El de ayer, lunes, principio de semana, fue uno de los peores días vividos por los capitalinos. En la radio se escuchaba un mensaje oficial que daban cuenta de las acciones tomadas por el gobierno estatal “en favor” de la ciudadanía; aseveraba que hay “clima de gobernabilidad” y la disminución de protestas y bloqueos en el estado. Al menos ayer, la realidad contradijo al discurso. Un dato: transitar de la avenida Hornos, en el poniente de la ciudad, al puente de El Rosario implicó invertir una hora 50 minutos.
Un trayecto que no emplea más de 10 minutos, “con tráfico”.
La protesta fue anunciada por redes sociales desde el fin de semana por parte de vecinos de Santa Lucía del Camino por una obra mal hecha y desatención del presidente municipal, Juan Carlos García Márquez, y una dependencia del gobierno por el derrame de aguas negras del drenaje a calles de ese municipio y hacia el arroyo San Luis que cruza esa demarcación, con la consecuente pestilencia e insalubridad. El asunto llevaba ya semanas, quizá meses, de no ser atendido y de prestar oídos sordos por parte del municipio y gobierno estatal.
Los vecinos bloquearon Camino Nacional en su cruce con la calle 5 norte y muy temprano comenzó a irradiar el caos vehicular hacia avenida Lázaro Cárdenas, la glorieta de 5 señores, la propia avenida Ferrocarril, por momentos con tráfico intenso en ambos carriles o definitivamente detenido. El puente a desnivel de Cinco Señores y la propia carretera Internacional y su continuación la avenida Niños Héroes, resultaron severamente afectados por la carga vehicular.
Ninguna “autoridad” intentó desactivar la protesta y quien pagó las consecuencias fue la ciudadanía de a pie, los conductores y la población en general.
Rostros enjutos, quemados por el sol, sudorosos, los brazos tensados, el enojo y manos sujetando fuertemente el volante, radios a todo volumen o improperios al aire o a los demás conductores, fueron las escenas repetidas en autos compactos, autobuses, camiones, camionetas y entre transeúntes.
Al promediar la tarde, el asunto se puso peor, si es que era posible. Impedida por circular por Camino Nacional, el conductor de una grúa se aventuró por la carretera 190 y, sin estimar dimensiones, “se llevó” un viejo puente peatonal, que une las oficinas del Infonavit, en ciudad de las Canteras con el Mercado de Las Flores. ¡Y se cerró la vía!
Ese puente fue habilitado como Arco de Seguridad norte e inaugurado por el presidente municipal Juan Carlos García Márquez sin invertir en un solo pilote, colocando apenas una lonas y luces en enero de 2023. Apenas año y medio después, ayer, el director de Protección Civil, Manuel Maza, indicó que la mejor medida sería demolerlo.
En tanto, el caos vehicular se extendió por kilómetros y horas, ante la irritación de ciudadanos y conductores. Los autobuses urbanos, esos que apenas acaban de recibir el regalo de aumento a la tarifa en detrimento de los usuarios, se salieron de sus rutas sin que autoridad alguna los molestara o llamara al orden.
En la zona de El Rosario y Santa Lucía del Camino, los urbaneros invadieron las calles estrechas y polvorosas. Un acto ilegal llevó a varios más: taxis azules en sentido contrario en varias calles, batalla por alcanzar un lugar en el flujo vehicular. Los flamantes urbaneros sin llegar hasta la base de su ruta, bajando a usuarios antes de sus destinos y estos últimos se vieron en la necesidad de caminar ante, a esas horas, el inclemente sol.
Y los abusos de los taxistas que, sin siquiera contar con un permiso o concesión, imponen tarifas exorbitantes por solo sacar al usuario de la zona cero, del caos.
Un ejemplo: los autobuses a El Rosario que debían transitar hacia la URSE, bajaban al pasaje a la altura de la secundaria técnica 139 de Santa Lucía del Camino y estudiantes y ciudadanos debían caminar hacia esa universidad, mientras el autobús se adentraba por las calles aledañas para intentar alcanzar la unidad habitacional.
Y nadie hizo notar que eso era una violación.
Un uniformado, paleta en mano, camina frente al módulo de ambulante que la policía municipal de Santa Lucía del Camino tiene habilitado en Camino al Rosario, frente al Oxxo. Lentes oscuros y con gorra, no se inmuta con el grito de los conductores, los claxonazos, arrancones, acelerones de los irritados automovilistas que ya llevan, por lo menos 40 minutos transitando a vuelta de rueda. Parece ser que el tránsito y regularlo no es asunto de él.
En suma, una obra inconclusa o mal hecha, un asunto no resuelto o mal atendido, la incapacidad oficial, los oídos sordos y la negligencia ah, y un accidente, todo junto llevó los capitalinos de la zona oriente de la ciudad a padecer una de los peores días en el año.