El colorido de las sonajas, los carritos de madera o las muñecas con listones y trenzas conforman un mosaico en el puesto de Antonia Audelo González, quien hace más de dos décadas trabaja en el mercado Benito Juárez.
Aquí, en uno de los espacios históricos y emblemáticos de la capital oaxaqueña, el futuro y el pasado parecen convivir. A la demanda de juguetes novedosos se suma el interés, aún, por aquellos juegos tradicionales mexicanos.
Aunque la demanda ha bajado en 22 años, Antonia Audelo sigue ofreciendo los juguetes tradicionales a quienes acuden al mercado Benito Juárez. La vendedora sabe que el interés de los niños está ahora en los videojuegos o los celulares, pero todavía hay quienes se acercan para adquirir un carrito de madera, sonajas, algún trompo o balero. O algún artículo ideal para regalos: bolsas típicas, monederos y artesanías.

Mientras abre su caseta en uno de los pasillos y escucha el recital para la imagen de la Virgen de la Soledad, doña Antonia acomoda los juguetes y bolsas. Y en medio de la labor accede a enlistar los juguetes tradicionales. Desde aquellos para que los bebés se entretengan o los que los niños de más edad pueden usar.
Hay sonajas, trompos, pirinolas, hay guitarras, carritos y avioncitos”, cuenta la comerciante mientras muestra esos juguetes fabricados principalmente con madera, y que pueden ser elaborados por artesanos oaxaqueños o de otros estados. Y es que explica que juguetes como esos se comparten en muchas entidades del país.
Con colores y diseños llamativos, los juguetes han sido un interés constante entre la población mexicana, explica Antonia. “Cada día a lo mejor va disminuyendo el interés, pero no dejan de buscar siempre los juguetes tradicionales”, apunta quien en su niñez jugó estos objetos y espera que en medio del creciente interés por los video juegos o los electrónicos aún tenga buenas ventas.
Hace dos décadas y ahora, lo más buscado entre los juguetes tradicionales son los trompos, baleros, flautas de carrizo, tambores, guitarras, carritos y las muñecas. Aunque no siempre son para jugar, los juguetes suelen ser adquiridos con fines de colección.