Un movimiento legislativo que parecía meramente simbólico ha reavivado una vieja discusión territorial: ¿a qué ciudad pertenece el Aeropuerto Internacional Benito Juárez? Tras el reciente decreto de la LXVI Legislatura del Congreso del Estado de Oaxaca, que reconoce a Santa Cruz Xoxocotlán como ciudad, el debate ha escalado y ha comenzado a sacudir la percepción pública y política sobre este importante punto de conexión aérea.
El Aeropuerto Internacional Benito Juárez ha sido históricamente identificado como parte de Oaxaca de Juárez, tanto en discurso como en promoción turística, pese a que su ubicación física y legal pertenece al municipio de Santa Cruz Xoxocotlán, ahora oficialmente elevado a la categoría de ciudad.
XOXOCOTLÁN YA ES CIUDAD: ¿Y EL AEROPUERTO TAMBIÉN CAMBIA DE CASA?

Con este nuevo estatus, Xoxocotlán adquiere más peso político, administrativo y simbólico. Aunque no se trata de una modificación del territorio en sí, el cambio fortalece su identidad como núcleo urbano independiente y con autonomía plena. Y, con ello, el aeropuerto internacional que hasta ahora había sido vinculado a la capital oaxaqueña, pasa formalmente a estar en la Ciudad de Xoxocotlán.
¿QUÉ IMPLICA ESTE CAMBIO?
El impacto inmediato es simbólico, pero no menor: la ciudad capital, Oaxaca de Juárez, se quedaría sin aeropuerto dentro de sus límites oficiales. Aunque las operaciones aéreas continúan sin alteración, la realidad territorial plantea nuevas preguntas:
¿Debe el aeropuerto ser promovido como parte de Xoxocotlán?
¿Debe cambiar el nombre con el que se le identifica en medios y guías turísticas?
¿Afecta esto la imagen de Oaxaca de Juárez como ciudad capital?
Desde el punto de vista legal y geográfico, el aeropuerto siempre ha estado ubicado en Xoxocotlán. Sin embargo, la costumbre de asociarlo a Oaxaca de Juárez ha predominado en la narrativa institucional y mediática.
UN DEBATE QUE APENAS COMIENZA
Esta decisión legislativa no solo reafirma los límites territoriales, sino que también reactiva la reflexión sobre cómo se construyen las identidades urbanas en zonas metropolitanas donde las fronteras se diluyen, pero los intereses permanecen.
El nuevo estatus de Xoxocotlán podría abrir la puerta a demandas de mayor participación en la gestión y aprovechamiento del aeropuerto, así como en la captación de recursos económicos derivados del mismo. Hasta el momento, no se ha anunciado ningún cambio administrativo formal respecto a la infraestructura aeroportuaria.
Lo que sí está claro es que este hecho genera una redefinición del mapa metropolitano, donde la capital oaxaqueña, al menos territorialmente, deja de tener control sobre uno de los activos más visibles del estado.
A MANERA DE CONCLUSIÓN
Aunque el nombramiento de ciudad para Xoxocotlán no cambia la operación del Aeropuerto Benito Juárez, sí marca un parteaguas en la manera en que se entiende la distribución del poder territorial en la zona conurbada de Oaxaca. La capital, por primera vez en mucho tiempo, enfrenta el reto simbólico de no contar con un aeropuerto dentro de su jurisdicción.