La educación es la piedra angular de la civilización, el bienestar y progreso de la humanidad, dependen directamente del grado de conocimiento, cultura, orden y disciplina que promueva cada comunidad, cada Estado o cada país. Y esta delicada encomienda corresponde a los padres y a los profesores, quienes son los encargados de guiar a sus hijos y a sus alumnos, respectivamente, para la formación de ciudadanos instruidos en todos los aspectos.
Así, lo expresaba la profesora Basilisa de La Rosa García, ante sus alumnos del cuarto grado de primaria de la escuela “Manuel Sabino Crespo”, de Ejutla de Crespo.
Corría el año de 1964, y ya la “Manuel Sabino Crespo”, como se le conocía, se consolidaba como una de las mejores escuelas del nivel primaria en el Estado de Oaxaca.
Una plantilla de profesores encabezados por su director, el profesor Manuel Hernández Manzano llevaban a cabo esta misión educativa, con maestros de la talla de Basilisa y Leovigilda de la Rosa García, Serafín Santos Ramírez, Elpidio Méndez Martínez, Dolores Blas Martínez, Abraham Mendoza, el enérgico maestro “San Juan” y demás maestras y maestros que escapan a mi memoria.
Pero que fueron todos ellos excelentes y disciplinados, forjadores de magníficas generaciones y que sembraron la semilla del conocimiento y la lealtad a los principios sociales, educativos y patrióticos.
Profesores de auténtica vocación y patriotismo. Que amaron la educación y el deber más que a su vida misma.
Con información de Roberto Guzmán Rojas / Corresponsal
