El gobierno de Oaxaca, encabezado por el gobernador Salomón Jara Cruz, anunció el regreso de un controvertido proyecto: la construcción de la presa Paso Ancho. Una obra que busca asegurar el suministro de agua para la Zona Metropolitana de la capital. A través de una conferencia de prensa, Jara Cruz destacó que la construcción comenzará este mismo año, con una inversión de mil millones de pesos y un acueducto de 100 kilómetros que transportará mil 100 litros de agua por segundo, beneficiando a miles de familias. Sin embargo, el proyecto ha generado una fuerte oposición de diversas organizaciones sociales y ambientalistas. Quienes lo consideran inviable y “muerto” desde su cancelación en 2014.
REVIVIENDO UN PROYECTO CONTROVERTIDO
El proyecto de la presa Paso Ancho, que había sido impulsado en la administración de Gabino Cué, fue suspendido por la Procuraduría Federal del Medio Ambiente en 2014 debido a sus implicaciones ambientales y su elevado costo. A pesar de ello, el gobierno actual decidió revivir la iniciativa, argumentando que esta obra estratégica es necesaria para enfrentar la creciente escasez de agua en la Zona Metropolitana. Jara Cruz subrayó que, además de la presa, su administración está realizando esfuerzos para rehabilitar pozos existentes y distribuir agua en comunidades a través del programa estatal “Agua para Todas y Todos 2025”. El cual incluye la entrega de 9 mil tinacos y 20 pipas de agua para diversas colonias.
LA RESISTENCIA DE ACTIVISTAS Y ORGANIZACIONES
Sin embargo, el anuncio de la reactivación del proyecto ha sido recibido con fuertes críticas. El Observatorio Ciudadano y Comunitario del Agua y Medio Ambiente de los Valles Centrales de Oaxaca, compuesto por 28 organizaciones, calificó la presa como un “proyecto zombi”. Ya que, fue cancelado años atrás debido a sus altos costos y falta de viabilidad. Según estos grupos, la construcción de la presa implicaría una inversión millonaria. Así como un largo proceso de construcción que no resolvería de manera inmediata los problemas de agua en la zona metropolitana.
Juan José Consejo Dueñas, responsable del Instituto de la Naturaleza y Sociedad de Oaxaca (INSO), lamentó la reactivación de un proyecto “muerto”. Además, comparó la situación con un “dejà vu. Recordando que hace 12 años ya se discutió la viabilidad de esta gran obra.
“Las presas tienen una vida útil muy corta, de entre 20 y 25 años, mientras que el costo de construcción es exorbitante”, señaló, añadiendo que existen soluciones más rápidas y menos costosas, como la conservación de zonas de captación de agua, la cosecha de lluvia y la reparación de redes de agua potable.
UN DEBATE SOBRE EL USO DEL AGUA Y LOS PROYECTOS DE TRASVASE
La polémica también ha tocado el tema del uso del agua en Oaxaca y sus implicaciones sociales y ecológicas. Nadir Hernández Quiroz, activista del Centro de Derechos Indígenas Flor y Canto, criticó el impulso de proyectos de trasvase, como la presa Paso Ancho, que extraen agua de las comunidades rurales para abastecer a las grandes urbes y proyectos empresariales. En su opinión, las autoridades deben revisar las concesiones de agua y garantizar la transparencia en el uso de este recurso vital.
CRISIS HÍDRICA: ¿UNA SOLUCIÓN ADECUADA?
La crisis hídrica en Oaxaca es un problema que no ha cesado de empeorar en los últimos años. La escasez de agua es un desafío grave para la Zona Metropolitana, pero muchos especialistas coinciden en que la solución no pasa únicamente por la construcción de grandes presas. Aunque el gobierno estatal ha señalado que el proyecto Paso Ancho contribuiría a aumentar el suministro de agua en la región, la obra aún está lejos de ser una solución definitiva para los problemas de fondo.
En este contexto, la pregunta que persiste es si el regreso de proyectos como Paso Ancho es la mejor forma de afrontar la crisis del agua en Oaxaca, o si existen alternativas más sostenibles y viables que respeten el equilibrio ambiental y social de la región. Las organizaciones sociales insisten en que es urgente un enfoque integral que contemple no solo infraestructuras, sino también políticas públicas que fomenten el ahorro, el reciclaje y la conservación del agua.
Finalmente, el debate sigue abierto, mientras las autoridades y los ciudadanos esperan una respuesta efectiva para garantizar el futuro del agua en Oaxaca.