Como libros “cutres”, por tener baja calidad en diseño, ser “planos” y porque varios de los ejemplares no cuentan con imágenes o ilustraciones propias sino de bancos de descarga gratuita, así describe el diseñador Gerardo Aguilar Bravo a las publicaciones que la Secretaría de Educación Pública (SEP) entregará para el ciclo escolar 2023-2024.
Con varios años de experiencia en el ramo editorial, el diseñador oaxaqueño observa que a diferencia de los libros de los años 90 y más allá de los errores de contenido, los libros de la SEP parecen ejemplares de muy escasa o nula inversión.
El trabajo que describe como “visualmente cutre”, Aguilar lo explica porque no existe “coherencia en paletas de colores” ni están integradas con la tipografía. Incluso son de diferentes familias y muy distintas entre sí, lo que afecta la atención de las y los infantes.
Las fuentes o tipografía deben ser legibles y se puede emplear una sola familia de fuentes para conseguir una identidad. Sin embargo, el especialista señala que aquí hay diferentes y algunas con serifas (remates, terminaciones o adornos) mientras que otras son “cuadradas”. Este factor puede incidir en las y los estudiantes, quienes a decir de Aguilar, tienden a “copiar las formas que ven en los libros y en este caso no ayudarían”.
En toda publicación “debe haber coherencia en familias tipográficas” o usar una sola, pero en los libros que están por distribuirse “hay hasta tres familias y algunas están mal hechas” por ejemplo las letras decorativas. Por tratarse de libros para todos los grados del nivel básico, Aguilar refiere que también debería haber uniformidad en la tipografía.
Tampoco hay un estilo de ilustraciones y este también es diferente respecto al texto. Aunado a esto, percibe que los colores que se usan actualmente no son “vivos” comparados con los de antaño, probablemente por decisiones políticas.
Comparado con libros de hace 20 años, no veo avance en la identidad de imagen”; considera que el diseño de los libros del nuevo ciclo parece haber sido hechos por “un recién egresado” o una persona “que no tiene conocimiento de diseño editorial. No hay identidad gráfica”, remarca, además de apuntar que en varios ejemplares el texto no está justificado (alineado en ambos márgenes), cuando debería estarlo.
Otro de los aspectos que critica es el que la dependencia no haya invertido en vectores o imágenes e ilustraciones propias, y en su lugar emplean las de stock o bancos de imágenes gratuitos.
En las últimas páginas vienen los créditos, pero antes los trabajos (de ilustración) se asignaban a artistas o profesionales, quienes dan una identidad”, recuerda Aguilar, quien también destaca la ausencia de diseños “a doble página” como en los 90.
Sobre las infografías, uno de los errores detectados en temas como el del sistema solar, Aguilar también explica que este tipo de recursos no es bien empleado, en especial en un contexto donde las tecnologías y formas de lectura y aprendizaje han cambiado. El buen uso de las infografías es una oportunidad para impulsar el aprendizaje, ahonda.
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