Con un cielo plasmado en la velaria del auditorio, guerreros que descendían de entre el público para transportarlo al siglo XVI, el espectáculo de “Donají… La Leyenda” volvió a cautivar al público este domingo. Las llamas de las antorchas surcaron los pasillos de un escenario en penumbras, en la cima del cerro del Fortín, para recrear una historia que oscila entre la realidad, el mito y la leyenda.
Donají, la princesa zapoteca cuyo sacrificio a manos de los mixtecos es considerado como muestra de amor a su pueblo, volvió a ser representada en este espectáculo. La segunda edición de la historia escrita y dirigida por Fernando Rosales regresó ante miles de asistentes en el auditorio Guelaguetza.
Más de 80 actores en escena mostraron lo que, según los relatos, sucedió en el siglo XVI durante las luchas entre mixtecos y zapotecos. También el destino que un sacerdote de Mitla auguró para la princesa.
Música e instrumentos como los de la época prehispánica y un vestuario alusivo a esos tiempos inundaron el escenario previo al último Lunes del Cerro. Donají apareció como una bebé, hija del rey Cosijoeza y Pelaxilla, que por entonces habitaban Zaachila. También como una joven que, como su nombre lo dice, era una “alma grande”.
Al encontrar herido al príncipe Nucano, en medio de la lucha de mixtecos y zapotecos, lo cuida. Y, a petición de éste, lo deja irse. Pero Nucano regresa con sus guerreros para atacar al pueblo de Donají y restar así poderío al rey Cosijoeza, quien con su gente debe abandonar Zaachila.
La obra, considerada el segundo espectáculo más visto después del Lunes del Cerro, llevó al público a conocer cómo Donají fue tomada en prenda por el príncipe al que había ayudado, pues este desconfiaba de Cosijoeza.
Sin embargo, ella trata de escapar luego de enviar un mensaje a su pueblo zapoteca para que atacara al anochecer a los mixtecos. Descubierto su plan y tras la muerte de varios mixtecos, sus vigilantes la capturan en la huida y la decapitan.
Nucano se lamenta por el trágico desenlace y según la leyenda se vuelve un gobernante que cuida del pueblo zapoteca como lo hubiera hecho Donají. La historia presentada ayer explicó también el origen del escudo de la ciudad de Oaxaca, en el que se observa la cabeza de Donají y un lirio saliendo de ella.
