Declararse y emprender el programa o modelo de “Ciudad Esponja”, como lo ha hecho recientemente la ciudad de Oaxaca, implica un “camino arduo”, pero necesario ante el cambio climático, señaló el ex embajador de México en Francia e Irlanda, Daniel Dultzin Dubin. El también presidente de la asociación civil Estrategias de Adaptación al Cambio Climático explicó que ser parte de este modelo internacional que creó el arquitecto Yu Kongjian para China no requiere de grandes obras ni de infraestructura cara, pero sí de un compromiso monetario y que implique tanto a la sociedad civil como a las autoridades.
Dultzin explicó que los programas de ciudades esponja son necesarios en estos momentos ante los problemas que se viven en torno a la insuficiencia del agua potable y los problemas para su óptimo abastecimiento.
Como parte de este modelo que abarca tanto la “siembra” como la “cosecha” de agua, el especialista reconoció los primeros intentos o proyectos de la ciudad de Oaxaca para captar el agua de lluvia. Ante esto, confió en que se consigan las autorizaciones de la federación para emprender trabajos en los bordos de los ríos Atoyac, Salado y San Felipe, al ser los afluentes propiedad federal.
“Están ahí los bordos de los ríos para usarse, para ir segmentando el río, ir generando el paraíso que aquí vemos”, dijo en alusión a la infraestructura de China para la siembra y cosecha de agua.
No se requieren de grandes obras sino de intervenciones puntuales en las que participen sociedad y gobierno, apuntó Dultzin, quien también llamó a la sociedad a exigir a las autoridades este tipo de obras y, como parte de ello, la descontaminación de los afluentes. Especialmente porque en días pasados las autoridades de los tres órdenes de gobierno se reunieron para abordar el rescate de los ríos Atoyac y Salado (tras la sentencia confirmatoria de un juzgado federal dada hace casi cinco años al amparo que interpuso Litigio Estratégico Indígena).
El modelo de Ciudad Esponja, subrayó, es una “solución de adaptación al cambio climático”.
