Si no cambia la difícil situación de los productores de café en la entidad, seguirá la migración a otros cultivos más rentables, advierte Mario Cortés Jarquín, quien forma parte de una familia que lleva cuatro generaciones cultivando el aromático.
El también presidente de la Unión Estatal de Productores de Café explica que actualmente se ha complicado la comercialización del producto, debido a que los compradores quieren pagar solo 2 mil 500 pesos por quintal de pergamino (46 kilogramos).
Esa cantidad no nos alcanza ni para la producción y mucho menos la operación, cuando menos se deben pagan 5 mil pesos por quintal, pues la mano de obra está inalcanzable dado que en la zona turística de la entidad se llega a pagar el día hasta en 400 pesos”, sostiene.
El productor del aromático detalla que el mercado especulativo no tiene salida, dado que se depende de mercados internacionales que difícilmente van a beneficiar al pequeño productor.
Incluso reitera que la empresa transnacional Nestlé es la que acapara el producto a bajo precio; “no hace diferencia con productos de calidad, no lo paga y quiere dar un precio mínimo”.
Subraya que “ya los cafés de buena calidad no se están comercializando en Oaxaca capital, se comercializan en el extranjero, estamos consumiendo tipos de robusta”.
Cortés Jarquín lamenta que a casi un año de la presente administración estatal, no se tenga un Plan Estatal de Café, pese a que el actual gobierno conoce del tema y sabe de lo que se habla.
Hay nicho de mercado, tanto a nivel nacional como internacional, pero lo que falta en Oaxaca y en especial en la zona de Denominación de Origen es incentivar la producción del café, no mantenerlo en el olvido”, apunta.
Dice que con disposición, apertura y sensibilidad política, el Gobierno del Estado puede recuperar la producción y relanzar al Café Pluma, debido a que se cuenta con calidad de excelencia.
El sector necesita investigación de campo, pero no con las mismas personas que estaban en Sagarpa o en la extinta Sedapa; se requiere gente nueva, profesionales en el ramo, nuevas propuestas y esquemas de producción”, manifiesta.
Confía en que el gobierno de Oaxaca rescate el café oaxaqueño y principalmente el Pluma, “queremos compromiso de ambas partes, calidad hay, pero se requiere sensibilidad política”.
Se resiste a la idea de cambiar de mono cultivo, dado que eso significa arrasar con sus plantaciones y sobre todo con el bosque, “no queremos que desaparezca un producto tan emblemático de Oaxaca”.
