráiler con el resto de migrantes originarios de otros estados y países de Centroamérica.
Las autoridades del IOAM recordaron que la frontera norte está llena de riesgos y peligros que desafortunadamente pueden desencadenar en la muerte de los migrantes, tanto por la disputa de los polleros o traficantes de humanos por las rutas migratorias y la delincuencia organizada, como por los secuestros, robos, violaciones, intimidación y asesinatos.
Los traficantes de humanos conocidos como “polleros” asaltan y abandonan a su suerte a los migrantes, exponiéndoles a otros peligros como el extravío en terrenos desconocidos, pese a haber pagado cantidades monetarias que va de los 20 mil a 50 mil pesos.
De las muertes en el territorio estadunidense, el IOAM lleva el registro de al menos 100 migrantes oaxaqueños; de los cuales 83 son hombres y 17 mujeres.
De esta cifra, 31 eran originarios de la Mixteca, 30 de los Valles Centrales, 16 de la Costa, 11 de la Sierra Sur, 8 de la Cuenca del Papaloápam, dos de la Sierra Norte y uno del Istmo de Tehuantepec.
